''Asumo una contradicción en mi vida: no soy fanático del fútbol. La gente no se lo cree''

Vinculado al fútbol desde hace cuatro décadas, Carlos Menéndez Ogando es una figura indispensable en el germen y desarrollo de una de las entidades más significativas de Pontevedra, el Salgueiriños CF. La próxima temporada el club cumplirá 50 años. Suma este galardón al conseguido en los Premios Cidade de Pontevedra en el año 1977.

¿Qué supone para este club tan identificado con el trabajo de base este nuevo galardón?

Será el segundo galardón que reciba la entidad deportiva en sus cincuenta años de historia, pues recuerdo que en el año 1977 ya fuimos premio Cidade de Pontevedra a la labor deportiva. En aquellos años, era el boom de las retransmisiones deportivas de base a través de la TVE, en las que habíamos tenido un protagonismo notable. Ahora si nos lo concede Diario de Pontevedra entiendo que lo merecemos, porque hemos calado por nuestra labor deportiva y social y siempre se agredece que te lo reconozocan. Agradecemos este galardón y seguiremos con nuestra labor. Buscamos un trabajo social y de integración y no pensando en sacar un jugador fenómeno y vayamos a vivir de rentas. Eso no me interesa.

¿Qué recuerdos tiene de los primeros pasos del Salgueiriños CF?

Recuerdo que con 15 o 16 años, viviendo en el barrio de Salgueiriños, habíamos hecho un equipo de fútbol entre amigos. Surgió la ocasión de presentarse a las competiciones oficiales que organizaba la Delegación Nacional de Juventudes y lo hicimos durante dos años. Llegó el momento de decidir si seguíamos jugando como pandilla o como club oficial. Al final se impuso mi criterio y el de alguno más para hacer un club. En 1967 ya federamos el club con un equipo juvenil y así fuimos creciendo. Recuerdo que entre yo, Hugo, Cuco, Modesto y Ricardo fuimos los mentores de este club.

¿Puede recordar el momento más feliz en la larga historia del club? ¿y el más amargo?

Hay muchos y grandes recuerdos en la historia del Salgueiriños CF. Me vienen a la mente los dos años que participamos en el torneo nacional que retransmitía TVE a principio de la década de los setenta. Fuimos consecutivamente campeones gallegos y de fases nacionales. Durante dos años consecutivos nos metimos con el equipo juvenil en la fase final nacional, en la que estaban los 16 mejores equipos de España. Siempre lo recordaré como lo más emocionante de este club. De los momentos amargos, pues el año que el Pabellón Ourense nos apeó de la División de Honor de juveniles a mediados de la década de los ochenta. Era la posibilidad de estar entre los mejores de España. Pero este tipo de sinsabores se curan rápido. Había que confeccionar una nueva temporada y pronto se olvidó.

¿Le gustaría estar al frente de un club a otro nivel?

Te puedo decir que asumo una contradicción en mi vida. Llevo casi cincuenta años en esto del fútbol, pero no soy fanático. Y menos del fútbol profesional. No veo los partidos en televisión, aunque no te lo creas. A nivel profesional está en una línea absurda, es un negocio absurdo. No estoy de acuerdo con él. Cuando se lo comento a la gente no se lo cree.

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