1-3. Los nervios derrotan al Poio

Las de Luis López-Tulla caen en su estreno en play-off en un duelo igualado, marcado por los errores ▶ Los aficionados llenaron las gradas de camisetas rojas en un partido histórico para el club
Las jugadoras del Burela celebran el primer gol. GONZALO GARCÍA
photo_camera Las jugadoras del Burela celebran el primer gol. GONZALO GARCÍA

Era una tarde para la historia en Poio y A Seca se vistió de gala. Y vestirse de gala, para los cerca de 400 aficionados del Poio Pescamar que acudieron al encuentro, significa inundar el pabellón de camisetas, banderas, bufandas y cualquier otro complemento de color rojo. Así recibieron al Burela, su rival en estas semifinales del play-off por el título de Primera Federación. Las locales acusaron la falta de experiencia ante un equipo que va sobrado de ella, y que ahora tendrá la oportunidad de cerrar la serie delante de su gente.

La alegría de los tambores que retumbaban en la grada contrastaba con el nerviosismo que se podía entrever en las futbolistas conserveras en los primeros instantes del partido. Sabedor de que el dominio del balón y la posesión serían, mayoritariamente, para el Burela, Luis López-Tulla lo apostó todo a la resistencia defensiva –por algo son el equipo que menos goles ha encajado esta temporada– y a las salidas a la contra o los balones en largo sobre Dani Sousa y Laura Uña.

Los primeros minutos, sin embargo, fueron de tanteo. En un duelo de esta entidad, con lo que estaba en juego, nadie quería ceder la más mínima posibilidad a su rival. Las primeras ocasiones fueron para el Poio, que probó en dos ocasiones a Caridad gracias a sus recuperaciones y sus transiciones rápidas.

Con Peque a los mandos, el Burela se asentó en la pista y empezó a ejercer su previsible dominio, gracias a la inteligencia de su capitana y a la movilidad de jugadoras como Irene Samper o Emilly, la segunda máxima goleadora de la temporada regular.

Aunque la defensa rojilla estaba siendo capaz de controlar las embestidas de la brasileña, hoy ejerciendo de cierre, y sus compañeras, el equipo no era capaz de construir ataques estáticos bien organizados. Los pocos acercamientos que tuvieron, aunque bastante claros, provenían de robos o de duelos físicos de Laura Uña y Dani Sousa con su par.

Las gradas en A Seca, este sábado. GONZALO GARCÍA
Las gradas en A Seca, este sábado. GONZALO GARCÍA

Cuando más sometidas estaban las locales, a tres minutos para el final de la primera mitad, la brillantez de las mejores jugadoras del Burela salió a relucir. Pisada de Dany, Peque se apoyó en Emilly –en ese momento ejerciendo de pívot– y esta dejó de cara para Jenny, que culminó con un disparo potente la jugada más destacada del partido.

Las visitantes intentaron aprovechar su buena inercia posterior y capitalizarla. El Poio parecía un boxeador esperando el final del asalto. Entonces, Laura Uña, después de tumbar a su defensora en el cuerpo a cuerpo, bajó un balón llovido desde lo más alto del pabellón con suma facilidad y definió ante Caridad con total tranquilidad. Tanto la grada como el banquillo estallaron segundos antes de que el árbitro pitase el descanso.

Lo que podía servir como punto de inflexión para lanzarse al ataque y evitar tener que estar constantemente persiguiendo el balón no terminó siendo tal. El Burela cogió aire y mantuvo el guion del encuentro. Sandra Buzón empezó a intervenir cada vez más y los ataques del Poio eran muy esporádicos.

El juego se fue trabando, entre faltas y airadas protestas al colegiado por ambas partes, presionado por toda la grada. Laura Uña estuvo a punto de aprovechar esta incertidumbre para poner a las locales por delante, pero envió su disparo al palo. Un error de Sandra Buzón, que intentó pisar el balón delante de Dany, dio el segundo al Burela. Con el Poio volcado, Irene Samper sentenció a la contra.

Las de Julio Delgado se llevan el primer asalto y recuperan así la ventaja de campo. En la otra semifinal, Futsi replicó este resultado, con remontada incluida, ante Torreblanca Melilla.

A Seca se vistió de rojo
Cerca de 400 personas llenaron las gradas del pabellón municipal de A Seca para animar al equipo con bombos, banderas y cánticos. A pesar del negativo resultado, la afición se quedó hasta el final para aplaudir a las suyas por el esfuerzo. El fin de semana que viene, el club intentará desplazar a los máximos hinchas posibles con el objetivo de intentar traer la eliminatoria de vuelta a Poio.

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