''La guerra germano-soviética es un ejemplo de como la barbarie se retroalimenta''

X.M. Núñez Seixas analiza la guerra nazi-soviética en su último libro (Óscar Vifer. AGN)
photo_camera X.M. Núñez Seixas analiza la guerra nazi-soviética en su último libro (Óscar Vifer. AGN)

Estudioso de los nacionalismos y las migraciones gallegas, el profesor Xosé Manoel Núñez Seixas cambia de tema y se mete de lleno en el campo de batalla de la guerra nazi-soviética en su último libro, Imperios de muerte.

Pregunta: Como surgió su interés por este capítulo concreto de la Historia?

Respuesta: Por mi viejo interés por la historiografía alemana, y por mi relación por cuestiones familiares con Alemania, fui acumulando una serie de lecturas alrededor de la guerra germano-soviética para encuadrar el tema concreto de la División Azul.

Descubrí que había un mundo fascinante que no prestaba atención a las facetas tradicionales a las que se atiende desde la Historia de las guerras, como las batallas o las estrategias, sino que se centraba sobre todo en las experiencias de los soldados: por que se meten en una guerra, por que mantienen el esfuerzo bélico, como se llega a experiencias como matar, que se recuerda después... Esas son cuestiones universales que se pueden aplicar a la guerra del Vietnam, a la guerra civil española, a la de Yugoslavia o a la de Afganistán.

P: Sin embargo, no se adentra aún en el tema de la División Azul...

R: Lo menciono muy de soslayo, porque representa un 0,2% de los combatientes de la fuerza del Eje en el frente oriental. Es una gota de agua en un mar, del que también se pueden extraer lecciones. De hecho una parte de documentación que utilizo de archivo tiene que ver con los mandos alemanes en el frente de Leningrado, que es donde estaba desplegada la División Azul.

Pero no destaqué los españoles porque el número de italianos, húngaros y rumanos es muy superior. Sí es cierto que hubo más españoles que voluntarios de otros países de Europa occidental o nórdica, que es un tema muy mitificado en los juegos de rol y en los videojuegos.

La diferencia de la II Guerra Mundial
P
: Que es lo que hace este conflicto diferente a los demás?

R: Se distingue porque es una guerra de exterminio, por las motivaciones de unos y de otros, porque al mismo tiempo que se libraba una batalla en el frente, en la retaguardia se estaba llevando a cabo un proceso de exterminio, de limpieza étnica y de conversión de pueblos enteros en esclavos. Se enfrentaban dos totalitarismos con un desprecio difícilmente imaginable por lo que es la vida del ser humano. Y en definitiva una muestra de como la barbarie puede llegar a retroalimentarse.

P: Cree que se pode repetir esa experiencia?

R: La guerra de Yugoslavia, la guerra de Irak, la guerra de Afganistán o cualquier conflicto posterior a 1945 no involucra a tantos millones de personas, ni lleva al frente a toda una generación de personas que después tuvieron que seguir llevando una vida más o menos normal.

Ni llevaban asociado, a pesar de todas las barbaridades que se han cometido y que se cometerán, un proyecto de exterminio sistemático de toda una raza. Encontramos ejemplos posteriores en Ruanda, por ejemplo, pero realmente la guerra germano-soviética es algo difícilmente repetible.

El sesgo de la Historia
P: El material que maneja para esta investigación puede llevar a mucha confusión debido al sesgo de las fuentes, como consigue sortear este peligro?

R: Es la pregunta del millón. Lo que pasa es que no hay otra fuente. Yo tengo una especial devoción por los documentos personales. Hay que leer muchas colecciones de cartas para sacar a lo mejor 10 o 20 citas aprovechables. Y no fijarse sólo en lo que se cuenta, sino también como se cuenta. Por ejemplo, muchos soldados alemanes o españoles se niegan hoy a reconocer que tenían perjuicios raciales contra los eslavos. Pero en sus cartas se lee: "Querida mamá: los rusos son sucios". No era "Los rusos están sucios porque...". Es como decir que son un pueblo primitivo que no conoce las virtudes de la modernidad.

Para este tipo de juicios no hay mejor fuente que los documentos personales. Y también para ver las relaciones que se establecían con la población ocupada, la visión del enemigo, lo que se pensaba del comunismo, y viceversa.

P: Y esto explica sus acciones...

R: Se creían soldados europeos en tierra asiática donde habitan humanos pero que son inferiores a nosotros. La deshumanización del contrario es inherente a toda guerra. Hoy hay quien se sorprende cuando lee las barbaridades de los blogs de los soldados norteamericanos en la guerra de Irak, pero en todas las guerras, la única manera de movilizar los propios soldados ante un tiempo indefinido es deshumanizar el contrario. Eso ya lo vieron los bandos de los ejércitos de la Primera Guerra Mundial.

P: Más que contar batallas, decide centrarse en el lado más humano...

R: La experiencia de las personas es fundamental. Desde la Primera Guerra Mundial quedó claro que las próximas guerras que habría en el siglo XX no se iban a decidir tanto en los campos de batalla, sino en las retaguardias, y quien más iba a sufrir sería la población. Eso es lo que se viene cumpliendo hasta el día de hoy. El sufrimiento de las personas es lo más interesante en una guerra y es lo que marca la experiencia de generaciones enteras.

Los errores de los imperios
P: En el libro pone sobre la mesa algunos de los errores que cometieron ambos bandos y que impidieron conseguir sus objetivos...

R: La guerra germano-soviética partió de una percepción errónea desde el principio por parte del mando alemán sobre la capacidad de resistencia real del ejército rojo. Del mismo modo, el ejército rojo cometió muchos errores tácticos y de preparación estratégica que se fueron corrigiendo a lo largo del año 43 o 44.

En el caso del Eje, lo que llevó a una situación irresoluble fue la dicotomía entre exterminar y reducir a la esclavitud a una grande parte de la población en la URSS y la necesidad de mantener un territorio ocupado. Mantener un imperio indica expansión, control militar, pero al mismo tiempo capacidad para forjar alianzas, y los imperios multiétnicos y multirraciales necesitan mantener enfrentados sus diversos pueblos sometidos.

Los alemanes podrían haber convertido la guerra contra la Unión Soviética en una guerra civil soviética, haber apoyado de una manera resuelta las reivindicaciones nacionalistas, haber repartido tierras y ganar el apoyo de la población campesina. Pero eso se enfrentaba a largo plazo con una cosmovisión racial, que entendía que la guerra no era para dominar la Unión Soviética, sino para exterminar no sólo el comunismo sino una parte de su basamento biológico, incluidos los judíos.

P: Y en el caso soviético?

R: Tienes un sistema basado en una lógica absurda y contradictoria del terror que en un primer momento reacciona frente a amenaza externa compactando la población, pero al mismo tiempo, incrementando mecanismos más absurdos de ese sistema de terror. Y sólo a partir del 42, los soviéticos se enteran de que hay que profesionalizar la guerra, que hay que reducir los problemas que generaba la jerarquía entre mandos políticos y mandos militares dentro del Ejército Rojo, que hay que dar incentivos a la población para que apoye el esfuerzo de guerra. Y sobre todo que la gente no iba a morir por ideales abstractos, sino por la patria.

Más que un error, hubo una acentuación de las contradicciones de los imperios, que en un caso se resuelve a medias y en otro caso acaba provocando una explosión. Lo que sí que es cierto es que la política de ocupación del Ejército Rojo tuvo unos primeros momentos de brutalidad, se caracterizó por purgas..., pero no fue equiparable a la política de exterminio nazi.

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