Barragáns, el doctor de todos

El Pontevedra Club de Fútbol es el sexto equipo de la ciudad y su entorno para el que trabaja el traumatólogo poiense ► Lleva 30 años en el Arxil, fue médico y presidente del Teucro, comenzó en el Sporting de Poio y se afianzó en el Leis
El doctor Barragáns charla con Luisito en un entrenamiento
photo_camera El doctor Barragáns charla con Luisito en un entrenamiento

"Empecei como médico e acabei como presidente", recuerda con nostalgia José Manuel Barragáns Muñiz, el doctor Barragáns, tres décadas después de haber dado el paso a la medicina deportiva, dedicación sin la que no se podría entender su vida. Sus comienzos en el Sporting de Poio, aquel club en el que empezó como doctor y acabó como máximo mandatario, poco después de concluir la carrera de medicina, resumen su implicación con el deporte. No solo es galeno, sino que es un amante del deporte y un poiense de nacimiento y corazón y pontevedrés de vocación.

Ha pasado por los principales clubes de los principales deportes de la ciudad. El pasado verano, Lupe Murillo se puso en contacto con él para que reemplazase a Alberto Domínguez al frente de los servicios médicos del Pontevedra. Y Pepe no pudo decir que no.

Luis López Basalo lo convenció para colaborar con el Leis 26. "Foi unha época moi bonita. Estiven dous anos nos que fomos campións de España". Su trabajo no pasó desapercibido para el presidente del Teucro, el club que más lo ha marcado, y Fernando Gago, presidente de entonces, se enfrascó en una dura negociación, primero con López Basalo, y luego con el propio Barragáns, para reclutarlo para la causa azul. "Se había xente que cobraba, como así era, eu tamén debía ser profesional. E alcanzamos o acordo de que eu percibise unha peseta ao mes durante o primeiro ano e logo estudiariamos se o prezo era moi gravoso para o Teucro e se a todos nos conviña continuar". Debió parecerle conveniente a ambas partes, porque el matrimonio se prolongó durante 22 años.

"Cando fichei polo Teucro acordamos que cobrase unha peseta ao mes durante a primeira temporada"

Sin embargo, el equipo con el que más tiempo ha pasado ha sido el Club Baloncesto Arxil. "Debo de levar 30 anos, desde que Mayte (Méndez) me chamou. E aí sigo".

Es consciente de la dificultad de compatibilizarlo con otras facetas de su vida, con la familiar, con su trabajo de traumátólogo en las clínicas en las que trabaja, con sus aficiones... Pero no ve horizonte ni fin.

"Estar sentado no banco é coma unha droga. Pásoo moi ben e moi mal aí. Moitas veces digo que é o último ano, pero ao final non saio dunha guerra e xa estou noutra".

Desde 1980, ininterrumpidamente, siempre ha colaborado con sus conocimientos en beneficio de la salud de los deportistas de equipo de la ciudad... "e paralelamente apareceron a Federación Olímpica de boxeo e o Super Froiz. Fun médico de ring, pero aquilo era moi violento e acabeino deixando porque non me apaixonaba. E tamén fun doutor dalgunha volta ciclista".

En su casa conserva los chándales, bufandas y camisetas que le fueron regalando los clubes a los que ha representado hasta el momento. El color que más abunda es el azul. "Eu fun moi feliz no Teucro. Non polo deporte en si, senón pola forma de vivilo, pola implicación. Pasei épocas difíciles, pero tamén lle debo moito. Coñecín toda España grazas ao Teucro! Tiven unhas vivencias positivas que superan con creces os problemas", analiza.

Por eso, no tiene ni la menor duda en afirmar que "se hoxe me deixaran volver a facelo, volvería a empezar. Non é por diñeiro, as vivencias non teñen prezo".

En la casa azul acabó como lo había hecho en el Sporting de Poio, curando enfermos y poniendo su trabajo y su gestión para buscar lo mejor para la entidad. Reconoce que fue más duro ser presidente que ser médico. "Lupe Murillo e eu collemos un club que no primeiro ano debeu afrontar seis xuízos de demanda por impagos por cantidades importantísimas de diñeiro. O club estaba case finiquitado". Fueron algo más dos años al frente del barco, con el apoyo de Lupe Murillo, en una batalla contra la economía de guerra que sufría la entidad y contra la otra forma de ver el club que tenía un sector de padres y familiares de jugadores de la base.

 "Estar sentado no banco é coma unha droga. Moitas veces digo que é o último ano, pero non saio dunha gerra e xa estou noutra"

"Foi o peor...chegou un momento no que decidimos que, se había xente disposta a asumir o relevo, non había inconveniente en que o collesen. O club estaba bastante estabilizado, había débeda, pero non existía un perigo inminente de desaparición".

Realizando el camino de Santiago, al que le dedica una semana todos los años en sus diferentes variantes, decidió dejar la presidencia del Teucro.

"Creo que estaba á altura de Sarria cando o decidín. Foi moi difícil, non o pasei ben e moita xente non me entendeu, pero véndoo con perspectiva, creo que acertei", manifiesta el galeno.

Las tensiones que se habían producido a nivel interno entre la directiva y la agrupación de padres de la que salió la directiva de Carlos García-Alén estaba afectando a la vida diaria del club, a su imagen y a su estabilidad institucional, y Barragáns y Murillo no estaban dispuestos a aquello.

"Moita xente non o entendeu, pero si a miña conciencia. Estou orgulloso de ter axudado a que o Teucro se salvase e siga sendo un club de referencia, e de que volva estar onde ten que estar".

Después de haber probado prácticamente todos los grandes, solo le quedaba el Pontevedra. Y en julio le llegó el momento. Lupe Murillo lo llamó para asumir la dirección médica de la entidad, y el galeno no pudo decirle que no.

"O pai de Lupe, Diego Murillo, foi o meu primeiro xefe e abriume as portas do seu quirófano, ofreceumo todo. Traballei vinte anos con el. Non tiña pensado meterme en ningún club, pero se mo pide Lupe, non podo dicir que non", comenta con gratitud hacia la actual presidenta granate, que lo ha introducido en su enésimo camino de pasión y dolor.

 "Non tiña pensado meterme en ningún club máis, pero se mo pide Lupe Murillo non podo dicir que non"

"En Pasarón sofres porque estás en Pasarón", afirma, como si fuese un coplista, sabedor de que Pasarón es un campo tan grande que solo se pudiese definir con su propio nombre. "No Pontevedra pásoo mal porque, ata hai tres semanas, o bo traballo non se estaba a traducir en resultados. Non somos uns fenómenos, pero en seriedade e en esforzo somos os mellores e iso tense que ver reflectido en que non teñamos problemas para manter a categoría", se atreve a vaticinar al respecto del futuro de la temporada.

TOLERANCIA AL DOLOR. Su casa, construida en 1900 y restaurada por él respetando los cimientos y la estructura primigénea, derrocha buen gusto y sensibilidad, desde el jardín hasta la bodega, pasando por los muebles de las estancias principales y su ornamentación, en la que destaca una escultura de un jugador de balonmano realizada con unas viejas cadenas de bicicleta por un amigo doctor, conjuga arte y recuerdos deportivos.

En su otro trabajo, el balonmano fue el deporte que menos ratio de lesiones por jugador le hizo encontrar. "Hai moito contracto, pero saben encaixar e dar".

Después de atender a jugadores de muchos deportes, ha llegado a la conclusión de que no existe un patrón de comportamiento por grupos, deportes o sexos. "Son casos individuais. Tiven un xogador que foi o meu suplicio. Se estivo 365 días aquí, vino 320. Era moi bo rapaz, pero moi aprehensivo. Cando saíu do club dixen, se volven fichalo, marcho eu".

Fue la excepción a una regla general que le ha llevado a concluir que "en xeral o deportista é sufrido e sabe aguantar a dor".

La peor parte de su profesión son los problemas físicos. En su caso, el diagnóstico y los plazos le quitan a veces el sueño. "Se o albanel fai unha parede torcida, sofre. O médico é igual de humano có paciente. Hai veces que non hai solucións. Se unha cousa non vai ben, preocúpame e lévoa comigo á cama": doctor hasta el final.


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