Así, el preparador teense modificó su estructura al cuarto de hora para acompañar a Imanol y volvió a retocar al equipo justo tras el descanso con el objetivo de dar una nueva vuelta de tuerca. Y aunque mejoró relativamente tras la primera modificación, en la segunda mitad fue incapaz siquiera de rondar de forma constante la meta de Lucho García.
Imanol, muy solo
El Pontevedra presiona con dos puntas y tres mediapuntas, pero el Dépor interpreta bien los espacios a los lados de Imanol. X.G.G. / TVG
El Pontevedra se plantó en el imponente Riazor con tres modificaciones. Álvaro Cortés, Víctor Vázquez y Jorge Fernández entraron en el once en sustitución de Mario Fernández, Pol Bueso y Damià Sabater. Más allá del sorprendente cambio en la portería, la única modificación que alteró la estructura habitual del PCF de Luisito fue la inclusión de Fernández por Sabater. El preparador de Teo renunció así a proteger a Imanol García en el centro del campo con su habitual escudero balear y apostó por el asturiano para salir con un 4-1-3-2 que pretendía cortocircuitar la salida de balón de un Dépor que, con De la Barrera, busca siempre asociarse. El problema estuvo en que el técnico coruñés también modificó su dibujo y dio entrada a un Bergantiños que se balanceó entre un rol de tercer central (en iniciación y sin pelota) y mediocentro sostén (cuando su equipo progresaba con el balón). El Pontevedra siempre pretendió ir a presionar muy alto. Pero o bien no logró casi nunca robar por la superioridad numérica del rival o bien dejó demasiado desguarnecido a su medio. Y es que en muchas ocasiones, el Dépor optó por buscar un envío en largo hacia los apoyos de sus falsos extremos, que fijaban a los laterales granates pero retrocedían para buscar el balón a los costados de Imanol.
Álex de improvisado medio
Pronto detectó el problema Luisito y modificó su rombo para acompañar al ex de Osasuna de Álex González. El extremo se colocó como un segundo mediocentro, aunque con libertad para profundizar por el carril zurdo, como en Salamanca. Su puesto en la banda lo ocupó Charles, que estuvo mucho más desconectado que en el Helmántico. Con la ubicación más centrada de González, el PCF cerró una vía de agua y se posicionó mejor, pero siguió careciendo de referencias en la construcción. El equipo perdió el matiz asociativo que había enseñado en los últimos encuentros.
Medios sin compañía
Tras el descanso, Luisito volvió a apostar por la estructura de tres centrales más carrileros, dos medios, un mediapunta y dos delanteros, como ante el Compos. Pero esta vez le salió mal. Con el Dépor bien cerrado en torno a la zona central, el PCF fue incapaz de encontrar a Adrián Cruz y a Damià Sabater. Y cuando lo hacía, nadie aparecía entre líneas para asociarse. La movilidad ofensiva era escasa, más allá de algún ofrecimiento de Rufo y la voluntad de Diz. Charles no apareció como la figura de mediapunta necesaria para dañar la espalda del mediocampo deportivista y el Pontevedra se quedó en nada con su plan C.