Un Sant Jordi cargado de optimismo

La Diada de Sant Jordi ha arrancado con el tradicional desayuno y foto de familia en Barcelona de gran parte de los escritores que esperan firmar hoy numerosos ejemplares de sus libros, acompañados por una pléyade de autores mediáticos, en un día en el que esperan decir adiós a la crisis.

Autores, editores y libreros afrontan este Sant Jordi de 2014 con la esperanza de comenzar a notar la recuperación, y para ello los escritores, armados con sus plumas y bolígrafos, han iniciado una jornada en la que esperan vender sus libros, hoy ayudados además por el buen tiempo que siempre favorece que los lectores salgan a la calle.

El desayuno literario, convertido tras quince ediciones en una reunión de escritores con editores y periodistas, ha congregado en el vestíbulo del céntrico hotel Regina a un centenar de autores.

Entre los escritores presentes en esta primera cita conjunta del día figuraban algunos muy mediáticos como la "supernanny" Rocío Ramos, Eduard Estivill y Sor Lucía Caram, y los debutantes Pedro J. Ramírez, Iñaki Anasagasti, Rosa Díez y Muriel Casals.

El gran ausente tanto en esta foto de familia como en toda la jornada, por motivos de salud, será el escritor sueco Jonas Jonasson, que, con su segunda novela, La analfabeta que era un genio de los números, se prevé sea una de las grandes triunfadoras del día.

Para suplir su ausencia, una joven que interpreta a la protagonista de la novela, Nombeko, y el popular "abuelo" centenario de su primera novela, animarán a los lectores por las calles a comprar el libro de Jonasson.

El Premio Sant Jordi de novela Vicenç Pagès Jordà afronta la jornada con "diversión y estrés", si bien acepta que su novela no estará entre los más vendidos, porque "no es una novela de diseño, no es de fórmula, para ser un superventas en un día como hoy".

El televisivo Martí Gironell invitaba en este Sant Jordi a que los lectores se sintieran "uno más de la tribu" prehistórica que puebla su novela El primer heroi.

En su primer Sant Jordi como autor, el periodista Pedro J. Ramírez se ha sentido "maravillado por el ambiente cívico en torno a la cultura" que hay en Barcelona en este día, en el que "el libro se convierte en puente de diálogo" y que, según sus propias palabras, "es la verdadera Diada" de Cataluña.

Según Ramírez, uno de los grandes méritos de la jornada es que la fiesta de los libros "ha nacido y crecido de manera espontánea en la sociedad y todo el mundo se suma e intenta influir en ella".

El senador del PNV Iñaki Anasagasti se ha confesado "encantando con esta idea, porque es una apuesta cultural que además no tenemos ni en Bilbao ni en Madrid y, si existiera en estos lugares, otro gallo cantaría".

Otra debutante, la líder de UPyD, Rosa Díez, ha remarcado que Sant Jordi es una fiesta en la que "la gente está en la calle para disfrutar del libro" y ha asegurado que está "dispuesta a intercambiar ideas" con aquellas personas que la interpelen, aunque no compartan las ideas de su libro A favor de España, que, según sus propias palabras, "no es un misal" y está abierto al debate.

Más experimentado, Manuel Rivas, que asiste a su décimo Sant Jordi en Barcelona, confesaba: "Me parece que es de lo mejor que pasa en el ecosistema literario, tan afectado por catástrofes y algunos desperfectos causados, no siempre, por los enemigos".

Entre los extranjeros, el franco-español Romain Puértolas no ocultaba su fascinación por esta jornada y ha dicho que hablará con el primer ministro galo, Manuel Valls, catalán de origen, para que "implante un Saint Jordi francés, en el que los autores puedan firmar los libros a los lectores".

En un día como hoy no faltan personajes mediáticos, y uno de ellos es sor Lucía Caram, para quien el 23 de abril consiste en "un día de alegría para compartir, en el que veo el retorno de la gente que se ha leído mis libros".

Grandes ausentes de esta primera foto de familia han sido los autores consagrados, veteranos en estas lides, como Eduardo Mendoza, Enrique Vila-Matas, Philip Kerr, la pregonera de este Sant Jordi, Donna Leon, o el decano de la jornada, el octogenario Josep Maria Espinàs.

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