Luto en el mundo de la cultura tras la muerte de Paco Pestana a los 72 años

El creador, natural de Castroverde, alcanzó su sueño de ser "lexionario, boxeador e mineiro"
Paco Pestana. SEBAS SENANDE
photo_camera Paco Pestana. SEBAS SENANDE

El escultor y artista plástico Paco Pestana falleció este lunes en Lugo a causa de un infarto. Sus sueños de niño eran ser "lexionario, boxeador e mineiro". Al final, atravesó esas vidas y una decena de vidas más como hostelero, técnico agrario, hippie, artista y comisario de arte. Había nacido en Peredo (Castroverde) en 1949, en una familia acomodada de labradores. Hace unas semanas fue nombrado hijo predilecto del concello.

Pestana había ido el lunes a comer a casa de unos amigos situada en el entorno de Lugo. Después de la comida se marchó a dormir la siesta. Se despertó, estuvo hablando por teléfono y viendo la televisión. Un rato más tarde se levantó, sintió que le fallaba el cuerpo y se desplomó.

Paco Pestana había llegado a Lugo con 11 años a estudiar el bachillerato; primero a casa de una amiga de sus padres y después se estableció en un piso frente al jardín de San Roque. Hizo el servicio militar en el Sáhara como legionario, donde pudo practicar su afición al boxeo. Había logrado cumplir dos de sus sueños.

 

El vendaval de Mayo del 68 lo había llevado un tiempo a Holanda y llegó a montar un bar, O Agarimo, en la calle de Salvador de Madariaga, de Lugo. El local, situado junto al cuartel de la Guardia Civil, era un ámbito para respirar libertad. La líder comunista Enriqueta Otero lo frecuentaba. Había muchas noches en las que las consumiciones se abonaban a voluntad del cliente.

La siguiente experiencia libertaria fue fundar una comuna en Negueira de Muñiz. El fracaso del modelo hizo que bajase a las minas de Asturias. Su primer intento fue ofrecerse con una melena, una capa y un bastón. El capataz le aconsejó dedicarse a escribir poesía. Cambió su aspecto y consiguió el trabajo en otra. Así culminó sus tres vocaciones.

Estuvo trabajando para servicios agrarios públicos por la zona de A Fonsagrada durante unos meses. Impartía conocimientos sobre maquinaria y técnicas de cultivo. De regreso a Lugo desarrolló su inclinación hacia el arte y la poesía. Su amor por la naturaleza y por los animales fue una constante que está presente en toda la obra que empezó a desarrollar entonces. En sus piezas desarrolló una línea caracterizada por la mezcla de elementos dispares siempre envueltos en las tramas del humor, la fantasía y la teatralidad. Se mantuvo ajeno a toda tendencia, corriente o grupo; guiándose siempre por su instinto.

Fue comisario de numerosas exposiciones en toda España y alentador de las iniciativas artísticas más inesperadas. Actualmente estaba preparando una muestra de Vázquez Cereijo en Orihuela.

El escultor, en bicicleta. VÁZQUEZ

Residía con su mujer en A Milagrosa, donde tenía un taller en la esquina entre la rúa Unidade y la Praza de Alacante. Era padre de un hijo.

Paco Pestana era tan conocido en Lugo por su elegancia —los trajes oscuros, los zapatos beiges abetunados y los sombreros negros y naranjas— como por su bicicleta blanca.

 

Todos las mañanas tomaba café con seis churros en La Modernita, en el Mercado. Sentía horror por los horarios o las citas. Todos los atardeceres pedaleaba hasta el parque de Rosalía para asomarse a las cuestas y dar las buenas noches a sus amigos, los pájaros.

Pestana fue hace años, en la última década del pasado siglo, colaborador de El Progreso en su faceta como escritor. La capilla ardiente está instalada en Velatorios Lucenses, en As Arieiras, y el funeral será este miércoles a las 11 en el mismo lugar.

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