Luisito ha sido tan importante para la historia reciente del Pontevedra que el eco de su destitución todavía sigue retumbando en las paredes del nuevo Pasarón.
Es lo lógico. Hacía 70 años que nadie aguantaba tantos años como inquilino del banquillo granate. Luisito es el protagonista masculino principal de una era dirigida con mano firme por Lupe Murillo. Las broncas del teense, sus chascarrillos, sus disputas, sus polémicas, sus triunfos... todo forma parte de la historia del club, que este domingo intentará seguir caminando sin su concurso. Necesita hacerlo. No puede quedarse parado. Para eso ha llegado Luismi.
El técnico del equipo juvenil de División de Honor intentará poner a andar al bloque pontevedrés en el comienzo de 2018. No será una misión sencilla, por las circunstancias, por el nivel del rival y por el nivel de las bajas.
El nuevo responsable técnico de la primera plantilla se ha encontrado sin la pareja titular de medio centros de su antecesor, Kevin Presa (sancionado) y Prosi (lesionado). No tendrá tampoco a Víctor Mongil, que ha encontrado acomodo en el Atlético Levante tras obtener la baja federativa del PCF. No cuenta, ni mucho menos con Miguel Ángel, desaparecido en combate hace dos meses.
Con esas limitaciones, el once que alineará el vigués es una incógnita, aunque ha insistido durante la semana en el cambio de posición de dos hombres: Álex Fernández será central y Adrián León, medio centro.
Recuperado Marcos Álvarez, otra de las dudas es qué sistema utilizará y a quién alineará en el lateral derecho. Se abre un nuevo escenario en muchas demarcaciones y para muchos jugadores que buscan protagonismo ante el cambio de técnico. Ese incentivo puede ser un gran aliado antes de un derbi con menos valor de derbi que nunca, habida cuenta de la necesidad de los pontevedreses. Ocupar plaza de promoción por la permanencia después de nueve jornadas consecutivas sin vencer es una preocupación mayor que la proximidad del vecino.
En el Celta B, que tuvo un final de 2017 no tan plácido como le habría gustado, el exgranate Rubén Albés no podrá contar con los lesionados Kevin y Solís ni con el talentoso Brais Méndez, jugador del gusto de Unzué, que lo ha citado para jugar con el primer equipo contra el Real Madrid. Los célticos intentarán conservar la cuarta plaza y repetir su triunfo en Pasarón del curso pasado (0-4).
Luismi prefiere pensar en clave del Pontevedra que no en clave de su adversario. En pleno desarrollo de sus ideas y de asimilación por parte de sus futbolistas, el entrenador vigués sostiene que antes que detenerse en las virtudes del adversario, lo hará en el de su propio equipo.
"El partido es complicado, como todos. No hay partidos fáciles. El Celta B es un rival que está arriba y nos va a poner las cosas difíciles. Pero yo me centro en mi equipo y lo veo fenomenal", sostiene el preparador granate, que debutará en el banquillo de Pasarón convencido de que sus hombres darán la talla frente al filial celeste.
"Seguro que vamos a hacer un gran encuentro. Se ve que los jugadores están metidos en su trabajo", sostiene.
Su mente está totalmente concentrada en el envite de esta tarde, sobre todo teniendo en cuenta el carácter interino de su cargo. "Yo solo puedo ver el partido contra el Celta B. No puede pensar más allá. Quiero sacar lo mejor de cada futbolista para plantarnos en el partido ante el Celta B y ganar".
Luismi recuerda cuáles quiere que sean las claves de su Pontevedra. "Quiero que seamos capaces de encontrar superioridades llevando la iniciativa y desgastemos a los rivales haciéndolos correr tras el esférico durante 90 minutos. Cuando no dispongamos del cuero, quiero que realicemos una rápida transición defensiva".
