Aller: "Hay que enfrentar el cine con la desesperación del ahora o nunca"

La ópera prima de Nicholas Ray, 'Los amantes de la noche', clausuró este domingo la primera edición del festival internacional de cine de Pontevedra Novos Cinemas. Antes de la proyección, Luis Aller tomó la palabra para hablar del film y el autor
Luis Aller en el Parador de Turismo
photo_camera Luis Aller en el Parador de Turismo

"SI EL CINE dejara de existir, sólo Nicholas Ray da la impresión de poderlo reinventar y, lo que es más, de querer hacerlo". La cita de Jean-Luc Godard fue la elegida por Novos Cinemas para presentar la lección magistral que Luis Aller (Toral de los Vados, León, 1961) ofreció este domingo en la clausura de la primera edición del festival internacional de cine de Pontevedra, justo antes de la proyección en 35 milímetros de la ópera prima de Nicholas Ray, Los amantes de la noche. Fundador de la escuela Bande á part de Barcelona, Aller vino a la ciudad para hablar de uno de sus cineastas predilectos. Lo hace justo después de estrenar Transeúntes, una película única en el panorama cinematográfico estatal, realizada a lo largo de más de 20 años y compuesta por más de 7.000 planos.

Por primera o última vez se titula su intervención.
Por primera o última vez es el título que tuvo en castellano un libro de Susan Ray sobre la figura de Nicholas Ray. Respondía a una frase que él decía mucho y que se refería a cómo enfrentar el trabajo, sobre todo los actores: tenía que ser como la primera vez. Y así es cómo hay que enfrentar el cine: como la primera o la última vez, con la ilusión del que quiere demostrar que tiene algo que decir distinto a todo lo que se ha dicho antes o con la desesperación del que sabe que, si no lo hace ahora, no lo hará nunca.

"A veces uno se martiriza pensando que si no hace una primera película de nivel, no vale. Sin embargo, las de Hitchcock o Ford son flojas"

Han elegido una película fascinante de un cineasta aún más fascinante para cerrar el festival.

Nicholas Ray es demasiado bueno. Aunque luego él siempre se quejaba mucho y solía decir que estaría contento el día que revisase una de sus películas y quisiera cambiar menos de cien cosas. Uno no puede imaginar cómo podría ser cien veces mejor Johnny Guitar. Sobre si es o no la mejor ópera prima de la historia, es difícil saberlo. Sin duda hay primeras películas extraordinarias, aunque no es lo normal. Pero sí, las de Nicholas Ray, Orson Welles, Godard o Antonioni llegan incluso a transformar el cine. No es lo común, ya digo. A veces uno se martiriza pensando que si no hace una primera película a ese nivel ya no va a valer. Debería pensar en las primeras de Hitchcock, John Ford o Howard Hawks, que son flojas.

"No existe un tejido industrial que promueva el conocimiento del oficio. Ni siquiera en las televisiones, por más que se nos diga que estamos viviendo su época dorada"

Sin embargo, en las óperas prima suele estar ya la personalidad del autor. ¿O no?
No sé qué decirte. Yo veo primeras películas continuamente que parecen hechas por ordenador. En Hollywood y fuera de Hollywood. No hay ni rastro de personalidad ahí. Más allá de eso, hay cineastas en los que no está tan claro. Igual no nos damos cuenta porque es algo que quizás está cambiando, pero hay que pensar que una gran parte de las primeras películas de los grandes directores de encargo. Hay una cosa que muchas veces se olvida o se toma a cachondeo y es muy seria: la gente de la mejor generación que ha dado el cine, la de finales de los años 10 y principios de los 20, la de Lang, Dreyer, Ford, Stroheim, Lubitsch, Eisenstein, trabajaba porque era un modo de sustento. Cuando a John Ford le preguntaban que buscaba haciendo una película contestaba de una manera muy contundente: "Un cheque". Hizo más de 130 largometrajes. Era su trabajo. Alguien podría pensar que esto resta componente artístico al cine, sin embargo ahí es dónde surge el arte en muchas ocasiones. Johann Sebastian Bach era un trabajador y Velázquez era un pintor de corte. No se me ocurren un pintor y un músico más grandes. Así acababan conociendo el oficio. Desgraciadamente las cosas hoy no son así. La parte positiva es que nadie te impone nada. La negativa es que se ha perdido el conocimiento del oficio. La mayor parte de la gente que empieza a dirigir hoy no sabe lo que es el cine. No ha estado en un rodaje. No tiene idea del equipo al que va a tener que dirigir: fotografía, vestuario, decorado... Aunque quisiese conocerlo, lo tiene casi imposible porque no hay un tejido industrial que promueva eso. Ni siquiera en las televisiones, por más que se nos diga que estamos viviendo su época dorada.

"Vivimos en un mundo el que para empezar poco menos que se exige El acorazado Potemkin y eso es una barbaridad



Supongo que tampoco es suficiente la escuela de cine o la facultad de Comunicación Audiovisual. 

No lo son. Por mucho que los hagas rodar, que nosotros, por ejemplo, lo hacemos. Para formarte la vía más poderosa y a la que menos atención prestamos es ver mucho cine. A ser posible, bueno. Porque, si ves películas malas, acabas idiotizándote. Luego está el análisis. Al fin y al cabo, el cine es una manera de contar cosas y se cuentan mediante un lenguaje. Hay que leer para aprender a escribir. Y luego, finalmente, hay que rodar. Y rodar y rodar. Y probar y equivocarte y corregirlo. Aunque vivamos en un mundo en el para empezar poco menos que se exige El acorazado Potemkin o El hombre que mató a Liberty Valance y eso es una barbaridad. Si la cosa fuese así, no existiría John Ford.

Seguro que a John Ford le sorprendería saber que tardó en realizar su última película, Transeúnte, más de 20 años.
Y probablemente me abofetearía. No estoy específicamente orgulloso de eso. Podría alimentar la leyenda y decir que El alma fugitiva, de Harold Brodkey, se escribió a lo largo de 20 años. Pero no considero que eso sea un modelo. Considero que cada obra tiene su tiempo y sus circunstancias. En todo caso, 22 años es mucho. Para compensar, tengo un compromiso con la productora para hacer la próxima en 22 días.

"En el cine está todo por hacer".
Claro. No todo, pero casi. Es una frase de Godard, que discrepaba de la estupidez esa de que en el cine está todo hecho. Si ciframos el origen de la literatura en Homero, hace unos 3.000 años, imagínate que alguien dijera, un siglo después, que en la literatura estaba todo hecho. Imagínate a Esquilo o a Sófocles. Imagínate que alguien se lo dijera a Cervantes o a Proust.

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