Las malditas lesiones se cruzaron en su carrera. Y amenazaron con regalarle el punto y final y conducirle a una nueva vida incluso con problemas para andar. Pero a veces, los finales también pueden ser felices. Como para Oumar Sidibé.
"Fue el 11 de agosto de 2018 en un amistoso contra el Rápido. Me rompí la rodilla. El ligamento cruzado, el externo... y una luxación que complicó todo más. Me dijeron que iba a ser casi imposible que volviese a jugar", recuerda Sidi, futbolista del Arosa y ex del Pontevedra, entre otros.
En ese momento, el mediocampista solo pensó en "intentar recuperar una vida normal". Y empezó a entrenar para ello. "Pensé en dejar el fútbol y volverme a Burkina con la familia", reconoce. Pero resistió. "Hubo mucho trabajo detrás. Mañana, mediodía y tarde. Es muy aburrido", explica el africano, que con mucho esfuerzo, vio cómo cada vez el retorno estaba más cerca.
La pandemia "lo retrasó todo", pero finalmente el premio a tanto trabajo llegó. El pasado 25 de octubre, 799 días después de su lesión, Sidi volvió a jugar un partido oficial. Y el pasado domingo, repitió unos minutos en Vilagarcía. "Me sentí como un niño con zapatos nuevos", admite. No es para menos.