"El balonmano era un acto social de la ciudad"

Tomás Garrido y José Covelo, los socios número 1 del Teucro y del Cisne, cuentan la historia de este deporte en la Boa Vila a través de sus vivencias
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photo_camera Tomás Garrido y José Covelo en el bar Carabela de A Ferrería. RAFA FARIÑA

Aunque en su carnet de socio luce el número tres, Tomás Garrido es actualmente el primer socio del Teucro. Esta confusión nace de la falta de actualización en la lista de socios del club pontevedrés. El amor de Tomás por este deporte va ligado a su pandilla de juventud. Aquel grupo de amigos eran aficionados al balonmano y formaron, de distintas formas, parte del club fundado por José Covelo.

Su hijo es otro de los protagonistas, ya que aparte de ser uno de los primeros socios de los teucristas, es el primer socio del otro referente del balonmano pontevedrés, el Cisne. Un honor que debe a su fundador Manuel Corrochano, que cedió su puesto a un joven Covelo que por aquellos tiempos era además uno de los jugadores destacados del club. José Covelo reivindica el papel de Corrochano en la historia del balonmano y del deporte de la ciudad, ya que refundó el Teucro y fundó el Cisne. La charla con estos dos socios tan ilustres está llena de anécdotas que son historia viva del deporte de la ciudad.

Garrido recuerda con cariño aquellos primeros años del Teucro, donde el club tenía que tirar de ingenio para poder paliar la falta de dinero. Tomás y sus amigos organizaban bailes en el Café Moderno para recaudar los fondos necesarios para el equipo.

Más tarde tuvieron que buscar un campo de cemento para poder jugar. Anteriormente el equipo jugaba en tierra e incluso llegó a disputar partidos de balonmano en Pasarón con 11 jugadores.

El club pasó a jugar su partidos en Arzobispo Malvar, en un campo muy modesto que al principio no tenía ni vestuarios. José Covelo era por entonces un niño y rememora como cogía uvas en los viñedos que estaban pegados a la pista.

"Antes los jugadores no tenían ni vestuario, tenían que ducharse con mangueras"

"Los jugadores tenían que ducharse con mangueras debajo de la grada y algún equipo incluso se llegó a duchar en mi casa", afirma Tomás Garrido.

La precariedad también llegaba cuando tenían que viajar para para poder jugar fuera de casa. Los directivos tenían que ir a las empresas de los jugadores a pedirles que le dieran el día libre para poder disputar el partido. Los jugadores tenían que pagar el viaje y se llevaban un bocadillo para poder reponer energías después del partido. Uno de los hombres clave de aquel Teucro era Manuel Corrochano, que fue uno de los refundadores del equipo. Manuel era un amante absoluto del deporte, que trasmitía a sus alumnos de educación física.

Uno de aquellos chavales era José Covelo, hijo del fundador del Teucro y uno de los grandes jugadores de la ciudad. Aunque José jugó en el Teucro, su vida está ligada especialmente al Cisne.

Covelo recuerda con mucho cariño a su mentor: "El Cisne sigue manteniendo los valores de amistad y solidaridad que nos transmitió su fundador, Manuel Corrochano".

Aparte de ser el primer socio del equipo, fue uno de los grandes jugadores del club. También vistió la camiseta del Teucro, que le ofreció 10.000 pesetas de sueldo, aunque solo cobró un mes. El sueldo lo donó al equipo aunque le debían 90.000 pesetas.

"A mí me hacía ilusión jugar en el Teucro porque fue el club que fundó mi padre, es como si hace una casa y yo no viví en ella" dice José recordando aquella etapa. Aparte del vínculo afectivo, jugar con los teucristas le permitió llegar a División de Honor.

"Teníamos que ir a las empresas para que dejaran a los jugadores viajar con el equipo"

Como jugador del Cisne, fue capitán en el primer duelo histórico que enfrentó a ambos conjuntos en el año 1982.

Aquel partido guarda ciertas similitudes con este choque. El Cisne y el Teucro llegaban en lo más alto de la tabla. Los teucristas vencieron 17-22 y le arrebataron el liderato a los de Covelo.

Ahora la historia es similar, ambos conjuntos llegan en lo más alto y Covelo cree que va a ser un gran partido.

En aquel choque de los años 80, recuerda especialmente el lleno que había en el campo. Aquel partido era una fiesta para la ciudad y le encantaría que se recuperara ese espíritu, pero cree que es muy difícil.

Ambos coinciden en que los tiempos han cambiado y que es casi imposible que vuelvan aquellos momentos en los que el balonmano formaba parte de un ritual de la ciudad.

"El Cisne sigue manteniendo los valores de amistad y solidaridad que nos transmitió Manuel Corrochano"

"Los partidos del Teucro eran un acto social, la gente iba a misa de 11.30, luego al pabellón a ver al Teucro y al acabar, ganara o perdiera, te ibas a tomar un vermut al Carabela. Era algo que iba en los genes de Pontevedra", explica José.

Sobre el partido de este sábado ninguno da un pronóstico, más allá de que va a ser un gran choque. En lo que ambos se ponen de acuerdo es en que gane su equipo y que el resto de partidos de la temporada se los lleve el rival y puedan estar ambos en lo más alto.

Esto confirma la rivalidad sana que hay entre ambos equipos. José Covelo recuerda que en su época de jugador, las plantillas del Teucro y del Cisne se iban juntas de vinos. Aquella amistad estaba ligada especialmente a que la mayoría de jugadores eran de la ciudad. Hoy en día es más complicado porque hay muchos jugadores de fuera, aunque el Cisne sigue manteniendo esa labor de ser un club en el que prima la cantera y muchos jóvenes que compatibilizan el deporte con los estudios.

Covelo cree que el Teucro tiene equipo para luchar por el ascenso y que el objetivo principal del Cisne es la salvación, aunque no descarta pelear también por el ascenso.

"La gente iba a misa, luego al pabellón y al acabar, te ibas a tomar un vermut al Carabela. Era algo que iba con los genes de Pontevedra"

El partido de este sábado será la séptima vez que ambos clubes se vean las caras en la división de plata.

Llegan en una situación similar al primer duelo en el que ambos lideraban la tabla y en el que el Teucro salió victorioso.

En la década de los 80 se verían las caras tres veces más y en todas ganó el Teucro. Pasarían casi 30 años para volver a enfrentarse y de nuevo el Teucro saldría victorioso, pero el Cisne consiguió empatar el último duelo. También ganaron esta temporada en Copa y ahora veremos si repiten en liga.

Así que ya saben, este sábado tienen una cita con la historia del balonmano de la ciudad. Vayan ustedes al pabellón, disfruten y luego ganen o pierdan, celébrenlo con un vermut o lo que quiera en el Carabela. Es algo que va en los genes de Pontevedra.

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