Rita de la Iglesia (Santiago de Compostela, 1971) estudió Medicina, pero, según dice, no cree que siempre sea un medicamento convencional lo que necesita un paciente. "A veces lo que necesita es una terapia psicológica u otro tipo de remedio". Ese equilibrio entre lo físico y lo espiritual, según cuenta, intenta que presida su vida, su trabajo y también su pintura.
"Porque yo, desde que era pequeña, decía siempre que de mayor quería ser médico y pintora". Y lo fue. Con ocho años empezó a pintar de la mano de María Jesús Reboredo en Santiago. "Seguí haciéndolo siempre, de forma fundamentalmente autodidacta, a lo largo de toda mi vida", dice. "Pero reconozco que fue este año, en Semana Santa, cuando tuve una especie de reencuentro con la pintura y empecé a realizar obras de forma más seria e intensa".
Con ellas, 30 óleos, ha compuesto la que es su primera gran exposición: una muestra que ha titulado Apapachar y que inauguró este miércoles en la Casa da Luz de Pontevedra.
"En mi pintura, con la que busco acariciar, llegar al alma, hay una parte más realista y otra más onírica. Yo soy todo eso"
ABRAZAR. De la Iglesia, que está a punto de empezar a trabajar en el Centro de Saúde de Marín, comenzó su carrera en el Virxe Peregrina de Pontevedra, para luego pasar por los centros de Poio y Moraña. Según explica, apapachar es una palabra del náhuatl, lengua nativa de México que habla más de un millón y medio de personas, que significa "dar cariño, mimar, abrazar con el alma". Para la autora, que se siente "cuidadora", sus pinturas ayudan a la gente a sentirse mejor y de ahí el título. "Lo que busco con mi pintura es eso, acariciar, llegar al alma".
Y en este punto, la pintora vuelve a hablar del equilibrio como leitmotiv vital y de su interés por la medicina integrativa [la que engloba medicina tradicional y la denominada medicina alternativa], que expone en su página web (ritadelaiglesia.com). "He viajado un montón y he intentado estudiar sobre ella todo lo que he podido para poder integrarla en la consulta, con los pacientes, y ayudarlos lo máximo posible", cuenta. "Con la pintura me pasa lo mismo: tengo una parte más realista y otra más onírica. Hay gente a la que le gusta más una parte y gente a la que le gusta más otra. Pero yo soy todo eso. Y así lo expongo".
Esta muestra en la Casa da Luz está pensada también, según dice, para destaparse como artista. "Parece mentira, pero ahora que muchos amigos me dicen que no sabían que yo pintaba, me he dado cuenta de lo oculta que tenía esta faceta para los demás. Con esta exposición tan íntima, de alguna manera, también pierdo la vergüenza".
