''Los gallegos eran los más valientes para emigrar''

El escritor Jorge Díaz habla dos gallegos emigrados a Brasil en 'Los números del elefante' (Foto: AGN)
photo_camera El escritor Jorge Díaz habla dos gallegos emigrados a Brasil en 'Los números del elefante' (Foto: AGN)

Jorge Díaz es guionista de televisión. Un día, este madrileño, nacido en Alicante por casualidad, decidió pasarse al mundo de la narrativa. Curiosamente, su primera novela habla de dos emigrantes gallegos, que, como tantos otros, en los años 50 abandonaron su casa rumbo a Río de Janeiro.

Pero Bernardo y Albino no cuadran con la imagen clásica que tenemos de nuestros emigrantes. A través de las páginas de 'Los números del elefante', nos introducimos en un mundo de mafias, juego, pasión, poderosas mafias y bajos fondos. Un Brasil impactante en el que todo era posible.

Pregunta: ¿Cómo decide un alicantino escribir su primera novela sobre dos emigrantes gallegos?

Respuesta:
Quizás porque soy alicantino por casualidad. Nací en Alicante, pero soy madrileño. Los gallegos fueron los que más emigraron de España, los que más llegaron a Río de Janeiro. Me encantaba la historia de esos gallegos que lo dejaban todo atrás para marcharse al otro lado del mar y emigraban a Brasil, Argentina, Cuba, Venezuela...

Dejaban atrás la aldea de la que procedían y se decidían a no volver si no habían triunfado. Había gente de otras regiones, pero los gallegos eran los más valientes para emigrar. Esto desde el lado de la historia. Luego, personalmente, tengo mucha relación con el mundo gallego. Entonces, a pesar de no ser gallego, me considero medio gallego.

P: ¿Por qué ambientarla en Río de Janeiro?

R: Primero, porque escribir una historia ambientada en Río de Janeiro era una excusa para vivir un año allí. Me encanta esa ciudad. Además, parto de unha historia que sucedió allí. Yo tenía en la cabeza dos cosas: la historia de un emigrante gallego en Brasil y el día que el presidente de Brasil se despierta por la mañana y se pega un tiro en su palacio.

Podía mezclar las dos cosas perfectamente. Una vez que empecé la documentación, fui muy afortunado, porque me encontré con unos años maravillosos en Brasil, unos años en los que estaban pasando cosas continuamente. Los brasileños los llaman los años dorados. El país también era fascinante. Es decir, me encontré con el mejor momento en el mejor sitio.

Rigurosa documentación
P: ¿Cómo eran esos años dorados?

R:
Eran años en los que todo parecía posible, en los que se creía que el progreso iba a hacer un mundo mejor, en los que se estaba formando el espíritu del país y había españoles, portugueses, italianos, brasileños... Estaban haciendo un país nuevo, donde de repente salía la idea de construir una nueva capital y que esa capital fuera la ciudad del futuro, y no sólo lo hacían sino que lo hacían en cuatro años.

El presidente quería inaugurarla antes de que llegara el siguiente, para que no se quedara con la gloria. Se decidía que lo que les gustaba era jugar al futbol y se ganaba un mundial. Eso eran los años dorados, cuando todo se podía.

P: ¿Qué fuentes has usado para documentarte sobre esa época?

R: Tanto hablar con muchos gallegos en Río, como los periódicos de la época. Me pegué un año yendo casi todas las mañanas a la hemeroteca. me he leído todos los periódicos de esos años, o por lo menos ojeado.

P: La mayoría de las historias de emigrantes gallegos en América Latina hablan de gente que se fue para trabajar duro, pero este no es el caso...

R: La mayor parte de los que se iban se iban para trabajar duro, pero los míos son los dos más malos que un pecado. A mi me interesaba contar esa historia, porque siempre estamos cuestionando los motivos por los que los inmigrantes vienen a España.

Los inmigrantes vienen a España a trabajar y a buscar una vida mejor y hay unos poquitos que se meten en líos. Cuando nosotros emigramos hace cincuenta años a Sudamérica, el 99,9 por ciento iban a buscar una vida mejor, pero había un cero coma algo que eran unos gamberros y unos sinverguenzas y se iban a meter en líos. Estos son mis protagonistas.

De los guiones a la novela


P: Normalmente, trabajas como guionista ¿Por qué decidiste dar el paso y escribir una novela?

R: Era un sueño que yo tenía casi desde la infancia. A mi, de pequeño, me preguntaban que quería ser de mayor y no decía guionista, decía escritor. He sido guionista durante bastantes años y estás continuamente escribiendo y contando historias y llega un momento en el que te planteas por qué no das el salto y escribes una novela.

Un salto a lo mejor lateral, porque scribir una novela no es ni más ni menos que un guión. Me coincideron la oportunidad profesional y vital y las ganas de irme a Río a hacerlo. Y, bueno, me decidí a probar y voy a intentar escribir alguna más.

P: ¿Tu trabajo como guionista ha influído en el ritmo de este libro?

R: Creo que ha sido fundamental. Hay una máxima que uso siempre como guionista, que es no aburrir. Aburrir nunca. Cuando empecé a escribir la novela tenía a veces la tentación de hacer cosas que no podía hacer en un guión: descripciones, lenguaje poético... Pero me dije que no, que esto era igual que un guión, que no había que aburrie. Entonces, sí, esta es la novela de un guionista.

P: ¿Te gustaría verla adaptada a la pantalla?

R: Me encantaría. Me parece que por ritmo y por modo de escribir es fácil, lo que pasa es que sería una historia muy cara de llevar a la pantalla, pero me encantaría verla en el cine o en una miniserie de televisión.

P: ¿Estás ya trabajando en otra novela?

R: Sí, pero vamos todavía estoy en el principio. Espero que dentro de poco pueda volver a Santiago a hablar con vosotros.

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