Corazón de fútbol

La formación cadete del Salgueiriños, en A Xunqueira, con Alex Meira y la tarta que le regalaron (en el centro) en la noche del lunes (Foto: Alba Sotelo)
photo_camera La formación cadete del Salgueiriños, en A Xunqueira, con Alex Meira y la tarta que le regalaron (en el centro) en la noche del lunes (Foto: Alba Sotelo)

Alex Meira sufrió el 10 de septiembre de 2012 una parada cardiorrespiratoria mientras entrenaba. Ya recuperado, sigue ligado a su deporte preferido en su club de siempre, el Salgueiriños, como segundo entrenador del equipo cadete B.

Álex Meira era un chaval que disfrutaba día a día del fútbol entrenando con el equipo cadete del Salgueiriños CF. Ayer se cumplieron 365 días desde que se truncaron de golpe sus ansias de triunfar en el fútbol por culpa de una parada cardiorrespiratoria que sufrió mientras entrenaba. Todo quedó en un susto porque sus entrenadores actuaron a tiempo. Álex Meira, pese a las indicaciones médicas de que no podrá jugar más al fútbol, sigue ligado al deporte rey. No lo quiere dejar por nada del mundo y asume el cambio con naturalidad. A día de hoy es el brazo derecho de Pablo Pérez, el técnico que lo salvó de un desenlace fatal aquel 10 de septiembre de 2012, para seguir ligado al equipo cadete del Salgueiriños CF.

La entidad de fútbol que preside Carlos Menéndez sabía que dejar sin fútbol al joven jugador sería imperdonable, por eso le asignaron ese cargo deportivo. Su vida, a sus quince años, está condicionada a no realizar grandes esfuerzos por su corazón. Solo puede realizar pequeños largos en la piscina y darse un pequeño baño en la playa. Álex Meira confiesa que "no puedo hacer grandes esfuerzos, soy consciente de que lo que tengo. He estado con mis amigos este verano en la playa, y la piscina la disfruto gracias a la que tiene en casa una de mis primas".

Las visitas médicas no se deben olvidar para tener bien vigilado su corazón. De hecho, este mes de septiembre hará una revisión en A Coruña. Pero de lo que más disfruta es de los entrenamientos del equipo. Y así puede estar con sus compañeros de siempre. Adrián, Maikel, Hugo, Darío, Iván Dasilva, Diego Novegil o David Filgueira están siempre a su lado y le recuerdan que el fútbol es maravilloso.

En cada entrenamiento está siempre atento a las órdenes de Pablo Pérez, pero se encarga de distribuir balones, de ser una segunda voz del míster a la hora de dar instrucciones y "de vez en cuando le pegó al balón para poner a prueba a los porteros, pero tampoco puedo hacer mucho esfuerzo ni una dinámica de lanzamientos seguido; debo ser prudente, no me queda más remedio".

Un año después del incidente que sufrió, en el campo de A Xunqueira, sus compañeros quisieron rendirle un pequeño homenaje, recordarle, más bien, que debe seguir disfrutando del fútbol. Tras el entrenamiento, todos sus compañeros le llamaron y le sorprendieron con una tarta de chocolate acompañada de patatas fritas gracias a la iniciativa de la madre de un compañero: Maikel.

La emoción embargó a Álex Meira, que agradeció como nunca el detalle y el mensaje que ponía la tarta: "El fútbol levanta pasiones y hace luchadores. Enhorabuena Álex". No paró de repartir abrazos y dar las gracias.

Todas la semanas con los partidos de fútbol al joven jugador le entran unas ganas enormes de jugar: "Me entran continuamente ganas de ponerme las botas de fútbol e ir a jugar: es una sensación extrañísima, pero después la realidad me dice que tengo que controlarme. En principio está descartado que pueda jugar", comentó ayer.

El propio Álex asegura que si el pasado martes le recordaron tan significativa fecha, "a día de hoy ni me acuerdo lo que pasó. Solo recuerdo estar ya en un hospital. Tengo que hacer esfuerzos para olvidarlo, no me queda más remedio. Con el apoyo de mis padres y jugadores y entrenadores del Salgueiriños procuro olvidarlo".

El Salgueiriños CF ha tenido, por cierto, el detalle de retirar el dorsal '3', ya que era el que utilizaba el joven Álex Meira.

Los sinsabores de estar en un campo de fútbol y no poder disfrutar del deporte rey también se acentuaron con la ausencia de su hermano José María Meira, militar profesional que desde septiembre del año 2012 a abril 2013 estuvo en Afganistán. Le faltaba su otro gran apoyo. Ahora ya está en casa y supone para él una nueva vitalidad. Sus padres son también su mejor apoyo. Y recuerdan que en los campos de entrenamiento es necesaria siempre una ambulancia para casos extremos como el que le ocurrió a su hijo.

Un niño de 15 años que el destino le jugó una mala pasada pero que no quiere perder de vista el fútbol con un agradecimiento a todos los que le apoyaron.

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