Joan Margarit, Premio Nacional de Poesía por 'Casa de Misericordia'

Foto de archivo de Joan Margarit (EFE)
photo_camera Foto de archivo de Joan Margarit (EFE)

El poeta catalán Joan Margarit (Sanaüja, Lleida, 1938) ha ganado el Premio Nacional de Poesía, que otorga el Ministerio de Cultura, por su poemario Casa de Misericordia, una obra que ya había obtenido el Premio Nacional de la Crítica, el Rosalía de Castro y el de Poesía de Catalunya.

El premio, que desde este año está dotado con 20.000 euros, se concede a la mejor obra de poesía publicada en 2007 en español o en algunas de las otras lenguas cooficiales que se hablan en España.

El jurado ha estado presidido por el director general del libro, Rogelio Blanco, y han formado parte de él Luis García Montero, Clara Janés, Pere Gimferrer, Olvido García Valdés, ganadora de la pasada edición, y José Manuel Caballero Bonald.

El finalista del premio ha sido Jon Gerediaga Gotilla, por su Jainkoa harrapatzeko tranpa.

Trayectoria
Margarit, que se define como poeta bilingüe en castellano y catalán, es arquitecto y catedrático de Cálculo de Estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, ya jubilado.

Su primer poemario, en castellano, lo publicó en 1963. Volvió a publicar en 1965 y después de un largo paréntesis de diez años escribió Crónica.

A partir de 1980, inicia con L'ombra de l'altre mar, su obra poética en catalán, en la que aparecen títulos como Vell malentés, El passat i la joia o, más recientemente, Calcul d'estructures, a las que se suma las antología Trist el qui mai no ha perdut per amor una casa.

Se han publicado en castellano y catalán, además de Crónica, Luz de lluvia, Edad roja, Aguafuertes, Estaciò de França, Los motivos del lobo, Joana -dedicado a su hija fallecida- y El primer frío.

Obra galardonada
La obra premiada, Casa de Misericordia (Visor, en edición bilingüe, y Proa, en catalán) se corresponde, según el propio autor explica en el libro, con uno de los poemas que contiene y que comenzó a concebir mientras visitaba una exposición sobre la Casa de Misericordia, donde podían verse fotografías y documentos ligados a la historia de esta institución.

En la mente de Margarit quedaron tres cosas: el edificio, enorme, austero y con los niños y las niñas "siempre graves y en orden"; las solicitudes, muchas de las cuales eran de viudas de asesinados en la represión del final de la Guerra Civil, que pedían el ingreso de sus hijos por imposibilidad de mantenerlos; y los informes de los jueces y otros funcionarios del nuevo régimen sobre aquellas peticiones.

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