La uruguaya Ida Vitale, referente para poetas de todas las generaciones, ha ganado este jueves el Premio Cervantes 2018, un galardón que ha saltado costumbres al reconocer a una mujer escritora, la quinta en más de 40 años, y al no respetar la "ley no escrita" de alternancia de premiados entre España y Latinoamérica.
El ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, ha anunciado este jueves el fallo del jurado del Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras en castellano y dotado con 125.000 euros, que ha reconocido la trayectoria poética e intelectual de "primer orden" de Ida Vitale (Montevideo, 1923).
La académica Carme Riera ha presidido el jurado que ha decidido conceder por unanimidad el premio a Vitale "por su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía hodierna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y honda. Convertida desde hace un tiempo en un referente fundamental para poetas de todas las generaciones y en todos los rincones del español".
Se trata de la quinta mujer que ha ganado el Premio Cervantes, tras las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013), un bajo porcentaje de escritoras que ha sido recordado hoy durante las deliberaciones del jurado.
Y una de las pocas ocasiones de los últimos 20 años en las que no se ha cumplido esa regla "no escrita" de alternar ambas orillas del Atlántico a la hora de conceder el premio, ya que el nicaragüense Sergio Ramírez fue el ganador del pasado año y, según ese orden, le habría correspondido a un escritor español en 2018.
Crítica, ensayista y traductora, la recién galardonada pertenece a la generación dorada de la gran literatura uruguaya de los años 40, posee el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015) y hace apenas dos meses fue reconocida con el Premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) de Literatura en Lenguas Romances 2018 por haber "enriquecido la lengua española".
Elegante, lúcida y culta, Vitale, que sigue escribiendo a sus 95 años, ha tenido siempre como referente y padre poético a Juan Ramón Jiménez. Su poesía la inició en 1949 con "La luz de esta memoria", al que siguió Palabra dada (1953), Cada uno su noche (1960) o Paso a paso (1963). Después llegarían otros muchos otros títulos de poesía y ensayo y reconocimientos.