2-1. Una victoria agónica que vale un play-off

Los granates lograron hacer realidad su sueño gracias a un gol del reaparecido Iker Alegre en los últimos minutos de una segunda parte en la que la que los visitantes fueron superiores

El espíritu del Pontevedra es inquebrantable, incorruptible. Cuando las emociones secuestran el fútbol, el equipo granate recurre a su alma para salvar puntos, partidos, objetivos e ilusiones... Nunca se rinde, nunca muere, nunca se agota. Y en su extrema insistencia y su inagotable fe encuentra premio. Esa virtud lo ha llevado hacia el play-off de ascenso contra total adversidad, contra todo rival y frente a su propio nerviosismo.

El partido languidecía ayer y el brillo se apagaba en la noche cuando Álex González, desaparecido en la oscuridad, robó un balón próximo a la línea de fondo. González habilitó a Añón y el coruñés, dentro del área, vació su penúltimo halo de vida y balompié con un pase en corto para Iker Alegre que, orientado para finalizar, condujo el balón hacia la red de la Arandina con un toque suave, raso y colocado que puso el 2-1 en el marcador y desató la euforia de Pasarón.

El Pontevedra se clasifica para la fase de ascenso gracias a su victoria conta la Arandina en el tramo final del partido

La Arandina pronto demostró que no acudía a la cita con la intención de cooperar en su secuestro. Demostró las carencias que le hicieron descender, pero también las virtudes que le permiten estar en la primera mitad de la tabla de goleadores de la competición. Las ocasiones se sucedieron en las dos áreas durante una primera parte de ritmo frenético en la que el once de Luisito pudo golear, pero también recibir más de un tanto.

Una tímida volea de Jacobo sin demasiada convicción antecedió el gol del Pontevedra. El once granate percutía por la izquierda con Bonilla. En una de sus incursiones, Añón no llegó a rematar con claridad, pero sí a recoger su propio rechace para ceder atrás para que Eizmendi llevase el balón a las mallas con un disparo ajustado.

La Arandina no bajó el listón. Al contrario, Edu tuvo que trabajar con un buen despeje antes del cuarto de hora tras una de las buenas combinaciones de los hombres de ataque burgaleses. Omar probó fortuna y el tudense repelió. El duelo tenía idas y venidas, y la Arandina aprovechó una de ellas para forzar un córner en una transición y empatar en la salida del saque de esquina, con un cabezazo poderoso de Trigueros.

El Pontevedra intensificó sus ofensivas, con un portentoso Eizmendi, que superaba constantemente en el uno contra uno a sus pares y generaba peligro. Primero con una cesión a Kevin, que finalizó con un disparo cruzado. El once de Luisito dominaba, llegaba con facilidad al área ante una benévola defensa visitante, pero fallaba en el remate final y se quedaba sin premio. Añón cabeceó alto un balón de Bonilla y después Jacobo remató alto con la derecha desde el borde del área.

El bloque granate no estaba solo en el envite. Se lo recordó un tiro lejano de Mauri que cayó con fuerza del cielo y obligó a Edu a despejar felinamente a córner.

Un gol de Iker Alegre permitió al conjunto dirigido por Luisito derrotar al combativo equipo burgalés

ASEDIO ESTÉRIL. En tres minutos el cuadro local dispuso de varias ocasiones, una de Eizmendi que desbarató bajo palos Mauri, un misil tierra aire de Kevin Presa que despejó Montiel felino y un doble remate a bocajarro de Jacobo Trigo en el que Montiel reivindicó sus reflejos. El asedio del Pontevedra no obtuvo una merecida recompensa y el duelo se fue al descanso igualado (1-1).

En el segundo tiempo la Arandina se resguardó más y se dedicó a defender y contraatacar mientras conservó el orden. Kevin y Portero rozaron el gol con sendos tiros lejanos al comienzo del segundo acto. El Pontevedra no hallaba huecos en la zaga burgalesa y Ndoye y Portero rozaron el segundo tanto albiazul, con una contra y un latigazo lejano al poste.

El duelo entró en el último cuarto de hora con aroma a drama, pero con la Arandina flaqueando en sus fuerzas. Mateu Ferrer rozó el gol con un cabezazo tras una falta lateral, Añón no acertó a rematar el servicio de Iker Alegre desde la derecha y, cuando el encuentro agonizaba, el propio Alegre logró el tanto de la victoria pontevedresa, desató la euforia de Pasarón y abrió el plazo para las celebraciones, la euforia y algún que otro malentendido entre los jugadores de ambas escuadras.

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