Julia Dupuy, jugadora del Poio Pescamar

Comprometida con las demás

La jugadora conservera, que nunca ha escondido su responsabilidad social, fue una de las promotoras de la campaña que provocó que FIFA anunciase la celebración del Mundial
Dupuy, en el Príncipe Felipe, en una foto que simboliza la lucha por los derechos en la vida y el deporte. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Dupuy, en el Príncipe Felipe, en una foto que simboliza la lucha por los derechos en la vida y el deporte. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

"Levantarme y ver la ría es algo que aún a día de hoy me sorprende. Sé que en algún momento lo voy a extrañar y no quiero perderlo y no darme cuenta", cuenta Julia Dupuy (Buenos Aires, 2000), jugadora del Poio Pescamar desde hace tres años.

Cuando llegó a España, después de un transbordo en una Italia donde aterrizó poco después de cumplir la mayoría de edad, Dupuy confiesa que ni siquiera sabía lo que era la Seguridad Social. Ahí apareció, para ayudarla, la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala: "Hay jugadoras que llegamos a la liga sin saber qué derechos tenemos, sin saber qué hemos firmado. La Asociación te ayuda a revisar los contratos, te puede proporcionar becas. Es un respaldo, como las coberturas que te haces en el fútbol sala". 

Hoy, Julia Dupuy es una de las caras visibles de una Asociación que a finales del año pasado, en un spot que contó con diez futbolistas de distintos países, dio un golpe sobre la mesa en la busca de un Mundial Femenino de Fútbol Sala que parecía que no iba a llegar nunca. El 16 de diciembre de 2022, tras la presión ejercida por las jugadoras, la FIFA anunció por fin su celebración.

Un evento que Dupuy rememora con emoción: "Recuerdo que me puse a llorar. Fue una sensación de alivio, de decir ya está. Ya no me van a hacer más preguntas de por qué no juegas un Mundial", reconoce sin perder la perspectiva de todo el trabajo que aún resta por hacer: "Aún nos queda luchar por muchísimas cosas más, como los salarios, la igualdad en las competiciones o la falta de mujeres en los puestos de decisión".

Dupuy se extiende sobre esa igualdad ansiada, sin esquivar los tópicos a los que día a día tiene -tienen- que hacer frente. El famoso "no generan", que radiografía con otras palabras: "Como no llenan estadios, no les damos condiciones. ¿No debería ser al revés? ¿Por qué no nos dan las condiciones para llenar estadios? Si no tengo competiciones, no tengo visibilidad. Si no tengo visibilidad, no tengo sponsor.

Y, si no tengo sponsor, probablemente gane menos", explica en un diáfano círculo vicioso que sirve para definir la falta de profesionalización en el futsal femenino. Y lo hace con datos: "En una encuesta que la Asociación hizo el año pasado, había más de un 50% de las jugadoras de Primera que ganaban menos de 499 euros. Y solo el Burela tiene un convenio colectivo". 

Su vena reivindicativa, que aunque reconoce que –como todo– se fue construyendo con el paso del tiempo, siempre estuvo presente. No rehúye de ella: su visibilidad en el spot que impulsó el Mundial, su patada de ‘canguro’ en una celebración -referencia al tema homónimo del rapero Wos, de clara denuncia social- son solo algunos ejemplos de ello. Una concienciación que cree que debe ser norma y no excepción, tanto para quien tiene un altavoz social como para quien no: "No logro entender cómo no aprovechar esa influencia que pueden tener ciertas figuras públicas con sus redes sociales. Creo que es algo que debemos hacer todos en general, que todos tenemos cierta responsabilidad".

'Como no llenan estadios, no les damos condiciones'. ¿No debería ser al revés? ¿Por qué no nos dan las condiciones para llenar estadios?

Y ahí, en medio de su respuesta, ataca otro tópico, como si fuese un balón dividido al que sabe que se va a tener que anticipar: "Quien dice que no hay que mezclar la política con el deporte tiene miedo de jugadores o jugadoras que alcen la voz. Todo es político. Es imposible separarlos", declara con convicción.

Cuando se le pregunta sobre el 8-M, Dupuy argumenta que "sirve para visibilizar algo que existe todos los días". "Abre la puerta a hablar del tema, a debatir, a hablar de desigualdades, también de qué significa el feminismo. Siempre escucho a personas decir que están a favor de la igualdad, pero que no son feministas. Ahí hay algo que no coincide", reflexiona. Una reflexión que pasa a centrar en el deporte, su medio de vida, donde reconoce que "queda mucho por hacer, como en todos los ámbitos. El deporte fue construido por hombres, hecho por hombres y para hombres".


Un deporte, concretado en el fútbol sala, que es una de las pasiones de Julia Dupuy, junto a la escritura. Una pasión que descubrió en un contexto determinado, proclive a él, como es su Argentina natal. Allí jugaba con sus dos hermanos, iba al campo con su padre y emulaba a sus referentes en el patio del colegio. Un viaje que comenzó como comienzan todos, con algo tan simple como una pelota a la que le gustaba patear. Y que hoy, años después, la ha llevado a Poio para seguir disfrutando de su camino. Y, cómo no, para seguir luchando por allanarlo.

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