El Pontevedra, en casa

El equipo granate logró el ascenso después de remontar la tercera eliminatoria contra el Haro en un intenso partido. Jorge Rodríguez y Kevin fueron los autores de los goles granates en un encuentro en el que Edu fue determinante

El Pontevedra ha puesto fin a su travesía por el desierto. Cuatro años. Fueron tan largos que parecieron más. El paso por Tercera tenía fecha de caducidad: 27 de junio de 2014, el día en que los sueños se hacen realidad. Debieron pasar once años exactos para que Pasarón volviese a vivir otro salto de categoría. Otra vez el mismo día del mismo mes, con el mismo resultado al descanso y al final. De nuevo el mismo sufrimiento. Y también un goleador doble que igualmente se apellida Rodríguez y cuyo nombre comienza por J, de Javi a Jorge.

El equipo granate venció por paciencia y portería. El Haro demostró personalidad y organización a partes iguales y ciertos toques de calidad para complicar la existencia a los lerezanos. Sin embargo, primero Edu con algunas intervenciones magníficas y luego Jorge Rodríguez y Kevin Presa con dos latigazos llenos de corazón y furia permitieron al Pontevedra remontar el marcador adverso del encuentro de ida de la final (1-0) y pusieron en órbita a su equipo y a su increíble afición.

El primer tiempo fue disputado de poder a poder por dos equipos que buscaron, cada uno a su modo, el portal contrario. Suárez volvió a poner en jaque a la defensa del Pontevedra y en el minuto tres, en una interminable cabalgada por el costado derecho, estuvo a punto de adelantar a su equipo. Edu realizó una magnífica parada en el mano a mano y salvó a su bloque.

Mientras el cuadro granate se perdía en el centro del campo, intentando dar criterio a su juego y alcanzar el área enemiga, el bloque de enfrente se defendía y contragolpeaba con velocidad y con balones largos que ponían en jaque al cuadro granate. En una de esas, Campillo cometió su único error del partido, se comió un envío largo a su espalda y Aimar Gulín controló y remató a la media vuelta en un solo gesto. Edu atajó con dificultades.

El dominio en el juego granate y sus estiradas generaban espacios que facilitaban la respuesta de un peligroso equipo riojano. Ante la acumulación humana y la buena organización defensiva contraria, el Pontevedra encontró respuesta a sus necesidades ofensivas con faltas laterales o saques de esquina. Un tiro de Jacobo que intentó escabullirse de la vigilancia de Javi López tras pegar sucesivamente en dos defensas obligó la estirada del meta riojano.

El creciente bombardeo de acciones a balón parado se tradujo en ocasiones cuando Capi cabeceó levemente cruzado el envío de una falta lateral sacada por Jacobo.

La insistencia granate no halló premio, pero tampoco las peligrosas aproximaciones albinegras, que se encontraron con un Edu extraordinario.

El panorama cambió tras el descanso. El desplazamiento de Jacobo a la izquierda, producido por la entrada de Álvaro Muñiz en el campo, dio vida a los pontevedreses. Una asistencia del buenense al hueco para la carrera de Carnero fue el primer aviso del segundo tiempo. Falló el vigués en el mano a mano. Poco después se adelantó el Pontevedra. Jacobo sacó una falta desde la izquierda, la defensa despejó y el cuero cayó a Jorge Rodríguez, que en una décima de segundo controló y fusiló al fondo de la red con un disparo cruzado.

El Haro se estiró y el duelo atacó a los nervios, las úlceras y a los enfermos del corazón. Olavarrieta con un cabezazo que saludó al poste de cerca y Viola con un tiro cruzado desde la derecha que exigió lo mejor de Edu demostraron el ‘mal gusto’ de los riojanos en su afán de aguar la fiesta local. A menos de un cuarto para concluir, Kevin Presa aprovechó el error de Pirri al intentar despejar desde el suelo, cargó su alma y la vació con un derechazo cruzado desde el borde del área que dio el 2-0 al PCF.

Luego el Haro intentó atacar, pero su desesperación lo dejó sin aire. Los locales pudieron golear al contraataque, pero solo sentenció en el minuto 92, con un claro penalti sobre Jorge que el propio Jorge transformó para dejar paso a la gloria del ascenso.

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