El play-off por el ascenso se escurre entre los dedos del Marín Peixegalego. El equipo de Javier Llorente volvió a ser incapaz de hacer valer el poder de A Raña y cayó contra el Almansa. El cuadro marinense acudió al intercambio de golpes para solucionar el encuentro, pero se encontró con el prodigioso acierto del estadounidense Granado, líder de los albaceteños, y fue incapaz de responder en un último período, en el que su claridad de ideas y su acierto se desvaneció.
El Peixe siempre llevó la iniciativa en el marcador, especialmente en los tres primeros cuartos, en los que el índice de acierto de las dos escuadras fue espectacular.
Los de O Morrazo repartían sus puntos entre todas sus piezas, pero enfrente hallaban la inspiración de Granado, infalible en los lanzamientos de media distancia, y del escolta Olechnavicius, muñeca de seda de la escuela lituana al servicio de los manchegos.
Después de un primer cuarto pleno de puntería, los visitantes sufrieron un breve colapso que sumado a la combinación de elementos de los azules los llevó a escaparse por ocho puntos en el marcador.
Sin embargo, la reacción manchega permitió sellar las diferencias y llevar el encuentro al 43-42 al descanso.
Tras el regreso de los vestuarios el duelo siguió en los mismos registros. El Peixegalego anotaba de forma compulsiva desde la línea exterior y amenazaba con romper el marcador. Y entonces apareció Sevillano en escena. El jugador catalán se echó el equipo a la espalda y empezó a producir en todas las facetas del juego: reboteando, tirando, asistiendo, corriendo al contraataque... Encadenó una serie de acciones positivas que condujeron al bloque de Marín a su máxima ventaja de la segunda parte, seis puntos, con los que se llegó a la conclusión del tercer cuarto.
Cuando parecía que el quinteto de Llorente estaba destinado a romper el marcador, se encontró con la situación opuesta. Los plomos se fundieron, las ideas se acabaron, el Almansa subió la intensidad defensiva, continuó con su festival de acierto y se colocó por delante en el marcador cuando faltaban cinco minutos para la finalización (75-77, gracias a una gran acción individual de Navarro).
Los albaceteños generaban ventajas a partir de bloques directos en la punta y circulaciones de balón largas que acababan con penetraciones o lanzamientos exteriores acertados.
Además de ser incapaz de frenar las ofensivas del adversario, el Peixe tomaba malas decisiones, cometía errores en los pases y abusaba de tiros exteriores demasiado rápidos, generalmente bien defendidos.
Para culminar el desaguisado, un par de fallos arbitrales y un triple de Olechnavicius en una defensa saldada con un rechace desgraciado, acabaron hundiendo al cuadro de Marín y sentenciando un partido que careció de historia en los últimos dos minutos.
Sobre el último periodo de sus jugadores, en el que solo fueron capaces de anotar doce puntos, Llorente descarta que ese apagón anotador sea el causante de la derrota. "No fue un apagón anotador. No hemos estado con la tensión que teníamos que tener en todo el partido. Hemos tenido suerte de que ellos no hicieron un gran partido", argumenta el técnico del Peixe.
La actuación estelar de Granado tampoco es excusa para justificar la derrota. "Sabíamos que es buen jugador y que nos iba a hacer daño. Pero la diferencia no estuvo ahí. Cuando dejas que el partido sea una moneda al aire, te puede salir cara o cruz".
