¿Cómo fue el 'nuevo' Pontevedra?

Ante el San Fernando, el conjunto granate se transformó en un equipo muy vertical: jugó directo y buscó ser agresivo al contragolpe ▶ La escuadra de Pasarón perdió pausa y su presión alta transformó el choque en un duelo sin control
Una imagen del Pontevedra-San Fernando.
photo_camera Una imagen del Pontevedra-San Fernando. XGG

Había embarrancado. Era un conjunto predecible, que había perdido sus propias señas de identidad. Los rivales le presionaban y su falta de confianza le hacía ser incapaz de acercarse siquiera a una versión mínima de aquello que le otorgó el ascenso y le hizo competir a buen nivel en las primeras jornadas de esta temporada. El Pontevedra se encontraba en un callejón sin salida. Y ante el peligro, agudizó el ingenio. Antonio Fernández cambió el plan. Dio un giro de 180 grados. Tomó el camino corto a costa de jugar en largo. Sacó las garras. Y sorprendió al San Fernando. ¿Cómo fue el nuevo PCF?

Menos posesión que nunca

El Pontevedra era hasta la pasada jornada el segundo equipo con más pases por partido de todo el Grupo 1, solo por detrás del Deportivo de La Coruña. La escuadra granate tenía más balón que la grandísima mayoría de sus rivales, pero en los últimos partidos esa tenencia era más un riesgo que un arma. "Os equipos vante coñecendo. Tiran a liña adiante e achícannos os espazos. Durante a semana traballamos para ser un pouquiño máis verticais e non xogar sempre en curto", comenta Brais Abelenda.

Y así fue. El PCF no acumuló pases. Tan solo intentó 208, menos de la mitad de su media (461), según Wyscout. Y además, solo un 68% fueron precisos, cuando su promedio se sitúa en el 83% gracias a esta tendencia de buscar al próximo. Eso se debió a que fue mucho más directo. Casi uno de cada cuatro envíos fueron en largo. Un cambio radical.

"Intentamos jugar a otra cosa, más directo. Tratamos de no cometer ningún error en salida de balón", reconoce Pablo Cacharrón. De este modo, el conjunto pontevedrés se saltó la fase de iniciación y buscó el campo contrario en cada pelota parada. Los pases del meta o los centrales a los medios fueron testimoniales. 

La cosa salió bien. En dos balones directos del portero, llegaron los dos goles. "Hay una imagen en la que salgo riéndome después del segundo gol. En ese momento estaba pensando: ‘Llevamos nueve jornadas jugando en corto, haciendo un porcentaje mucho más alto de buena salida de balón que de mala. Y con dos balones largos desde atrás, metemos dos. Es el fútbol'", explica Cacha

El extremo del lado débil

El juego asociativo del Pontevedra solía acabar por fuera para buscar centros al área. Sin embargo, el equipo no estaba siendo productivo. Ante el San Fernando, la intención no fue esa. Se trataba de buscar al futbolista de banda, pero de una manera mucho más rápida para encontrarle relativamente liberado, en ventaja. Así llegaron los dos goles, en dos acciones en la derecha que el PCF viró con premura. Y así intentó alguna vez más dañar el conjunto granate, con envíos diagonales al lado débil.

Una imagen del Pontevedra-San Fernando.
Rubio recupera y busca hacia delante. Abelenda va al apoyo y juega para Román, que cambia el juego hacia la ruptura al espacio de Diz. XGG

En la primera parte, casi siempre era el izquierdo, aprovechando los movimientos de ruptura al espacio de Martín Diz. Daba igual si era en ataque posicional –que de posicional tuvo poco– o si era en contraataque. La pauta del equipo granate era jugar muy rápido para evitar que el rival se protegiese en exceso. El resultado de este plan, más allá de la efectividad en los primeros minutos, fue de 10 chuts totales, 4 de ellos a puerta.  Solo uno menos entre palos que en la suma de los cinco partidos anteriores. Datos incontestables.

Si con balón el Pontevedra sumó varios puntos de agresividad a su juego, sin balón no se quedó atrás. El conjunto granate trató de apretar al rival en zona de balón tras cada pérdida o en cada reinicio del San Fernando. Mientras, cada vez que el conjunto gaditano sacó el esférico desde atrás, la intención del bloque pontevedrés fue la de evitar la asociación en corto de un conjunto que renunció a su estructura habitual de tres centrales con carrileros y apostó por laterales, extremos puros y tres centrocampistas de buen pie.

Una imagen del Pontevedra-San Fernando.
El Pontevedra presiona muy arriba y deja espacio entre la defensa y el medio y a espaldas de su zaga. De un balón largo que gana, el San Fernando genera una ocasión para Del Campo. XGG

El equipo granate tiró sus líneas muy arriba. Evitó combinaciones desde atrás, pero ayudó a desatar el caos. Porque ofreció mucho espacio tanto entre la defensa y el mediocampo como a espaldas de su zaga. El San Fernando aceptó las circunstancias y subió la apuesta. No tuvo reparos en salir en largo. Y con un PCF tan abierto, que un balón acabase en interceptación o en ocasión de gol dependía de quién ganase el duelo. Muchos de ellos fueron a favor del equipo visitante, que pudo poner a correr a Del Campo, Gabri o Biabiany constantemente. 19 disparos totales fueron el bagaje del rival, 11 de ellos en esa primera mitad en la que el Pontevedra fue tan agresivo. Todo salió bien, pero en grandísima parte gracias a que Pablo Cacharrón escondió los desajustes

Sin control, pero con coraje

"A primeira media hora foi un ida e volta e saíunos ben a nós", dice Abelenda. Y así fue. El PCF salió indemne de ese toma y daca. Pero en la segunda mitad, cuando retrasó sus líneas para protegerse, no logró correr, ni tenerla. "Pecamos de manter o resultado e meternos atrás. Sufrimos se non defendemos con balón", matiza el dubrés. Tal cual.

El equipo granate no logró tenerla cuando ya no podía transitar, por ausencia de energías y por posicionamiento puro –demasiado atrás–. Y siguió sufriendo. Le volvió a salvar Cacharrón y su coraje para defender el área estoicamente en los instantes finales y, así, premiar la innovación de su entrenador. "Nuestro estilo no lo podemos perder, pero hay que combinar ese juego en largo, esa segunda jugada con intentar salir desde atrás, arriesgar y generar espacios con balón", matiza Cacharrón. Una declaración de intenciones por parte de un Pontevedra que ya no juega solo a una cosa, pero debe seguir mejorando.

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