"No me he callado nada"

El exalcalde José Rivas Fontán publica sus memorias de la mano del periodista Adrián Rodríguez y ajusta cuentas con la justicia y la política en "un ejercicio de sinceridad abrumadora", según la editorial. El libro, que se presenta mañana, confirma su admiración por Adolfo Suárez, su animadversión por Luciano Varela y descubre la serie de traiciones que le llevaron a dejar el PP
Adrián Rodríguez (izquierda) charlando con José Rivas Fontán en el despacho del segundo.
photo_camera Adrián Rodríguez (izquierda) charlando con José Rivas Fontán en el despacho del segundo.

"¿Se presenta otra vez?". Los carteles electorales de José Rivas Fontán de 1979 colgados en el escaparate de la librería Cronopios han llevado estos días a más de uno a confundirse, ayudado por tanta convocatoria electoral consecutiva, y pensar que el de Verducido volvía a la política. "Jamás. No me interesa en absoluto".

Los carteles, en realidad, están ahí para promocionar las memorias del político pontevedrés, ‘Solo Rivas Fontán’ (Alvarellos, 2016), escritas por el periodista Adrián Rodríguez, que acaban de salir a la calle y se presentan mañana en el Teatro Principal. El exalcalde de Pontevedra (lo fue en tres ocasiones con tres partidos diferentes: en 1979 con UCD, en 1983 con AP y en 1987 con Independientes de Galicia) realiza "un ejercicio de sinceridad abrumadora", según su editorial, que le lleva a ajustar cuentas con la política y con la justicia. "Lo que hace Rivas Fontán es arriesgarse", dice Adrián Rodríguez. "También es verdad que no le tiene que rendir cuentas a nadie. De los tres partidos en los que ha militado, dos ya no existen y del tercero se fue dando un portazo. Puede hablar libremente y yo creo que, en el fondo, tenía ganas de hacerlo". Rivas Fontán lo corrobora a su manera. "En este libro no me he callado nada. Diga lo que diga algún malpensado", comenta. "Pero sí, puede ser que, como me decía un amigo, el mérito del libro sea que pone a cada uno en su sitio. Para bien y para mal". Incluso a él mismo.

José Rivas Fontán Ex-alcalde "Puede ser que, como me decía un amigo, el mérito del libro sea que pone a cada uno en su sitio. Para bien y para mal"

En las memorias del político aparece desde su infancia en Verducido hasta su salida del Partido Popular, un episodio controvertido plagado de traiciones ("sabemos que en el partido se está leyendo el libro con interés, pero todavía no nos ha llamado nadie y mira que la lista de damnificados, en general, no es corta", dice el autor), pasando por todas las historias que le han convertido en una leyenda local: su relación con Adolfo Suárez, sus líos judiciales y su animadversión por el juez Luciano Varela, la construcción de su polémica cocina y hasta la estatua de la ciudad con la que guarda un importante parecido. De todo habla Rivas Fontán, de todo da datos y detalles.

"Nos lo dijo el editor: no hay nada como esto en Galicia. Ojalá sirva como acicate para que salgan más biografías así», explica Rodríguez. "Porque los libros de memorias no tienen que ser tochos infumables en los que no se cuenta nada. Precisamente un logro fue conseguir involucrar a Rivas en la filosofía que debía dirigir el texto: que esto no fuese una hagiografía. Él fue valiente y aceptó. Entendió que había que contar cosas que a él le interesaban, pero también cosas que no y que incluso no le dejaban en buen lugar".

Al exalcalde no le dio miedo exponerse. "Yo llegué a la política con las ideas de la Institución Libre de Enseñanza. Así que siempre he creído en la libertad, en la honestidad y en la sinceridad. Cuando nos pusimos con este libro, mi obligación era esa: decir la verdad. Siempre bajo mi punto de vista, claro. Pero incluso cuando no saliese bien parado tenía que ser así". Rivas desvela, por ejemplo, cómo sucede su ocaso político. Es una de las partes favoritas del autor. "Esa traición, primero con la presidencia de la Deputación en 2003 y después dejándole fuera la lista de las generales en 2004, es tremenda. Esa sensación de frustración, de enfado consigo mismo por haber sido engañado dos veces en menos de un año, le lleva a desnudarse completamente. Es inaudito en un político".

50 HORAS. Detrás de la redacción de ‘Solo Rivas Fontán’, los dos implicados revelan que hay dos años de trabajo, más de 50 horas de entrevistas y 146 tomos de recortes de prensa y documentos que ha guardado el político a lo largo de toda su carrera. "Lo guardo todo. Tengo esa manía. Desde siempre. No sé si es un síndrome o qué, pero he adquirido esa costumbre: la de guardar las cosas y la de ordenarlas", confiesa. Rodríguez confirma que la hemeroteca de Rivas y su orden han sido fundamentales para sacar adelante sus memorias. "El libro habría sido completamente diferente sin esa capacidad suya de guardarlo todo". La hemeroteca les ha servido para refrescar la memoria del exalcalde y para tapar los huecos a los que no llegaba.

"Cuando nos pusimos con esto, mi obligación era decir la verdad, incluso cuando no salía bien parado"

"Yo reconozco que le he exigido mucho a Rivas. Le he pedido detalles de cosas que han pasado hace 30 años. Es inevitable que el paso del tiempo afecte a tus recuerdos. Además, cada uno tiene su propia versión de lo que ha vivido. Nadie le puede pedir a Rivas objetividad absoluta. Él cuenta su versión. Contamos una serie de hechos y su visión de parte", dice el autor.

El problema, según Rivas, es que "luego hay personas que me atribuyen cosas que son falsas". De nuevo, la leyenda que le rodea. Él no tiene problema en desmentir esto y lo otro entre divertido y ofendido. "A mí este libro me ha servido de catarsis. Tenía acumulada tal cantidad de cosas... De hecho, me lo había comentado una de mis hijas: papá, tú tienes que dejar todo esto que te ha pasado escrito en un documento para que luego la gente lo interprete. Entonces, vino Adrián y se cruzó en mi camino".

La idea de escribir las memorias de Rivas Fontán se le ocurrió a Adrián Rodríguez trabajando en Diario de Pontevedra. "Cuando había alguna noticia política importante a nivel nacional, la muerte de Carrillo o de Suárez, lo que fuese, buscábamos el enfoque local, y ahí me di cuenta de que las mejores historias, las mejores anécdotas, las contaba Rivas Fontán. Era un testigo privilegiado". Del periódico sacó la idea y el estilo. "El ritmo era para mí algo fundamental: esa idea de enganchar al lector en un titular y no soltarlo. Sabes que puedes perderlo en cualquier momento y hay que pelear para que siga leyendo. Así escribí el libro".

 Adrián Rodríguez Periodista "Sabemos que el libro se lee con interés, aunque todavía no nos ha llamado nadie. Y mira que la lista de damnificados no es corta"

El periodista descubrió que Rivas era más que un exalcalde. "Se le conoce por ser el primer alcalde de la democracia en Pontevedra, pero ha estado en el centro del huracán siempre. Estuvo en el primer congreso democrático tras la muerte de Franco, en el germen de la Xunta de Galicia, en la primera corporación democrática... Ha estado en el meollo de todo desde el principio, a nivel local, autonómico y nacional", dice.

CAFÉ CENTRAL. Rodríguez quedó con Rivas en el Café Central y le hizo su propuesta. Al político le gustó su juventud, "siempre me ha gustado la gente joven, su espíritu", y que no era de Pontevedra, "porque guardo mal recuerdo de algunos periodistas de mi época. no de todos, pero sí de algunos, que no sirvieron a la información, sino a determinados intereses concretos, publicando noticias parciales e interesadas, incluso con errores". Le dijo que sí. "Y acerté confiando en él".

Se pusieron con el tema, a pesar del vértigo que le suponía a Rivas revivir sus etapas más duras. "Yo creo que en eso tenía un sentimiento ambivalente, porque, por un lado, estaba esa parte que le revolvía el estómago, que le hacía revivir toda esa ansiedad y recordar lo mal que lo había pasado, pero, por otro, al mismo tiempo, quería dar su versión, que quedase documentado como había vivido esos momentos", cuenta Adrián Rodríguez.

De hecho, el periodista revela que Rivas apenas metió la tijera en el primer borrador. "Porque podría hacerlo, porque hay episodios duros, ese cierto ajuste de cuentas en el que se pone a cada uno en su sitio, y sí, yo pensaba que quizás se podría arrepentir. De eso y de las partes en las que no sale bien parado", cuenta. "Pero apenas tocó alguna palabra, algún adjetivo. Ahí respiré y me fui muy feliz porque sabía que iba a salir el libro que yo quería publicar".

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