La competencia ya no es invencible

Con su victoria ante el Rayo Majadahonda, el Pontevedra derrotó por primera vez este curso a un equipo instalado actualmente entre los siete mejores del Grupo I ► Recupera la inercia en casa, pero encaja su primer gol con Pouso
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photo_camera Erraji, Romay y Adighibe celebran con Álex Fernández el segundo gol ante el Rayo. RAFA FARIÑA

Acabó hace algunas semanas con su "maldición" a domicilio y el pasado sábado, rompió otro registro negativo. Porque a punto de terminar la primera vuelta, el Pontevedra no había sido capaz de doblegar a ningún equipo instalado actualmente entre los siete mejores de la competición. Atlético Baleares, Atlético de Madrid B, Unión Deportiva Ibiza, Peña Deportiva y Racing Club de Ferrol fueron capaces no solo de puntuar, sino de ganar contra el PCF. Así, el cuadro granate no sumaba ningún punto contra su competencia directa, hasta que rompió esa dinámica en la visita del Rayo Majadahonda a Pasarón, que llegaba a la Boa Vila como cuarto clasificado.

Con el triunfo, el cuadro dirigido por Carlos Pouso logró tres puntos contra un rival directo y dio un paso más en su crecimiento como conjunto. Así lo reconoció el técnico, que indicó que el de la tarde-noche del sábado fue el mejor partido del Pontevedra desde que él lo dirige. No solo por el fútbol mostrado, sino por la entidad del rival. Hasta ahora, Pouso tan solo se había enfrentado a la Peña Deportiva como equipo que peleaba por los mismos puestos que los granates.

Más velocidad que nunca

Hasta ahora, con Pouso en el banquillo, el Pontevedra se había enfrentado a equipos que trataron de exponer lo mínimo. Tampoco lo hizo demasiado el Rayo Majadahonda, que aún así, sí pretendió salir de la cueva más que los equipos anteriormente mencionados. Esos intentos por combinar los aprovechó el PCF, que en cada robo pretendió jugar a la máxima velocidad. Precisamente, en una de esos quites adelantados, llegó el segundo gol granate: presión adelantada, velocidad por banda y llegada. Todo lo que quiere Pouso en el tanto de Álex Fernández, que decantó el partido y dejó un escenario propicio para que el Pontevedra definiese a la contra, como le gusta. No lo hizo, pero no fue por falta de llegadas, sino de acierto.

Los laterales, claves

Pouso suele apostar por jugar con los extremos a pie natural, pero el sábado dio una vuelta de tuerca a sus planteamientos iniciales. Bustos y Pedro Vázquez partieron a banda cambiada para aportar combinaciones interiores, filtrar balones y dejar espacios a los laterales. Nacho, impreciso con la pelota, no brilló pese a que Álvaro aglutinó mucha pelota y atrajo a rivales. Quien sí lo hizo fue Álex González. El cántabro ha jugado la mayoría de minutos con Pouso como lateral izquierdo y ante el Rayo firmó su mejor encuentro en esa posición. No tuvo miedo a la hora de subir e interpretó bien los tiempos para hacer daño. Se entendió bien con Pedro y fue un generador de peligro constante.

¿Nacho por delante?

En los últimos minutos y ante la ofensiva del equipo majariego, Pouso apostó -como ya hizo en Las Palmas- por introducir a Campillo como lateral y colocar a Nacho por delante. Más allá de que el cambio respondía a la intención de sumar especialistas defensivos al equipo, el técnico explicó que en esos minutos finales, quería mantener en la banda a un jugador con más despligue físico. No es descartable que lo del asturiano ahí se repita, incluso desde el inicio.

Primer gol en contra en casa

En el tercer partido como local desde la llegada de Pouso, llegó el primer gol en contra. El Pontevedra ha mejorado defensivamente (ha encajado cuatro tantos en seis encuentros), pero el tanto encajado -por falta de contundencia- fue de los pocos lunares.

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