Carlos García: "Irme fue la mejor decisión"

El Teucro B se enfrenta esta semana al Xiria de Carlos García, jugador azul durante nueve temporadas, que no estará disponible ▶Ahora compagina el balonmano con el trabajo en su centro de entrenamiento y reconoce haber salido del equipo azul "quemado"

Carlos García, en su centro de entrenamiento de Carballo. DP
photo_camera Carlos García, en su centro de entrenamiento de Carballo. DP

No tuvo despedida sobre la pista y tampoco habrá reencuentro. Pese a que muchos aficionados teucristas tenían marcado en rojo este fin de semana para ver el regreso del gran capitán de los últimos años al Municipal, finalmente, Carlos García no se enfrentará al Teucro B.

El extremo de 32 años, actualmente en el Calvo Xiria de su Carballo natal, no volverá a Pontevedra. No será por lesión. Pero tampoco por evitar reencontrarse en la pista con el filial del equipo que capitaneó desde la temporada 2014-2015 hasta la pasada. "Mi cabeza no funciona así. No guardo rencor ni intento evitar lo que otros podrían ver como una humillación. No lo considero así", expresa.

Su ausencia tiene que ver con su nueva profesión: preparador personal. En enero abrió un centro de entrenamiento y, desde entonces, viaja cada cierto tiempo los fines de semana para formarse en cursos más específicos, que complementen los conocimientos adquiridos en el Grao en Ciencias da Actividade Física e o Deporte que estudió en Pontevedra.

Su salida
"Me decantaba más por no seguir. Hubo una negociación, pero faltó seriedad. Cuando se llegó a un acuerdo, 20 horas después ya no existía"

"Cuando firmé con el Xiria ya acordamos que tendría que faltar a algunos partidos para irme a formaciones. Y este partido coincide con una", apunta el carballés. "Al final, necesito seguir estudiando porque la ciencia está en continua evolución. Hay que actualizarse semana a semana. Ese fue uno de los motivos por los que dejé el Teucro", señala.

Precisamente sus ansias por plasmar en la realidad un negocio que lleva "masticando" varios años fueron uno de los factores que le llevaron a decidirse por abandonar el cuadro pontevedrés nueve años después: "Tener eso en mente influyó mucho. Jugando en Asobal era imposible montar el centro".

Sin embargo, hubo más factores. Carlos había perdido la "ilusión". "La verdad es que llevaba un par de años bastante quemado. Cuando comencé a hablar sobre la renovación casi diría que me decantaba más por no seguir que por continuar. Pero escuché al Teucro. Hubo negociación, pero no con la seriedad que yo esperaba. Llegamos a un principio de acuerdo para que siguiese, pero 20 horas después ya no existía tal acuerdo. No sé si decir que me pusieron en bandeja que no continuase, pero las cosas no se hicieron bien. Aunque no solo conmigo, sino con mucha gente antes", explica el extremo.

La actualidad
"Con el centro de entrenamiento encontré la motivación de nuevo. Montarlo era algo que llevaba pensando desde hacía tiempo"

Luego llegó la rueda de prensa que él organizó en el Municipal. "Fue lo mejor que pude hacer. Me hubiese gustado jugar un último partido porque hubiese servido para agradecer a la gente todo ese cariño que me han dado y me siguen dando cada vez que vuelvo a Pontevedra y me ven", reconoce.

Pese a ello, el jugador asegura que fue "muy feliz" en la Boa Vila: "Tengo grandísimos recuerdos, pese a que hubo un par de temporadas muy complicadas por muchas cuestiones, entre ellas lo económico y lo deportivo".

MOTIVACIÓN. Ahora, Carlos ha pasado página. Regresó a Carballo junto a su pareja y puso en marcha el proyecto que tenía en la cabeza. "Encontré la motivación de nuevo", explica. "Dejar el Teucro, volver a Carballo y montar esto fue la mejor decisión de mi vida", recalca. Tras decidir establecerse en solitario en vez de con una fisioterapia por el precio de los locales, García encontró el bajo adecuado. "Fue un giro de 360 grados. Hice de albañil, de pintor y de electricista y abrí el negocio, que va muy bien", explica.

7 metros, como lo bautizó porque quería un nombre que tuviese relación con su figura, ofrece entrenamientos personales y en grupos reducidos. También trabaja en la readaptación de lesiones y en tratamientos contra el dolor. "Tenía muy claro lo que quería y Alberto Mouriño, que es un amigo y un referente, me ayudó mucho. Colaboró con el Teucro y tiene una clínica en Lalín", profundiza el de la comarca de Bergantiños, que compagina su jornada laboral con los entrenamientos con el Xiria, donde además de jugador es el preparador físico del primer equipo y de la base.

Pese a la felicidad que le produce su nueva vida, Carlos admite que el cambio de Asobal a Primera Nacional "costó". "Es el día y la noche. Se entiende el balonmano de otra manera. Pero yo ahora me considero jugador de esta categoría", dice, antes de reconocer que "más pronto que tarde" cambiará la marca de siete metros de la pista por su centro para tener dedicación exclusiva.

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