El Pontevedra cayó este domingo en Pasaron, a pesar de superior al Celta B. Una derrota injusta que empezó a forjarse con un desafortunado 0-1, obra de Fragapane en el ecuador de la primera parte.
El 0-2 incurrió en asuntos de genialidad, un remate acrobático en forma de tijera antológica de Borja Iglesias. Luego marcó el Pontevedra de penalti (Borjas Martín) y nadó de forma heroica hasta alcanzar a la orilla, para perecer víctima del esfuerzo, no de la marea.
El Pontevedra luchó, puso fútbol y ocasiones. Fue mejor que el Celta B en cuanto a juego. Presionó, atacó y alcanzó el área con frecuencia. Pero en el tramo final del campo estuvo más impreciso que un rival bien organizado, con mucha calidad individual y con el viento a favor.
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