Cállate y sé sumiso

HACE unos meses expulsaron a un entrenador de Segunda División porque se había dirigido al árbitro diciéndole desde el banquillo:

-«Árbitro, no estás siendo equitativo»!

Ante tamaño insulto, que solo faltó llamarle individuo al colegiado, este no solo le expulsó sino que le cayeron además tres partidos de sanción. Se desconoce si este tipo de castigos van a agravarse en el futuro, pero da la impresión de que la nueva ley de seguridad ciudadana de la que tanto se habla está pensada tanto para los que se oponen a un desahucio como para los que vamos a los campos de fútbol.

Uno de los delitos más perseguidos será el de las ofensas a la patria y a las comunidades autónomas. Ahí habrán de hilar muy fino. Por ejemplo, hace ya unos cuantos años, en un Español-Deportivo, en el viejo campo de la carretera de Sarriá, cuando salía a calentar el equipo coruñés y atronaban los habituales silbidos e improperios al equipo rival, un aficionado ya de mediana edad se subió a la valla y gritó a todo pulmón

-«¡Gallegos, cabrones, que todo lo hacéis hervido!

Y me pregunto yo, ¿qué tipo de castigo merecería semejante agresión a nuestra simpar gastronomía nacional? Pues para esto está el legislador, para evitar de forma preventiva tales atropellos a nuestra identidad nacional y al decoro en las costumbres. Que como se siguiese en este estado de libertinaje cualquier día empezaban a llamar ladrones a los banqueros y chorizos a los tesoreros de los partidos.

Como ya me voy haciendo mayor y soy cada vez menos ingenuo, a mí no hay quien me quite que esta ley que nos va a hacer tan felices y seguros a todos no es una casualidad que coincida en el tiempo con esa otra gran obra de la literatura universal y que trata de ensanchar los derechos de la mujer. Me refiero al ensayo ‘Cásate y sé sumisa’ de la escritora italiana Costanza Miriano. Con semejante título no hace falta ahondar mucho en su profundo carácter feminista, el que por otra parte siempre ha caracterizado a la iglesia, que por algo su delegación en Granada ya lo ha promovido como lectura obligada para estas navidades.

Y encima aún hay asociaciones que osan criticar semejante monumento a la igualdad entre sexos con pretextos tan peregrinos como que el libro consagra el rol de la autoridad en el marido y el de servicio en la mujer. ¡Pero si lo único que hace es consagrar la familia como célula de la sociedad moderna!, «aunque sea cancerígena desde la edad de piedra» que cantaba Siniestro Total.

Yo de hecho estaba pensando en regalárselo a mi mujer, pero resulta que hace unos días se presentó mi madre de improviso en nuestra casa. Ella se cree que yo estoy siempre en el sofá viendo fútbol y dándole al JB mientras María friega los cacharros. Pues bien, justo esa noche me dio por cocinar. Casi le da algo cuando al entrar me vio con el mandil puesto, que no me extrañaría que pensase que no es necesario pasar de un extremo a otro. Este año en vez de una corbata, una caña de pescar o un libro de jardinería hasta es posible que me traigan los Reyes un manual de autoayuda para recuperar la autoestima y sobre todo la autoridad en el domicilio familiar.

Y es que a fin de cuentas el libro de Costanza Miriano es un trasunto de esta nueva ley de seguridad ciudadana, que ya solo falta que en el Boe la publiquen con un antetítulo que ponga ‘Cállate y sé sumiso’, porque viene a ser una versión más amplia de la obra promovida por el arzobispado de Granada con el fin de universalizar los gozosos derechos de la sumisión ante la autoridad, ya sea ésta marital, arbitral o gubernamental. Que una cosa es recortar en sanidad y educación y otra en la igualdad de derechos. Hasta ahí podíamos llegar.

Lo único que me preocupa es el fichero ese de infractores que se contempla, que un mal día lo puede tener cualquiera. A mí me pasó el pasado domingo en el palco de Pasarón. Vamos, que le dije a voz en grito al árbitro que estaba siendo ‘poco equitativo’...pero con otras palabras. Ustedes ya me entienden.

Todos ganaron en Riazor

Ya sé que el titular es un poco contradictorio para resumir un partido que acabó en empate, pero en este caso sí se puede decir que el clásico lema post-electoral «todos ganan» se ha cumplido. El Deportivo ha sumado un punto ante el equipo revelación, y aunque por juego pudiera haberse hecho merecedor a algo más, también es cierto que el claro penalty a Fran Sandaza en la segunda parte que el árbitro prefirió ignorar hubiera podido dar la victoria a los de Quique Setién. Por tanto todos vencedores.

Y más que ninguno la imagen ofrecida por las dos aficiones. Fernando Vázquez manifestó siempre su deseo de que alguna vez los derbis en Galicia, es decir, los Depor-Celta y viceversa, se puedan jugar con el ambiente que se ve por ejemplo en el País Vasco. Ayer se comprobó que es posible...si se quiere por ambas partes.

Apuesta con riesgo

De los periodistas se suele decir que exageramos -cuando no que directamente metimos- y sobre todo que somos expertos únicamente en predecir el pasado. Y esto último no tiene ningún mérito

Pues ahí va una predicción ‘ad futurum’ y con mucho riesgo. A falta de varios meses, cuando aún no hemos siquiera acabado la primera vuelta, me juego mi título de periodista -y ya saben los que me siguen los años que me ha acostado conseguirlo- a que el Pontevedra acaba la liga regular como campeón de la Tercera División. Ayer venció en Ordes, se mete ya en los puestos de fase de ascenso a Segunda B y ha fijado en el visor ya el liderato.

Hombre, no es que sea como el título de la Champions, pero para un club que ni siquiera tiene ahora mismo donde entrenar algo ya es.

Comentarios