La Ponferradina está en apuros. Esta tarde recibe en El Toralín al Pontevedra, que bien podría pretender aprovecharse de su debilidad. Pero el equipo granate no se fía. Sabe de dónde procede su adversario, conoce el nombre de sus jugadores y es consciente de la leyenda negra de su campo. No hay escenario más maldito para el Pontevedra que el de los bercianos: el cuadro granate ha ganado pocas veces allí y hace mucho. En el siglo XXI solo ha podido rescatar un empate, en 2002. Desde entonces todo han sido duros reveses plagados de detalles increíbles, con dimisiones y destituciones de entrenadores incluidas, goleadas en contra impensables, errores de bulto, carambolas contrarias a derecho que solo le ocurren al Pontevedra y únicamente en ese estadio.
De ahí que la buena dinámica en la que llega el cuadro de Luismi a la cita y la mala racha que afecta a los locales no sirva como referencia. El caso es que el once granate cree que posee opciones reales de acabar con su rival y con el mal fario que allí lo persigue. Tras batir de forma consecutiva al Celta B y el Fuenlabrada ha recuperado la confianza y la ilusión por colarse en los puestos de promoción de ascenso, algo que podría conseguir de forma definitiva si triunfa esta tarde.
El técnico cuenta con todos sus hombres, excepto el sancionado David Castro, que vio la quinta tarjeta amarilla de su ciclo sancionador el pasado domingo en Pasarón. Recupera a Romay y podrá contar con Nacho López, que lleva varias semanas con diferentes molestias físicas. Por primera vez, el PCF está por delante de su contrario en la clasificación. Sexto contra séptimo, ambos separados por un punto. Uno más arriba que el once de la ciudad del Lérez está el cuarto clasificado.
Luismi ha preparado algún recurso diferente para intentar sorprender a los blanquiazules, en los que Yuri podría actuar después de varias semanas con molestias físicas. Los bercianos pierden a Guille Donoso por lesión y llevan dos victorias en los últimos diez enfrentamientos. En lo que va de año solo han derrotado al Fabril, por lo que desean acabar con la serie amparándose en el mal fario de El Toralín.
El entrenador vigués se congratula de los elogios que llegan desde Ponferrada a su escuadra. "Es buena señal. Mejor que hablen bien que mal. Valoran el trabajo que estamos realizando. Se nos respeta. Indica que vamos por el buen camino". Aunque Luismi también es consciente de que las rachas de ambos contendientes no significan nada. "Es mejor pensar partido a partido. Sabes que tienen un buen equipo".
El preparador de Pasarón sabe que será un duelo importante, pero no definitivo. "No creo que sea tan decisivo. Quedan muchos puntos por delante. Será un refuerzo anímico y un golpe de confianza más que otra cosa, por el hecho de pensar que has vencido a un equipo importante que está peleando por los cuatro primeros puestos. Pero ganar no te garantiza que vayas a estar en el play-off".