Bea Gómez, por el momento no

A la nadadora "no le pica el gusanillo" de la competición y quiere disfrutar del deporte ►Se reunirá con sus entrenadores para ver si deja de competir definitivamente a alto nivel

Bea Gómez, en un entrenamiento. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Bea Gómez, en un entrenamiento. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La nadadora pontevedresa Bea Gómez Cortés ve cada vez más cerca su despedida de la natación de alto nivel en el ámbito competitivo, aunque se mantiene a la espera de reunirse con sus entrenadores para decidir acerca de su futuro.

Después de que la pontevedresa preparase a fondo su clasificación para participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y la crisis sanitaria a nivel mundial aplazase un año más la cita internacional, el confinamiento ha supuesto un punto de inflexión para la nadadora. Gómez se tomó ese parón para reflexionar sobre si le merecía o no la pena alargar un año más el rigor al que la competición somete su rutina. Y tras este período, está más lejos de continuar entrenando con metas de máxima competición.

"Algún día sí he echado de menos la competición, es lógico. Pero no es compatible con los estudios"

Así lo considera la propia Bea, quien tras la desilusión que le ha causado el emplazamiento de la fecha olímpica, ha perdido la motivación de la competición por el momento. "No me pica el gusanillo en estos momentos. Más bien lo veo como deporte saludable. Ahora mismo quiero ir a entrenar y disfrutar de mis compañeras, sin ninguna presión", apunta la nadadora, que todavía no ha tomado una decisión definitiva que dictamine su porvenir, pero sus pensamientos se centran cada vez más en sus estudios.

"Quiero terminar la universidad, este mes y medio que me queda sin ningún tipo de presión. Quiero poder compaginar todo sin tener que agobiarme", declara Bea.

Su cabeza no ha parado de dar vueltas durante estos dos meses de confinamiento. Sus ideas cambiaban en cuestión de segundos en los primeros días de cuarentena, y es que, todavía con la frustración reciente de no estar en Tokio este verano, la nadadora fue un huracán de sensaciones. Ninguna en firme hasta que el paso del tiempo le iba poniendo en su sitio. "He procurado no pensar en exceso para no agobiarme". Pero su futuro deportivo llamaba a la puerta de su cabeza constantemente. "Algún día sí he echado de menos la competición, es lógico. Pero no es compatible con los estudios", señala. Unos estudios que, a día de hoy, son su prioridad.

"Ellos (sus entrenadores) me conocen, son personas responsables y trataremos de decidir lo mejor"

Por el momento, la última palabra la tomará en el momento en que se reúna con sus entrenadores, que tratarán de guiarla por el mejor camino para Bea. "Ellos me conocen, son personas responsables y trataremos de decidir lo mejor", apunta.

Los primeros pasos se han dado en las conversaciones familiares en esta época en la que estar en casa ha sido la tarea principal. "Hay gente de mi familia que me dice que ya es hora de que lo deje y mire por mi futuro, que son mis estudios", reconoce. Pero el oto lado de la moneda lo encuentra en los familiares que le apoyan "en todo lo que haga, hasta en cosas que no están de acuerdo".

Lo que está claro es que, si lo deja, por su cabeza no pasa seguir vinculada al agua, por lo cual descarta forjarse un futuro como entrenadora. "Me gusta este deporte y transmitir mis sensaciones, pero no me veo como entrenadora, no me gusta", afirma la pontevedresa, a la que en ocasiones le "da pena, porque es el deporte al que me dedico desde que era pequeña".

Es el ser o no ser de Bea Gómez, que se aproxima cada vez más a un futuro laboral lejos del agua que tantas alegrías le ha dado.

Juegos Olímpicos. Un sueño que quedó a medias
Bea Gómez se entrenaba con gran dedicación cuando el COI decidió aplazar la fecha de los Juegos Olímpicos de Tokio al verano de 2021. Sin tiempo para asimilar, la pontevedresa sintió frustración por lo que ella sentía como un año perdido.

Ella se encontraba "en el mejor estado de forma de las últimas cinco temporadas". "Este año me planteaba deporte 100%, dejando de lado los estudios", relataba la nadadora cuando conoció que este no sería su año olímpico.

A la espera de conocer si sería clasificada, Bea tuvo claro que este 2020 sería el año en el que lo intentaría, eximiéndose del resto de responsabilidades que se le plantaban en el camino.

Finalmente, la pontevedresa se quedó con un sueño a medias y sin saber si finalmente llegará.

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