El día menos pensado

Damián e Iván doliéndose en el suelo.
photo_camera Damián e Iván doliéndose en el suelo.

Pontevedra

 

 

0

Edu
Adrián Gómez
Benja, minuto 58
Yago
Pablo
David Feito
David García
Pablo Lede
Moreira, min. 72
Javi Otero
David Pérez
Fran F., min. 46
Kevin
Pablo Carnero
Damián
Raúl
Iván
Fandiño
Yun
Edu
Josiño
Santi Bouza
Martín, min. 69
Kevin
Taibo, minuto 91
Brais
Rebolo, min. 56
Carlitos
Xxx
Xxx
Xxx

Laracha

 

 

1

Goles: 0-1. Minuto 5. Edu.

Árbitro: Martínez Vila, del colegio ourensano. Amonestó a Adrián Gómez, David Feito y Javi Otero por parte del Pontevedra y a Raúl, Yun, Edu, Josiño y Kevin por parte del Laracha. Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima sexta jornada de Liga de Tercera División disputado en el campo de Pasarón ante cerca de 1.500 aficionados.

PONTEVEDRA. Solo Edu pudo con Edu. Alguien tenía que batir algún día al portero del Pontevedra. Y ese fue otro hombre con su mismo nombre. El día menos pensado, el rival que nadie podría imaginar y en las circunstancias más extrañas de los últimos meses, los puntos volaron de Pasarón. El Laracha, equipo con problemas para hacer gol, el que menos tantos ha conseguido de la categoría, puso fin al récord de imbatibilidad del bloque pontevedrés en 2014 y frenó su racha triunfal, su camino hacia el liderato. Pero no lo hizo con un gran juego, ni con demasiadas ocasiones, ni con una defensa inmaculada. Lo hizo marcando en el minuto cinco en un despiste de la defensa pontevedresa y viviendo el resto del tiempo oculto en la trinchera. Y allí pudo morir. Pero ninguno de los proyectiles que el Pontevedra lanzó encontró su destino.

El bloque de Manu Fernández dispuso de siete ocasiones claras para hacer diana, pero los delanteros (Kevin, Javi Otero y Pablo Carnero, sobre todo) no tuvieron el olfato tan agudo como de costumbre y dejaron su casillero y el del equipo a cero.

El tiempo, un juez implacable, hizo todo lo demás. Acabó con los nervios de los locales, alimentó su ansiedad y condujo el duelo hacia el inesperado resultado final, el cuarto triunfo de un equipo visitante en Pasarón.

El Pontevedra recogió lo que sembró en los primeros cinco minutos. Un saque de banda originó una carambola dentro del área en la que la defensa careció de firmeza y Edu se aprovechó para encarar a su tocayo y batirlo con un tímido disparo cruzado por bajo.

La falta de agresividad del comienzo del enfrentamiento se materializó en un par de aproximaciones visitantes, al contraataque, en las que hubo peligro pero no remate, algo, al parecer, en lo que es especialista el Laracha.

El bloque visitante cedió metros sin ningún reparo, aceptó que su suerte sería ver pasar la vida ante sus ojos y que su área estaría vigilada por la infantería granate. Allí esperó a que pasase la guerra. A partir del cuarto de hora, e incluso antes, todo lo hizo el cuadro de Pasarón. Carnero avisó con un lanzamiento sencillo para Damián, que empezó a calentar entonces. Posteriormente taponó un mano a mano con Kevin y más tarde vio una pelota pasearse cerca de su meta tras un disparo de David Pérez que se fue a saque de esquina tras pegar en un defensa.

La zaga larachesa palideció en un triple remate tras el córner. Pero Damián volvió a aparecer en escena y, con la colaboración de la providencia, ayer de su lado, evitó que su portal fuese sobrepasado por cuerpos extraños.

El Pontevedra vivía del trabajo de sus delanteros en los desplazamientos largos, de los centros al área y de las situaciones a balón parado. En una de los pocos contraataques de que dispuso, Javi Otero corrió como un rayo por la derecha y dudó entre centrar o rematar desde el pico del área, con lo que no hizo ni una cosa ni la otra y el cuero se fue demasiado cruzado para ser gol o para encontrar a los delanteros que llegaban al área.

El paso de los minutos dio un respiro al cuadro visitante y las imprecisiones generaron prisas y ansiedad al Pontevedra, que bajó su producción ofensiva y se fue al descanso con la sensación de que no era su día.

La confirmación de las sospechas llegó en el primer cuarto de hora de la reanudación. Fran Fandiño inyectó un poco de aire fresco al enfrentamiento, pero sus aportaciones encontraron el mismo resultado: nada. Kevin en el centro del área cabeceó a las manos de Damián un centro de Carnero tras una internada por la izquierda de Fandiño y después Benja hizo lo mismo cuando el pontevedrés se coló por la derecha y puso el cuero medido para su testarazo. Por el medio, Javi Otero volvió a no saber si centrar o rematar, con la fortuna de que el cuero cerró su trayectoria y obligó a Damián a realizar un vuelo sin motor tan práctico como estético.

Sin orden, con desplazamientos largos y presa de la urgencia, el Pontevedra acabó con tres delanteros, volcado sobre el área rival, pero sin ideas ni puntería.

Ni aquello era suerte ni esto lo fue

PONTEVEDRA. Responsabilizar a la suerte de un resultado en un deporte de precisión es un tanto pretencioso. El Pontevedra no la puede culpar de lo que le pasó en la jornada de ayer, como tampoco se la puede señalar como responsable de la trayectoria victoriosa que los lerezanos llevaban hasta entonces. El hecho de fallar innumerables ocasiones claras ante el portero rival no es cosa de la fortuna, sino de los delanteros y de su puntería. Y eso fue lo que le faltó al Pontevedra, precisión en el remate.

No es habitual ver a Kevin, Pablo Carnero, Javi Otero o Benja errar en el último pase, el que va dirigido a la red. Pero ayer lo hicieron. Eso, y que el portero Damián estuvo seguro y acertado motivaron que el Laracha rompiese su dinámica negativa y la positiva de su adversario.

Pero además hubo otros dos factores: la falta de concentración, intensidad o ambos en el primer cuarto de hora por parte de los hombres de Manu Fernández, que los condujo a encajar un gol en una situación teóricamente fácil de controlar, y el exceso de prisas por remontar.

Con el marcador en contra y después de fallar tantos lanzamientos francos para empatar, el PCF no supo proponer un juego ordenado, con la pausa necesaria y precisa para mantener su frecuencia de generación de oportunidades.

A cada minuto que pasaba, combinaba menos y jugaba peor y eso permitió que el Laracha tuviese una última media hora relativamente cómoda, sin grandes ocasiones de las que defenderse.

Otro aspecto que influyó en el juego fue la capacidad que el equipo visitante tuvo para perder tiempo. Los futbolistas del Laracha alimentaron con sus caídas al suelo y su amor por la ficción la urgencia del PCF. Y en ese contexto todo se sumó para que el duelo finalizase con una derrota que frena la dinámica positiva de los de Pasarón.

El árbitro

No influyó en el resultado, pero detuvo demasiado el juego por contactos sin importancia

martínez vila

Debió jugarse más

El Pontevedra haría mal en echar la culpa al colegiado ourensano, Martínez Vila, de la derrota del partido de ayer. No realizó un gran trabajo y erró en algunos aspectos, pero más vinculados a su filosofía de arbitraje que a decisiones en las áreas.

De hecho, la mayor duda en cuanto a señalizaciones que pudieron cambiar el sino del envite se produjo en una situación en el área granate, en la segunda mitad, en la que un jugador visitante cayó en la disputa con dos del Pontevedra.

En lo que sí falló Martínez Vila fue en el estilo de arbitraje que mantuvo. Puso un listón demasiado bajo y castigó demasiadas faltas. Detuvo el juego en exceso por contactos mínimos. Alguien debería haberle advertido de que no era ballet, sino fútbol.

Comentarios