240 kilómetros a la semana por un sueño

Martina Cespón recorre 80 kilómetros tres días la semana para entrenar con su equipo en Vigo. Es la única jugadora de la comarca que ha participado en el Campeonato de España infantil de baloncesto femenino que hasta el sábado se disputa en Marín
Martina Cespón en Marín durante el Nacional de Baloncesto. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Martina Cespón en Marín durante el Nacional de Baloncesto. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Su pasión por el baloncesto le viene de cuna. Fue a los cinco años cuando Martina Cespón –la única jugadora de la comarca pontevedresa que ha disputado el Campeonato de España de baloncesto infantil femenino que estos días se está celebrando en Marín– tocó por primera vez una pelota de baloncesto a los cinco años y lo hizo gracias a su padre, Miguel Ángel Cespón, un amante del deporte esférico. Lleva tan solo una temporada en el C. B. Salesianos de Vigo y pisa, por primera vez, una competición nacional.

Que una adolescente de 13 años elija un club de baloncesto de Vigo –habiendo cuatro en Pontevedra– para labrarse una carrera profesional no es baladín. Ni hacerse 80 kilómetros tres días a la semana –casi 1000 al mes– para ir a entrenar, tampoco. "No me convencía ningún club de aquí y llegó Inés a mi vida. Ella jugaba en el Salesianos de Vigo y la conocí en la Selección Gallega. Nos hicimos amigas y así entré", aclara Martina Cespón, jugadora del Club Baloncesto Salesianos de Vigo.

La conexión con este deporte fue instantánea. Como si de una cuestión genética se tratara, porque "nunca me interesaron otros deportes ya que el baloncesto, sencillamente, me atrapó". La de este martes fue una jornada agridulce. No solo porque al final, ella y su equipo, no lograron pasar a octavos, sino porque el futuro de la plantilla es incierto.

El futuro

La alineación está formada por jugadoras de dos años de nacimiento diferentes, 2009 y 2010. "Las mayores suben de categoría, y de algún modo, tendremos que separarnos". Existen diferentes posibilidades para continuar una cierta actividad juntas, ya que si se produjera una baja en la categoría superior, una del equipo actual podría ascender pero "no al revés". Tiene claro que su futuro pasa por seguir en su equipo y seguir compaginando su actividad deportiva en la ciudad olívica con sus estudios de 1º ESO en el Colegio Plurilingüe Sagrado Corazón de Xesús.

De estas y otras incógnitas hablaron todas las integrantes del Salesianos en sus habitaciones, una vez secadas las lágrimas y descargado la adrenalina, después de su último partido en el Nacional femenino 2023. "Por lo menos nos dejaron dormir todas juntas por última vez", subraya. La mala suerte estuvo pegada a las salesianas en un partido "donde estuvimos casi todo el tiempo por debajo y casi hacia el final conseguimos igualar el marcador pero necesitábamos forzar una falta para provocar ir a tiros libres, meter solo uno para ir a la prórroga, pero no pudo ser", agrega.

Es el sentimiento de equipo lo más importante para Martina y ese "compañerismo que no te permite decaer" en los momentos difíciles como el que acaban de atravesar. El haber ingresado en un equipo veterano donde todas las jugadoras llevan "juntas toda la vida" no amedrentó a Martina, que consiguió no solo hacerse un hueco sino también sentirse como en casa. "Es muy bonito vernos a todas y como nos compenetramos y nos ayudamos en el día a día", destaca.

También es consciente de la enorme responsabilidad que conlleva compaginar el desarrollo de este deporte con sus estudios. Por eso, el apoyo de los suyos es fundamental. Uno de ellos, sin duda, es su padre, Miguel Ángel, que vive la pasión por el baloncesto desde que era niño. "Para mi padre es casi más ilusionante que para mí. Él no tuvo mis oportunidades. Me da consejos enfocados a una actitud correcta a la hora de enfrentarme a las rutinas y los partidos. Es crucial", explica. Sin embargo, traza con él las líneas rojas que no debe sobre pasar. "Le prohibo que me de consejos tácticos. Ante todo quiero que sea mi padre y no mi entrenador".

A la hora de repasar la rutina de entrenamientos, Cespón tiene muy claro que el director de orquesta del equipo es imprescindible. Óscar Carbajo, su entrenador, es "como el padre de la plantilla pero al que tratamos como un amigo. Con mucha confianza pero con respeto".

Ahora toca mirar hacia adelante y centrarse en los exámenes que ya están a la vuelta de la esquina. Después vendrá el merecido descanso después de una temporada de infarto, pero con el foco puesto en el próximo Nacional de Basket femenino donde "saldremos a ganar como siempre, como si fuera el último partido de nuestras vidas".

"Para mis amigas del colegio soy una estrella del deporte"
El deporte de alta competición no es para todo el mundo. Requiere de una gran disciplina y compromiso que solo tienen los grandes. Y el entorno lo sabe. Cuando Martina Cespón deja en la mochila su uniforme reglamentario como jugadora del Salesianos, es simplemente una alumna más.

Aunque no para sus amigas que la ven como una "estrella del deporte" y un referente a seguir. "Es que me ven como una gran atleta porque ellas no hacen nada de deporte y ven el trajín que me traigo con los partidos, los entrenamientos y alucinan, claro, pero para mí no es tan complicado".

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