"Hoy va a haber un espectáculo grandioso", estas palabras de Javi Gómez Noya justo antes de empezar la prueba de élite masculina en la Gran Final de las Series Mundiales de triatlón eran el claro preludio de todo lo que ocurriría después.
La speaker de la competición, Silvia Vieito, ya lo advertía también minutos antes de esta gran cita: "Es culpa de Javi Gómez Noya que hayamos llegado hasta aquí pero sin él compitiendo el público responderá igual". Y así fue.
La ciudad del Lérez tenía todos los ingredientes para situarse en lo más alto del triatlón mundial (si es que no lo estaba ya). Unos deportistas completamente entregados, una climatología que animaba a la ciudadanía y a los visitantes a recorrer las calles de la capital de la provincia para animar a los atletas, y una ciudad organizada al milímetro para que no hubiese ningún error.
La jornada arrancó sin pausa pero sin prisa. La primera prueba de la mañana, la de paratriatlón, fue seguida por cientos de personas, sobre todo en las inmediaciones del Puente de Os Tirantes, el epicentro de esta competición. El día fue avanzando y con él llegó la celebración de la carrera sub-23 masculina, uno de los platos fuertes de esta cita deportiva, la cual llenó de aficionados los alrededores del Centro Galego de Tecnificación Deportiva. Las cervezas, en los bares contiguos, se vendían a pares.

Aunque sin duda, el momento culmen tuvo lugar a partir de las 16.00 horas. La gente apuró sus respectivas comidas para llegar con tiempo suficiente al río Lérez y encontrar así el mejor sitio para ver la prueba élite masculina, que arrancó a las 17.20 horas. De hecho, hubo quien optó por comer un bocadillo en el entorno de la Illa das Esculturas para no tener que pasar por la difícil tarea de buscar aparcamiento en el municipio capitalino. Hacerlo era prácticamente una tarea imposible.
Unos aficionados entregados
En la cita no faltó nadie. Los aficionados extranjeros mostraban orgullosos las banderas de sus países, mientras que los vecinos de la Boa Vila y de los alrededores hacían lo propio con la bandera rojigualda, gritando por todo lo alto los nombres de los triatletas españoles. Lo que más se repetía entre el público era la imagen de familias enteras siguiendo este gran evento, así como de otros que elegían a sus mejores amigos, sus perros, para disfrutar de la ocasión.
Las gorras y las gafas de sol se convirtieron en los accesorios perfectos para ver la prueba sin morir de calor en el intento. Por no hablar de los bombos y trompetas, que animaron en distintos tramos del recorrido. Muchos de ellos eran utilizados por los aficionados más jóvenes, que coreaban uno a uno los nombres de los deportistas del equipo español. El de Serri era uno de los más repetidos.
Y si se habla de animar, tampoco se puede pasar por alto la presencia de alguien reconocido en la ciudad. Rafa Córdoba siguió la carrera desde el CGTD, y lo hizo, como no podía ser de otra forma, con su megáfono en la mano. Y para completar el outfit, el pontevedrés vestía la camiseta del Pontevedra CF.
Quienes no consiguieron entrar al estadio, por la gran afluencia de gente que había en él, no les quedó otra que elegir algún lugar estratégico de la ciudad para ver los mayores tramos posibles. Justamente por esto, uno de los lugares más concurridos era el entorno de la rotonda del Puente de Santiago, donde se podía ver a gran parte del público moverse sin parar entre la Avenida de Bos Aires y la calle Santa Clara, en función de por dónde iban corriendo sus atletas favoritos.

Y cuando la carrera se alejaba de sus respectivas posiciones, los aficionados sacaban de sus bolsillos sus teléfonos móviles para poder seguir en directo la retransmisión de RTVE. Esta era la prueba más evidente de que nadie quería perderse ni un solo segundo de esta increíble competición.
La música también fue otro de los ingredientes claves en esta cita deportiva. En la Praza da Peregrina, por ejemplo, había una furgoneta de la Federación Española de Triatlón (FETRI) que pinchaba alguna de las canciones más populares del momento.
¿Y qué ocurría cuando el público asistente bajaba la guardia? Pues que eran los propios deportistas quienes pedían su calor. De hecho, en la última vuelta de carrera, el propio atleta David Castro levantó los brazos para pedir al público que animase todavía más fuerte de lo que ya lo estaba haciendo.
Y es que a pesar de que los resultados del equipo español no fueron los esperados, el resto de ingredientes de este brillante cóctel estuvieron a la altura de esta competición y de esta ciudad. Un municipio que se situó hace años en lo más alto del triatlón mundial gracias a deportistas como Javi Gómez Noya o Iván Raña pero que este sábado demostró que, cuando ellos no están, es quien de seguir siendo un referente en todo el planeta.
Con las calles completamente a rebosar de gente disfrutando de esta competición, hay quienes decidieron subirse a las alturas para poder ver algo de la carrera. "Esta é unha cidade namorada do tríatlon, que non deixou un oco sen encher aló onde se podía seguir a carreira", afirmaban desde el Concello.
Fotos y autógrafos
El furor que despertó la Gran Final de las Series Mundiales de triatlón se demostró al terminar la prueba masculina.
La puerta del CG TD quedó totalmente colapsada de gente que esperaba a los triatletas para pedirles fotografías y autógrafos.