32-34. El Cisne juvenil se proclama campeón de España

Escribe una de las páginas más brillantes de la historia del deporte de Pontevedra al convertirse en el mejor equipo nacional
Los jugadores celebran la victoria. DP
photo_camera Los jugadores celebran la victoria. DP

El Cisne Los Sauces ya tiene su corona. El equipo pontevedrés se ganó un lugar en la leyenda del balonmano gallego y español con una gesta en la que se desconoce si hubo más talento o más carácter.

Porque para hacer frente al Barcelona ninguna de ambas virtudes puede escasear. El bloque que dirige Víctor Castro cuajó la sesión perfecta, superando a su adversario, a la tensión del momento y al agotador esfuerzo de un maratón de cinco días.

El Cisne Los Sauces rayó el partido perfecto y acabó desquiciando a su poderoso rival, cuyo poderío flaqueó cuando el duelo entró en terreno pantanoso, en los momentos en que se forjan los ídolos, en las situaciones de máxima exigencia.

En ellos, la personalidad del Cisne fue arrolladora. Pero para llegar a ese momento de insospechada, por abrumadora, superioridad emocional, el cuadro pontevedrés fue cocinando a fuego lento el envite, sumando pequeñas victorias parciales a lo largo del duelo.

En los minutos iniciales, el bloque de la capital del Lérez impidió que el Barcelona se pusiese por delante en el marcador. La eficacia cara a portería de Carlos Álvarez y el mejor Román Arboleya de todo el torneo (cuando más calienta el sol), colocó a los lerezanos por delante desde el primer momento.

El Cisne Los Sauces jugaba circulaba el balón con fluidez y aprovechaba las rendijas en la dura defensa azulgrana para encontrar portería, a pesar de la vigilancia extrema a que estaba sometido Carlos Álvarez. El nivel de acierto generó las primeras dudas del rival (7-10).

La reacción culé llegó con la velocidad y habilidad de Reguard en primera línea y algún que otro misil de nueve metros y los catalanes voltearon el marcador (12-13).

Entonces, De Moura tomó el mando. El central luso reclamó la pelota y el protagonismo con antológicos goles tras finta en giro, en penetración o, en su defecto, forzando varios siete metros que el infalible Carlos Álvarez (6/6 ayer desde la línea) enviaba a la red sin pestañear. Los lerezanos habían logrado su segundo y tercer hito: superar su primer marcador en contra y llegar por delante al descanso (17-18).

El Barça volvió enrabietado, intentando defender y correr. Encontraba a López en el extremo, el único con clarividencia para finalizar. A pesar de verse 23-24 abajo, el Cisne no se puso nervioso. Bajó pulsaciones, encontró situaciones desde cualquier posición y conectó con Virulegio. Y Cerqueiro surgió con paradas providenciales.

Desde el 24-27, el Barcelona fue un querer y no poder ante un bloque de veteranos de 16 y 17 años, corazón caliente, cabeza fría, piernas de guerreros y muñecas de seda. Arboleya, Carlos Álvarez y De Moura sentenciaron y, en la tensión final de los últimos segundos, Diego López selló el 32- 34 definitivo.

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