El amor por el fútbol en el ADN

REPORTAJE ▶ Sus primeros enredos con un balón de fútbol fueron junto a sus amigos en la plaza de Combarro, donde cogieron "tanto el gusto como el amor por la pelota". Los hermanos Jaichenco recuerdan cómo juntos descubrieron la pasión por un deporte al que todavía están muy ligados: Valentín en el Pontevedra CF, y Tomás en la SD Campañó.
Tomás, con la camiseta del Campañó, y Valentín, con la del Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera Tomás, con la camiseta del Campañó, y Valentín, con la del Pontevedra. GONZALO GARCÍA

Una plaza en Combarro, un grupo de amigos y un balón de fútbol. A los hermanos Valentín (2002) y Tomás Jaichenco (1999) no les hacía falta nada más para disfrutar de sus tardes cuando eran niños. Allí descubrieron "tanto el gusto como el amor por la pelota". Una pasión que se mantiene intacta con el paso de los años y que les devuelve grandes recuerdos juntos. Porque aunque nunca compitieron en el mismo equipo -por categoría les tocaba estar separados-, son muchas horas de fútbol las que han compartido. Ahora, Valentín persigue sus sueños en el Pontevedra CF y Tomás en la SD Campañó.

"Nosotros no nos metimos nunca en fútbol sala como hacen todos", explica Valen, "a mis seis años, nos apuntaron a la escuela deportiva del Poio. La edad daba un poco igual, entrenábamos juntos aunque no competíamos porque no teníamos ficha". Recuerda Tomás que en aquellos entrenamientos "era como pasar de la plaza al campo porque los amigos que siempre estaban con nosotros también venían".

Cuando empezó el instituto, el entrenador de Valen se lo llevó al Vilanova, donde tan solo estuvo un año. Y es que su talento no pasó desapercibido para el Pontevedra. Desde el segundo año de infantiles, el extremo argentino viste la camiseta granate. "Verlo desde tan pequeño en el Pontevedra es pensar: 'Joba, tan joven y consiguió llegar a este club", reconoce Tomás, "compartes tantos años en los que él está en el Pontevedra, te cuenta sus anécdotas y cómo lo vive, que es casi como estar dentro y es muy bonito".

El mayor de los Jaichenco, que estuvo vinculado al Poio hasta los 20 años, decidió esta temporada dar el salto al Campañó. "Buscaba algo diferente, salir de lo más cercano, lo común", cuenta. Cada uno siguió su camino, pero aunque Valen y Tomás no compiten juntos, sí comparten confidencias. "Mis mejores amigos también ficharon por el Campañó así que cuando nos vemos todos en el gimnasio, comentamos lo que pasa en el vestuario y nos reimos juntos", relata Valen.

"Es cierto que Tomás nunca vio las instalaciones del Pontevedra así que yo le cuento y a veces le enseño fotos para que vea cómo es. Me gustaría que lo viera en persona. Al final, desde pequeños a los dos nos ha gustado el fútbol pero por una u otra cosa, acabamos en diferentes lugares".

Siempre que sus agendas se lo permiten, van a ver jugar al otro. "Solemos hablar siempre después de los partidos. Hace poco marcamos gol el mismo fin de semana y estábamos contentos no, lo siguiente", recuerda Tomás entre risas, "cuando pasa cualquier cosa lo comentamos. Vale para desahogarse y siempre estamos contentos de las oportunidades".

Los comienzos

"En Combarro jugábamos un montón juntos. Allí pasó de todo", recuerda Valen. Echando la vista atrás, los primeros años de los hermanos Jaichenco descubriendo el fútbol no se entienden el uno sin el otro. Cuando ambos formaban parte ya de un equipo, la esencia de sus comienzos no se perdió. Siguieron compartiendo horas en la plaza, todavía hoy lo hacen, y guardan importantes anécdotas.

"Una vez estábamos jugando un partido en una plaza y claro, ninguno quiere perder", reconoce Tomás, "me acuerdo que estaba de portero y un jugador se lesionó así que pedí que pararan y salí de la portería. Mi hermano dijo: 'Me da igual'. Me picó el balón por arriba y como yo tampoco quería que me marcara, la saqué y caí de una forma que me hice un esguince en la mano". Lo recuerdan entre risas, como las anécdotas de balones perdidos en el mar o las broncas de sus padres al llegar tarde a casa por estar jugando al fútbol.

"En verano, como Combarro es un sitio muy turístico, jugábamos con cualquiera. A lo mejor venía gente de Italia de nuestra edad y nos poníamos a jugar, sin entendernos ni nada", cuenta Valen. Historias que vivirán en su recuerdo y que ahora se están perdiendo. "Nosotros pasamos por la plaza y no vemos a niños jugando una tarde cualquiera", asume Tomás, "los vemos con la consola. Y te da pena ver que se está perdiendo".

"En Combarro jugábamos mucho juntos. Nuestra vida era eso: el colegio y jugar toda la tarde en la plaza"

Apunta Valen que con los móviles "los niños prefieren quedarse en casa. Para nosotros nuestra vida era eso: ir al colegio y estar toda la tarde en la plaza jugando". El fútbol es algo "que siempre ha ido con nosotros", con una familia argentina que les inculcó a la selección albiceleste como "lo más grande".

Fuera del terreno de juego comparten equipos y dentro lo tienen claro: mejor juntos. "Ahora mismo es mucha la diferencia así que yo siempre quiero que esté en mi equipo", comenta entre risas Tomás. "Somos un poco picones los dos, si no le doy un pase bien, nos enfadamos mucho. Pero prefiero jugar con él", reconoce Valen.

Evolución

"Ver a mi hermano desde tan pequeño subiendo de categorías en el Pontevedra es un orgullo. Sabía que iba a llegar"

"Ver a mi hermano desde tan pequeño subiendo de categorías en el Pontevedra es un orgullo. Sabía que iba a llegar hasta aquí. Siempre peleó por ser futbolista y lo está consiguiendo". Son las palabras, rebosantes de orgullo, de Tomás, al ver como Valen se ha ido consolidando en el primer equipo granate. "Desde pequeño no había pensado en otra cosa que ser futbolista", reconoce el más joven de los dos. Siempre que Valen es convocado, Tomás está "pendiente de la alineación y se la envío a amigos y familia cuando es titular".

Desde el principio, cuando Valen le contaba "lo majo que era Charles o cómo me ayudaban todos en la pretemporada" y hasta ahora, que ya ha debutado en Primera Federación, los hermanos Jaichenco siguen cumpliendo sus sueños de niños el uno junto al otro.

Apendicitis: "Cada día me va doliendo menos"

Dio sus primeros pasos en Primera Federación de la mano de Antonio Fernández. Y con la llegada de Toni Otero al banquillo granate, Valentín Jaichenco se consolidó en el primer equipo del Pontevedra Club de Fútbol.

Dos titularidades consecutivas y una gran media hora de juego en el derbi ante el Celta B que se han visto interrumpidas por una inesperada apendicitis que lo mantendrá alrededor de un mes de baja. "Al salir de Balaídos me partía del dolor de barriga, fui a Urgencias y al día siguiente me vio un cirujano y me operaron", cuenta, "cada día me van doliendo un poco menos los puntos".

De momento, Valen no puede hacer "mucho más que levantarme del sofá o la cama y dar paseos por la casa". Pero su optimismo sigue intacto: "Hay que encontrar la parte positiva para volver más fuerte".

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