Está nominado por cuarto año consecutivo al Premio Mestre Mateo a la mejor realización por su trabajo en Land Rober Tunai Show. ¿Cómo recibió la noticia?
Pues con mucha ilusión. Porque significa que la gente se acuerda de mi trabajo y del de mis compañeros. Es algo muy satisfactorio. El anuncio de las nominaciones coincidió con los ensayos del programa y estábamos todos pendientes de cuántas conseguíamos. Al final fueron cuatro [mejor comunicador, mejor interpretación masculina protagonista, mejor programa y mejor realización]. A todos nos gusta que reconozcan nuestro trabajo. A lo tonto, a lo tonto, llevo cuatro nominaciones y un premio [en 2016]. No puedo estar más contento.
¿Cuál cree que es el secreto del éxito de Land Rober Tunai Show?
Roberto Vilar. Él y la gente de la que se rodea. El buen rollo que hay y que se transmite a la audiencia. Roberto solo piensa en el público. Trabaja para él, para que se divierta. Jamás piensa en hacer algo porque pueda ser sencillo. Cada programa es un reto. Llevamos más de 150 emisiones y cada semana te sorprende con una idea nueva. Lo último, el otro día, fue hacer una conexión en directo con su casa. Y la semana anterior metimos una lancha de contrabando de seis metros de eslora en el plató.
"A nivel técnico, en el audiovisual gallego somos una pasada. Con los compañeros que tengo, me siento en Disneylandia"
Sin embargo, cada vez que Roberto Vilar ha intentado dar el salto a la televisión estatal no ha conseguido repetir el éxito que tiene en Galicia. ¿No se le entiende fuera?
Eso del éxito es muy subjetivo. En el último programa que tuvo en Antena 3 consiguió una audiencia media de un 10% . Son dos millones de espectadores. No me parece una cifra despreciable. El éxito de Roberto se basa en su naturalidad. Es como se ve que es. Ni más ni menos. No finge, no es una actuación. Le conozco desde el año 1994 y transmite ese buen rollo de forma natural. Por eso tiene esa conexión total con el público. Después, la realidad es que la fórmula del éxito en televisión no existe. La audiencia es muy rara, nunca sabes por dónde va a salir. De cada diez programas, ocho fracasan y dos triunfan. ¿Quién sabe? Pues sí, igual nuestra retranca no se pilla bien fuera. Entre otras cosas porque en Madrid los programas se hacen pensando en Madrid, en Andalucía y en Cataluña. El resto no existe.
¿Cuál es, de todos los que han hecho, el programa del que está más orgulloso? ¡Muchos!
No sabría decirte... Recuerdo con mucho cariño los primeros, cuando vino, por ejemplo, Luis Tosar. Luego, creo de verdad que el que hicimos con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, fue rompedor. Y no te digo nada de la entrevista a Julio Iglesias. Todo lo que rodeó esa entrevista daba para escribir un libro.
¿Van a echar mucho de menos a Touriñán?
Sí, claro, por supuesto. ¿Pero sabes qué pasa? Que los programas tienen vida propia, como las personas. Así que hay que seguir hacia adelante e intentar superar lo mejor posible los cambios que se van produciendo. Mira, Saturday Night Live lleva 40 años emitiéndose en Estados Unidos y Eddie Murphy pasó por él en un momento dado en los 80, pero no siguió. ¿Entiendes a qué me refiero? Nuestro formato es perfecto para dar a conocer a la cantera de nuevos cómicos gallegos. Touriñán era alguien muy importante del equipo, pero su marcha lo que supone es un nuevo reto y nada más que eso.
Se da la casualidad de que una exguionista del programa, Diana López Varela, está nominada también a los Mestre Mateo como coguionista de la película Memorias de un hombre en pijama.
¡Sí! El año pasado estuvo trabajando con nosotros, en el equipo de guionistas. Le daba un punto rebelde y feminista a los guiones, como es ella. Es curioso que nos encontremos en la gala de los Mestre Mateo. Ojalá se lo lleve. La pena es que no esté nominada por el trabajo que hizo en Land Rober. Pero que los académicos voten el guión de un programa de humor es muy complicado.
Hablando del humor, ¿ustedes se marcan límites al usarlo?
Bueno, esta pregunta deberían contestarla los guionistas del programa, no el realizador. Hasta donde yo sé, el que marca los límites es Roberto Vilar. Él dice hasta dónde llegamos y de dónde no podemos pasarnos. Y nos pasamos siempre. Eso sí, sin hacerle daño a nadie. Porque el humor debe ser contestatario y arriesgado. Ya digo, la idea del programa es divertir sin hacer daño a nadie. Si alguien se ofende, como los Gemeliers, es porque no entendieron bien lo que pasaba.
Empezó en la productora CTV con 23 años. Estuvo en el Supermartes durante 450 programas. Luego vinieron Air Galicia, Vaia Troula... Lleva toda la vida en la televisión. ¿Se hacen buenos productos para la tele en Galicia?
Creo que sí. No tenemos los presupuestos de Antena 3 o Telecinco, pero precisamente eso también hace que el ingenio se agudice. Yo, que estoy estudiando en la Facultade de Ciencias Sociais de Pontevedra, veo que viene una cantera buenísima, muy potente, con mogollón de ideas. En Galicia tenemos una buena televisión, sí. Se hacen cosas muy buenas e interesantes. Creo sinceramente que estamos a un buen nivel. Se puede mejorar, por supuesto, pero te digo una cosa: a nivel técnico, somos una pasada. Cada vez que pienso en los compañeros que tengo, siento que estoy en Disneylandia. Lo que hacen, solo lo saben ellos.
