El Madrid, de la ilusión a la decepción en dos minutos repetidos

El equipo blanco vivió un carrusel de emociones durante los 90 minutos de su partido y el del Atlético en Zorrilla
Marcelo se lamenta al finalizar el partido. RODRIGO JIMÉNEZ (EFE)
photo_camera Marcelo se lamenta al finalizar el partido. RODRIGO JIMÉNEZ (EFE)
Dos minutos, repartidos en dos lapsos distintos, cambiaron la vida en Liga al Real Madrid este sábado. Alegría y calma a partes iguales en el minuto 18 tras el gol del Valladolid que se calmó en el minuto 20 con el tanto de Yeremy Pino. De la euforia por el empate de Benzema en el m.55, a dos minutos de tensión en los que se impuso el silencio durante la revisión en la sala VOR que acabó con la invalidez del tanto y el empate del Atlético.

Aunque ya ha vuelto el público a algunos de los estadios de LaLiga Santander, no ha sido el caso en el Alfredo di Stéfano, lo que permite escuchar prácticamente todo lo que se dice sobre el terreno de juego y en una grada, donde, en esta etapa de fútbol durante el coronavirus, se han recolocado los banquillos y a los no convocados.

LOS NERVIOS DEL BANQUILLO. Nervios a flor de piel en los futbolistas del Real Madrid que no dejaron de mostrar, con el título de Liga en juego no podía ser de otra forma. El brasileño Marcelo se convirtió, hasta que entró en el campo justo con el 1-2 del Atlético de Madrid, en el trasmisor de las buenas y malas noticias que llegaban desde el estadio José Zorrilla.

Los suplentes cuentan con un asiento especial para aumentar su comodidad en la grada, pero Marcelo casi ni la probó. Constantemente de pie, nervioso, y a su lado el capitán Sergio Ramos, que volvió a una convocatoria pero se quedó sin jugar en el que podría haber sido su último partido con el Real Madrid, ya que acaba contrato el 30 de junio, que mostraba sus nervios de forma muy distinta: expresándolos desde el minuto uno.

Minuto 18 y llegaron buenas noticias desde Zorrilla. Óscar Plano, un ex del Real Madrid, anotaba el 1-0 para el Valladolid que dejaba al Real Madrid a un gol del título. Marcelo lo comunicó a la par que se llevaba las manos a la cabeza a modo de incredulidad, que seguro expresó también con la boca abierta debajo de la pertinente mascarilla.

Sergio Ramos, a modo de vaticinio, se dejó la voz pidiendo calma a sus compañeros sobre el terreno de juego consciente de que esto solo acababa de empezar. Pero solo dos minutos más tarde le invadió la incredulidad que previamente apareció reflejada en Marcelo. Yeremy Pino hizo el 0-1 y ponía contra las cuerdas a ambos contendientes.

Llegaron los ánimos y también la polémica. Minuto 25 y se protestó una posible mano de Dani Parejo dentro del área. Del "es mano, mano clarísima" de Ramos a un Lucas Vázquez mucho más expresivo, quitándose la mascarilla para gritar "¡mano!" al colegiado seguido de un "¡Espabila, Munuera!" mientras el colegiado esperaba el veredicto desde la sala VOR.

Este fue negativo y se alzó una voz, representando la disconformidad presente en el club durante la presente temporada con los arbitrajes: "Qué raro...", dijo alguien que no se pudo identificar.

OTROS DOS MINUTOS LO CAMBIAN TODO. Tras el descanso, la tónica siguió igual. Con los más expresivos, Marcelo y Sergio Ramos, alentando y desesperándose por las ocasiones perdidas; hasta que llegaron otros dos minutos que lo cambiaron todo.

Karim Benzema anotó el 1-1 en el minuto 55, mientras el Atlético perdía su partido. Dos minutos de revisión, acompañados por un silencio casi sepulcral en el estadio, por un posible fuera de juego que, cuando se decretó, coincidió con el empate del argentino Ángel Correa para el Atlético de Madrid. El gol ya se había celebrado, pero se pasó de la euforia a la decepción en, otra vez, solo dos minutos.

La culminación de la remontada del Atlético de Madrid terminó por cambiar al completo las caras. Minuto 67 y Luis Suárez hacía un 1-2 ante un Valladolid con mínimas opciones de salvarse si lograba darle la vuelta al resultado. Se acabó; y esa expresión apareció en todos los jugadores madridistas.

Eso sí, a pesar de las remotas opciones, el Real Madrid logró hacer sus deberes a última hora demostrando su coraje. Benzema, esta vez sí, puso el 1-1 en el m.87, en un tanto poco celebrado por todos los futbolistas. Ya en el minuto 92, con dos para el final, el croata Luka Modric hizo subir el 1-2 al marcador del di Stéfano.

Se volvió a creer, con algunos de los suplentes y sustituidos abrazándose en la grada, pero de forma efímera ya que, aunque sin ver el partido, sabían que un tanto del Valladolid era casi improbable.

Y así fue. Un sinfín de emociones en una grada vacía de espectadores pero en la que los jugadores dejaron ver las suyas.

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