Carlos Álvarez, el Rey Midas del balonmano pontevedrés

El jugador pontevedrés suma su oro en el Europeo Junior de Portugal del pasado domingo al bronce del Campeonato de Europa juvenil, el ascenso con el Cisne sénior a Asobal y el campeonato de España juvenil de clubs con el conjunto blanco
Carlos Álvarez con su medalla de oro en el Europeo de Lisboa. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Carlos Álvarez con su medalla de oro en el Europeo de Lisboa. BEATRIZ CÍSCAR

Todo lo que toca lo convierte en oro. A sus 19 años, Carlos Álvarez Domínguez puede presumir de un palmarés exclusivamente al alcance de las élites: campeón de España juvenil de clubes con el Cisne, bronce juvenil en el Campeonato de Europa con la selección Española, un ascenso a Asobal con el Club Cisne y ahora el oro del Europeo júnior de Portugal. En dos años ha ganado más que la mayoría de deportistas de alto nivel en toda su vida. Y siempre siendo protagonista.

La última etapa del camino con los Hispanos ha sido otra demostración de que nada es imposible si el zurdo pontevedrés está de por medio. "La sensación es inexplicable: haber ganado a la anfitriona, contra la que habíamos perdido en la fase de grupos y con un pabellón lleno de gente, con toda nuestra prole animándonos, es algo increíble. Esto es como una familia que se lo merecía más que nadie. No tengo palabras para poder explicar cómo nos sentíamos". España venció a Portugal por dos goles, 35-37. Fue una final realmente complicada, contra un equipo llevado en volandas por su afición y que mantuvo diferencias de cuatro goles hasta a falta de doce minutos para el final, cuando España decidió cambiar la dirección del viento.

El grupo tenía unas ganas increíbles de ser campeón. Creyó, soñó y al final fuimos capaces de darle la vuelta y llevarnos el campeonato

"El grupo tenía unas ganas increíbles de ser campeón. Sabíamos que podían darse circunstancias en el partido de estar por debajo en el marcador, pero la competitividad que tiene esta gente hace que incluso que sepamos que estando por debajo en el marcador se puede remontar. El grupo creyó, soñó y al final fuimos capaces de darle la vuelta y llevarnos el campeonato", explicaba este lunes el joven.

Una de las virtudes que ha demostrado Carlos Álvarez hasta la fecha es su enorme capacidad competitiva, traducida en el carácter para abordar los momentos de tensión con garra y sangre fría. Nunca se conforma. De ahí que el pasado domingo no dejase de creer. Su nerviosismo es el mismo del alumno con la lección tan bien aprendida que sabe que aprobará.

"Cuando las cosas no van bien, la cabeza piensa que se nos está escapando una oportunidad única. Pero la confianza es enorme. Sabíamos que íbamos a pelear hasta el final y que la remontada era posible".

En los momentos de júbilo después del triunfo, en la explosión de emoción, Álvarez se acordó de su gente y de los que le han ayudado a llegar adonde lo ha hecho. "Esto es para toda la gente que ha trabajado con nosotros todos estos años: es un trabajo que empieza en los clubes, en las familias, en generaciones anteriores. Esto es gracias a ellos. Poder celebrarlo con tu gente, que viene a apoyarte a Portugal durante el campeonato es lo mejor. Es una sensación increíble". En Matosinhos, además de amigos y familiares, estaban compañeros del Cisne, el club que se ha convertido en el mejor entorno para su crecimiento.

Me quedo en el Cisne porque es mi casa y es una oportunidad única poder jugar en Asobal con mi club

"Toda esa gente que me acompaña en los entrenamientos, en el día a día, durante todas estas temporadas... Este oro también es de ellos".

No es de extrañar que haya decidido seguir y renunciar a otras posibilidades muy atractivas, porque "al final el Cisne es una familia y es mi casa. Para mí es una oportunidad única poder jugar en Asobal con mi club. Será una experiencia que me va a ayudar mucho. Voy a intentar disfrutarla al máximo y competir".

Su discurso muestra una madurez impropia de un muchacho de 19 años, lo que le permite tener los pies en el suelo a pesar de que nunca ha dejado de ganar. "Las cosas van saliendo. Intento hacerlo lo mejor posible y los resultados van acompañando. Habrá momentos en los que sea más duro y complicado y habrá que saber afrontarlos con la mayor humildad posible".

No es descabellado pensar que algún día pueda estar con los Hispanos sénior. "Ojalá, pero obviamente eso está muy lejos. Aún soy júnior. El nivel del balonmano nacional es espectacular. Hay que seguir dándolo todo y seguro que las oportunidades llegarán. Pero hay que trabajar mucho y mantener la humildad". Para él sería una locura y a la Selección le saldría a cuenta, pensando que podría contar con el Rey Midas, que todo lo que toca lo convierte en Oro.


 

Más en Deporte Local Pontevedra
Comentarios