El gran maestro del voleibol

Antonio Casal Fernández-Couto, alias 'Pequeco', fue uno de los creadores del CV Pontevedra, que en 2015 ha cumplido treinta años de vida. Comenzó en el Colegio Sagrado Corazón a practicarlo y después, junto a otros entusiastas, sentó las bases de la entidad deportiva. Fue el entrenador del equipo que llegó a jugar en la Primera Nacional de la campaña 1995-96
Pequeco posa con una foto del equipo del CV Pontevedra de la década de los noventa y recortes de prensa sobre el club
photo_camera Pequeco posa con una foto del equipo del CV Pontevedra de la década de los noventa y recortes de prensa sobre el club

HABLAR DE voleibol Pontevedra es hablar de Antonio Casal Fernández-Couto, Pequeco. Junto a otro técnico conocido, Eduardo Rodríguez, fue el verdadero impulsor de este deporte en la ciudad del Lérez. Ambos fueron el germen del Club Voleibol Pontevedra.

Sus comienzos en el deporte del voleibol los vivió en el Colegio Sagrado Corazón de la mano de los profesores Olimpio Liste Filgueira y José Vilas ya que «era el deporte insignia de la entidad escolar. Me enganchó desde los once años. Llegué a ser campeón gallego y jugar en sectores nacionales, pero a los 18 años lo dejé porque tenía que centrarme en otras cosas».

En la década de los ochenta el Mercantil retomó la actividad del voleibol y ahí fue cuando se germinó la idea de crear el club: «En el Mercantil estaba todo un poco cogido por hilos, solo había un equipo sénior. Entre José María Picallo, Antonio Melero, Vicente Moure, Eduardo Rodríguez y yo pensamos que era hora de hacer cantera en este deporte». Era el año 1985. Y así se fueron creando los equipos base a raíz de ir captando jugadores de colegios como el de Cabanas, en Salcedo, Colegio Aneja, además de niños de la parroquia de Santa María, así como alargar las redes a Marín.

En ese momento se va gestando una generación que marcaría un hito en este deporte. A Adrián, Alberto, Luciano, Pintos, Carballo, Jorge, Choni, Maikel y Luis Laguer «los fui moldeando yo desde la categoría infantil. Como entrenador los lleve a ser campeones gallegos cadete y juveniles. Llegamos a ser el quinto mejor equipo de España, algo insólito en aquella etapa de crecimiento».

El paso de las temporadas fue moldeando un equipo que lograría marcar un punto importante en el voleibol pontevedrés cuando fue capaz de lograr el ascenso a la Primera Nacional masculina (sería la división de plata de voleibol nacional de aquella). El equipo se ganó el billete en la fase de ascenso en la ciudad cántabra de Cabezón de la Sal. Era la campaña 1994-95.

EL GRAN ÉXITO. «Fue el gran éxito de nuestro trabajo como club. Fue la gran aspiración grande de la entidad. Era todo un reto deportivo al que no queríamos renunciar». A la campaña siguiente se configuró un equipo con tres fichajes mediáticos: Fernando Parga, el alemán Ralf Yung y el fichaje estrella, el hispano-argentino Fabio Díez, que llegó a ser olímpico con Argentina en la modalidad de volei-playa. Para él fue una experiencia inolvidable. «Por supuesto que el fichaje estrella fue Fabio Díez. Nunca se hizo en Pontevedra. Lo rescatamos del CV Ureca. Fichó con una única condición. En el momento de que lo reclamara la selección argentina se tenía que ir. En principio fue muy colaborador, después tuvimos problemas y se marchó. Creo que ha sido todo un lujo en Pontevedra. Con este equipo nos mantuvimos en la mitad de la tabla».

Pero empezó a ser una temporada con problemas a nivel deportivo y económico. «Hubo un cierto desfase económico porque nos fallaron unos patrocinios y después llegaron los problemas con Ralf Jung; yo actuaba como segundo entrenador. Tenía un carácter complicado. Después pasé a dirigir yo el equipo. Después, viendo la situación, Fabio Díez pegó la espantada. Creo que si llega a cumplir Fabio Diez incluso tendríamos derecho a jugar la fase de ascenso a la máxima división».

Y al momento, afirma que «fue un año complicado, difícil. Tampoco es que hubiera una respuesta excesiva de parte de los jugadores. Surgieron problemas».

También reconoce que Pontevedra no se dio cuenta del verdadero nivel del que se pudo disfrutar: «No hubo una respuesta muy clara de la ciudad, y eso que hubo muy buen nivel, con equipos con mucha tradición en este deporte como el Laredo o el EMEVE de Gijón. Fue un gran sueño para Pontevedra. Pero reconozco que para mí fue decepcionante a nivel personal. Ya me descentré desde ese momento del voleibol».

Atrás queda la experiencia de dos décadas enseñando a muchas generaciones de jugadores: «Eduardo Rodríguez y yo ejercimos de todo, como directivos y como entrenadores. Creo que fuimos los verdaderos locos del voleibol en Pontevedra». Reconoce que ahora la herencia se traspasa a Choni. Significaba «entrenar tardes enteras, de lunes a viernes, y después llegaban los partidos del fin de semana. Era una tremenda locura».

Un club que siempre contó en su etapa con un patrocinador que siempre ha permanecido ligado: Comercial Durán. Pequeco asegura que «el empresario Manolo Durán hay que agradecerle siempre el respaldo que tuvimos de su empresa. Hay que agradecérselo eternamente».

Antonio Casal tiene ahora contacto con su deporte de siempre gracias a que su hija que está jugando a nivel internacional en Brasil. Y no pierde de vista la actual trayectoria del Club Voleibol Pontevedra «está trabajando muy bien la cantera femenina. A ver si le dan un impulso al equipo sénior masculino. La pena es que no tenga equipos de base en chicos».

De lo que no cabe duda es que Pequeco ha formado parte de la historia de la cuidad de Pontevedra en una modalidad que sigue luchado con otras de mayor calado como son el fútbol, el baloncesto o el balonmano.

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