1-1. El Pontevedra se abona a la desgracia y deja escapar la victoria en el último minuto

Charles adelantó a los granates de penalti en la primera parte pero el Celta B empató en el último suspiro

Un lance del Celta B - Pontevedra. RC CELTA
photo_camera Un lance del Celta B - Pontevedra. RC CELTA

Cuando no puede ser, no puede ser. Y además es imposible. El Pontevedra no termina de romper la racha. Ni cuando no lo merece, ni cuando acumula méritos para vencer. El conjunto granate sigue abonado a la desgracia y en Barreiro sumó un nuevo capítulo más: después de ponerse por delante en una notable primera parte, sufrir en el inicio de la segunda y no ser capaz de sentenciar en el último tramo del choque, una jugada mala defendida acabó con el empate del Celta B justo antes de que se cumpliese el tiempo reglamentario.

El Pontevedra salió a Vigo reafirmado en sus principios. En una situación de zozobra sólo cabe visualizar aquello con lo que eras feliz. Y el PCF, pese a las dudas, fue capaz de recuperar su identidad en la primera mitad en Vigo. Los granates eran agresivos sin balón y buscaban la profundidad con él. Así llegaron dos ocasiones iniciales de Rufo, que primero se topó con Sequeira y luego con el larguero cuando toda la afición cantaba (desde sus casas), los goles. El conjunto granate perdonó, pero no desistió. Y en un nuevo balón al área, Charles le ganó la partida a los centrales y buscó el penalti de Sequeira. El propio atacante engañó al meta desde el punto de penalti y marcó el 0-1. El PCF se volvía a adelantar.

El tanto espoleó algo al Celta B, que igualó con un remate de Josipovic que el colegiado invalidó por una dudosa falta sobre Imanol. Fue el gran susto en la primera parte para un bloque visitante que en la primera parte todavía pudo ampliar su renta si un derechazo de Jorge hubiese cogido un ángulo sensiblemente más cerrado.

El Pontevedra se fue al descanso con una renta escasa pero valiosa en el marcador. Y quizá conocer el valor de su renta le pesó en el  inicio del segundo acto. Porque en dos errores defensivos, Josipovic (demasiado solo) perdonó el empate.

A partir de esos dos sustos, el PCF mejoró y volvió a mirar hacia la portería contraria. No solo para intentar sentenciar, sino para tratar de defender lejos de su área. Onésimo apostó por meter a la artillería pesada. Pero quien pudo sentenciar fue el equipo granate. Primero con dos chuts de Álex, que se fueron fuera por nada. Luego, en un centro al segundo palo que Diz no llegó a empujar. Segundos después, el propio Diz cruzó en exceso la que sería última oportunidad granate.

Y el que perdona, lo acaba pagando. El Celta B tenía vida, pero veia como se le acaba el tiempo. Hasta que en una jugada por dentro, Pampín recibió entre líneas sin marca y cedió para Alfon, que se plantó sin oposición ante Mario y empató para dar al Pontevedra un nuevo golpe. Esta vez durísimo, porque la orilla tras la tempestad ya era una realidad.

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