Bolt regresa al estadio donde forjó su leyenda

Los Mundiales de Atletismo ofrecerán un espectacular ramillete de grandes duelos entre los que sobresale el de 100 metros entre el atleta jamaicano y un Justin Gatlin que busca la redención tras su condena por dopaje
Usain Bolt en una rueda de prensa, en 2015
photo_camera Usain Bolt en una rueda de prensa, en 2015

Siete años después de erigirse en el nuevo ídolo del atletismo con sus tres oros olímpicos aderezados con sendos récords mundiales, Usain Bolt regresa a El Nido, donde escribió el primer capítulo de su leyenda, ahora con la misión perentoria de afirmarse en el trono que le disputa Justin Gatlin.

Una vez asentada la polvareda que levantó la campaña electoral y con el nuevo presidente de la IAAF, el británico Sebastian Coe, sentado en el palco junto al saliente, el senegalés Lamine Diack, los despachos ceden el protagonismo a los héroes de la pista, llamados a devolver al atletismo la prestancia de otros días.

El domingo, a las 21.15 (15:15 CET), la 15 edición de los Mundiales vivirán su momento cumbre, una batalla a muerte entre jamaicanos y estadounidenses que en menos de 10 segundos resolverá la tensión y proclamará al nuevo rey de la velocidad mundial.

A Justin Gatlin le pertenecen las cuatro mejores marcas del año en 100 metros, empezando por los 9.74 de Doha, hasta hoy su récord personal. Bolt, que cumple este sábado 29 años, acude a Pekín con un registro más modesto: 9.87 que le otorga el sexto lugar en la lista, una posición honrosa para cualquiera que no sea el bólido jamaicano.

Bolt asegura que está en forma y nadie se atreve a ponerlo en duda, aun cuando sus dificultades para bajar de los 9,80, como ya ha hecho cuatro veces este año su principal adversario, son cada vez más evidentes.

Este sábado, jornada inaugural de los campeonatos, se producirá la primera toma de contacto de los velocistas con el tartán del estadio olímpico, en la primera ronda de 100 metros. Los gestos de Usain Bolt serán un primer indicio de su verdadero estado de forma.

"Estoy a tope, he corrido bien y la salida ha empezado a funcionar a tiempo", asegura mister Triplete en vísperas de la competición.

La primera jornada pondrá en acción a los más rápidos, pero también a los más resistentes. La primera medalla de oro, de no mediar una sorpresa morrocotuda, se irá para África en torno a las 9,45 horas, cuando los mejores habrán arribado a la meta dentro del estadio después de haber recorrido el centro de la ciudad.

Desde que en Sevilla'99 el español Abel Antón revalidó su título, todas las medallas de oro del maratón masculino han sido para atletas africanos. Kenia, con el plusmarquista mundial Dennis Kimetto al frente de un poderoso equipo, será el destino más probable del primer título.

El rey del fondo también comparecerá en la pista para afrontar el primero de sus retos, la final de 10.000 metros. El británico Mo Farah se propone en Pekín repetir el doblete 5.000-10.000 que ya obtuvo sucesivamente en los Juegos de Londres 2012, en los Mundiales de Moscú 2013 y en los Europeos de Zúrich 2014.

Farah, nacido en Somalia, necesita disipar toda sospecha asociada a las supuestas prácticas dudosas de su entrenador, el estadounidense Alberto Salazar, y de paso refrendar su posición hegemónica frente a los africanos.

Los campeonatos del mundo ofrecerán al aficionado un ramillete de grandes duelos entre los que sobresale el de 100 metros entre un abanderado del deporte limpio, Usain Bolt, y un dopado convicto y confeso, Justin Gatlin, que cumplió sus cuatro años de condena y ahora busca la redención.

Junto a ellos, figuras de enorme talla como el pertiguista francés Renaud Lavillenie, recordman mundial (6,16), la etíope Genzebe Dibaba, nueva plusmarquista mundial de 1.500, el keniano Asbel Kiprop.

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