Cuntis nunca estuvo tan lejos

Entró en el vestuario el jueves de la semana pasada y anunció a los futbolistas del Pontevedra que la nómina del mes de octubre ingresaría en sus cuentas de forma inminente. La mejor forma de transmitir ánimo en el mundo profesional es la mención del agua que mueve la noria, la promesa de que el dinero de los trabajadores será suyo. Pero en este caso la minuta todavía no ha engrosado las cuentas corrientes de los deportistas.

El presidente José Manuel Fernández sabía que el conjunto pontevedrés se jugaba mucho ante el Negreira. Y quiso empujar, animar, reconfortar. Su intención era la de evitar un problema más de entre los cientos que azotan al club (muchos de ellos ajenos a su culpa; otros, no). Es loable su intención, pero no la consecuencia. El dinero no llegó al banco o, si llegó, se lo quedó un duende maligno. Y las palabras, que sirvieron para tranquilizar al personal antes de su trabajo contra el Negreira, cayeron en saco roto.

A mitad de la presente semana, con motivo de las obras de Príncipe Felipe y la falta de disponibilidad de campos para que el primer equipo se entrenase, el club se vio en la obligación de buscar alternativas. A Cuntis (lugar citado en muchas ocasiones como sinónimo de Cuspedriños, es decir, tan lejos como donde Jesucrito perdió una de sus alpargatas) les tocaba acudir. En realidad, la localidad no pilla tan lejos. No son más de 30 kilómetros. Pero para los futbolistas eran demasiados. No se mostraron dispuestos a desplazarse en sus vehículos particulares cuando el lunes que viene ya les deberán dos meses (desde que llegaron solo han cobrado uno). Son buenos, pero no tontos, y prefirieron no tener que realizar un gasto económico que para algunos puede ser simbólico, pero para otros significa dinero con el que dejan de alimentar a sus familias.

La medida de queja no solo es razonable desde el punto de vista de acción rebelde ante la promesa no materializada , sino desde un punto de vista pragmático. La gasolina está muy cara y los futbolistas son mileuristas, el que lo es. Hace ya tiempo que en el Pontevedra un mes de ingresos no permite vivir durante medio año.

Además, existe un agravante. Muchos de los chicos que están en el vestuario lerezano son profesionales . Viven o pretenden vivir del balompié. El club realizó muchos fichajes de perfil alto dentro de la categoría con la aspiración de pelear por el ascenso. Y el bloque es poderoso, sí, pero tiene unas necesidades que probablemente no se manifestasen en el pasado ejercicio. En la campaña pasada había tres jugadores obligados a vivir lejos de su hogar: los hermanos Pereiro (Breogán se fue a mitad de año) y Stefan. Este año son algunos más: Candela, David Feito, David García, Moreira y Paco se han mudado a Pontevedra por el fútbol. A mayor necesidad, generalmente, mayor beligerancia.

La falta de pagos no es una novedad

Durante el ejercicio pasado hubo graves problemas para abordar el abono de las mensualidades, las primas y otras cantidades económicas a los jugadores. Se negoció con ellos prorratear las cantidades no resueltas en sus contratos del presente campeonato. Pero algunos todavía están esperando por un acuerdo.

El caso no afecta solo a los deportistas. Cuando no se puede pagar, nadie está exento de las penurias. El caso más significativo es el de los empleados , a los que se les saldó la deuda de la pasada temporada casi al completo, pero no se les pago ni el primer euro de la presente. Lo suyo es un sinvivir. No es de extrañar que barajasen la posibilidad de acudir a la huelga hace una per de semanas, cuando los futbolistas se ejercitaron sin ropa del club, presuntamente porque se estropeó una lavadora. Aunque hay quien dice que para entonces el club ya disponía de otra máquina y alguno de los trabajadores se había levantado en rebeldía. Al final, un inconmensurable sentido del deber ha permitido que los trabajadores continúen en sus puestos, aunque les deban cinco meses y medio .

Pero no todo es malo

La solución económica está al lado de casa, en el negocio de las bebidas. El Pontevedra estaba cerca de cerrar un acuerdo con Estrella Galicia para que lo patrocinase durante los próximos años. Alguien dio más datos de los debidos, la información salió a la luz y Rivera jefe se molestó tanto ante tal torpeza que decidió romper los diálogos. Solo los retomará si se van los actuales gestores del club.

Cuando menos, hay algo en lo que sí ha mejorado el Pontevedra actual. En sus formas con el vecino Teucro . Ya pasaron los tiempos en los que los presidentes y representantes de ambas entidades mantenían disputas sobre quién debía cambiar la fecha del partido cuando ambos tenían compromisos el mismo día. El Pontevedra ha madurado en ese aspecto -tampoco era difícil- y ha sabido optar por la opción más razonable. El duelo de Copa entre el Teucro y el Granollers coincide en el tiempo con la décima séptima jornada de Liga de Tercera División, en la que el Pontevedra debería recibir al Boiro . Pero el club granate se está moviendo, al igual que el coruñés, para disputar tal duelo en fin de semana.

Existe un pequeño condicionante. Galicia tiene que disputar la primera ronda de la fase nacional de la apasionante (nótese la ironía) Copa de las Regiones UEFA y el Boiro ha visto como le convocaban a dos futbolistas, Hugo Soto y el lateral Marcos Rodríguez. Tratándose de la época del año y el lugar a visitar, es normal que algún jugador del Pontevedra hubiera preferido que Milucho no lo llamase. La franjiceleste tienen que ir a Ceuta en el puente de la Constitución. Todo el mundo sabe que la ciudad norteafricana es el destino turístico preferido para estas fechas por sus buenas comunicaciones y sus encantadoras playas. Que nadie se engañe. No es culpa de Ceuta ni de los ceutíes. Es cosa del iluminado al que se le ocurrió la brillante idea de inventar este torneo sin sentido.

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