Nueve años tenía Alejandro Domínguez cuando se inició en el mundo del boxeo. Lo hizo a través de una amiga de su clase, que lo invitó a probar en esta disciplina, en la que el marinense descubrió su nueva pasión. "En las Escuelas Deportivas de Marín hice manoplas con Berto, ahí ya me empezaba a gustar", confiesa, "hice también ciclismo, triatlón o natación, pero decidí quedarme con el boxeo". Lo hizo porque todo "el trabajo que me mandan me gusta". Y es que no hay nada en este deporte que no despierte la ilusión de Alejandro.
Pese a su juventud, los años le han dado la experiencia suficiente para dejar atrás ese nerviosismo que se pasa la primera vez que te subes al cuadrilátero. "En mi primera pelea estaba bastante nervioso, pero ahora ya lo llevo mejor y me gusta mucho", reconoce. El marinense entrena alrededor de dos o tres días, dependiendo de la semana. Su dedicación le valió para ser uno de los representantes gallegos en el Campeonato de España que tuvo lugar el pasado mes de mayo en Logroño, La Rioja. La convocatoria le hizo especial ilusión "ya que somos bastantes en Galicia que practicamos boxeo y me sentí muy emocionado en ese momento".
"Me sentí muy emocionado cuando recibí la llamada de la selección gallega para ir al Campeonato de España"
"El primer combate me fue bastante bien, la final no tanto. Pero es una experiencia más", asume Alejandro. Aunque lo cierto es que su ambición se oculta bajo una valiosa medalla de plata que se colgó al cuello después de su debut en el Nacional. "Me gustó bastante la experiencia, también por compartirla con mis amigos y verlos competir", recuerda, "se nota más la diferencia cuando es a nivel de España". Con todo, su primera presea nacional le hizo "bastante ilusión porque aunque no ganara, no está nada mal para ser mi primera experiencia". Una competición que también le valió para fijarse y aprender de sus rivales: "Así voy estudiando nuevas técnicas". Siguiendo esta línea, Alejandro tiene claro que lo que más le cuesta en la práctica del boxeo son "las formas", por lo que incide especialmente en trabajar esta faceta.
Lo hace en unos entrenamientos muy variados en los que tras calentar "nos enfrentamos unos con otros, vamos viendo los tiros del rival y reaccionando. Además también en guantes hacemos algún ‘sparring’ con compañeros". El objetivo no es otro que hacerlo "lo mejor posible" para en el futuro poder asentarse en la selección gallega. Todo ello sin descuidar los valores que imparten en el Team Thunder: "Somos rivales en el ‘ring’, pero fuera podemos ser amigos". Un aprendizaje completo que viene de uno de sus referentes. "Aarón González, mi entrenador, es mi ejemplo a seguir. Gracias a él hoy en día estoy aquí", confiesa emocionado.