El resurgir de Bea Gómez

La nadadora pontevedresa afronta el momento clave de la temporada para aspirar a sus segundos juegos olímpicos después de un ilusionante 2019 en el que volvió a codearse con las mejores de España y regresar a un Campeonato de Europa ►"Voy a darlo todo. Si sale, estupendo. Si no, no pasa nada. Por lo menos estaré conforme conmigo misma"
Bea Gómez en la piscina donde se entrena de cara a esta temporada. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Bea Gómez en la piscina donde se entrena de cara a esta temporada. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Bea Gómez Cortés es una pontevedresa que prácticamente vive dentro del agua, su mayor pasión. Durante años esta nadadora destacó en las piscinas de las competiciones autonómicas y nacionales logrando sus mejores marcas y sumando medallas a su palmarés que la colocaban como una de las jóvenes promesas de la natación. Pero varios problemas médicos la obligaron a alejarse de la competición durante varios años.

Un parón en su prometedora carrera que la pontevedresa ha decidido terminar este año volviendo con ganas e ilusión a la competición de alto nivel. Y quiere volver por todo lo alto, ya que aunque por su cabeza pasen muchas cosas, aunque hay una que prevalece durante los últimos meses: los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Clasificarse y poder ir a competir al país nipón es el principal objetivo de la nadadora de cara a esta temporada.

Bea Gómez en la piscina donde se entrena de cara a esta temporada. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Pero sabe que este es un reto difícil al que se enfrenta con muchas ganas, por lo que lo dará todo para conseguir una de las dos plazas que le permitirían disputar los que serían sus segundos Juegos Olímpicos, aunque ella misma afirma que esas dos plazas "van a estar caras este año".

Y es que para hacerse con uno de los billetes tiene que lograr dos requisitos fundamentales: la marca mínima exigida para poder clasificarse y al menos terminar segunda en el Campeonato de España.

"Hay mucho nivel para luchar por las plazas de Tokio 2020, pero, por supuesto, lo daré todo para lograrlo"

Y, por si eso fuera poco, en este reto tendrá que enfrentarse en las piscinas con nadadoras de la talla de Mireia Belmonte. "Hay mucho nivel para luchar por esas plazas", aunque de lo que Gómez está segura es que "lo daré todo para lograrlo". Una actitud que se ve reflejada en el número de pruebas que la nadadora ha incluido en su calendario esta temporada con el fin de contar con el máximo de posibilidades de cara a obtener una de esas codiciadas plazas.

Pero el alto nivel de sus competidores no la desanima y la pontevedresa sentencia que clasificarse "es mi objetivo. Por eso este año me he puesto las pilas, he apostado por ello y he bajado la carga de estudios". Y es que Bea Gómez sabe que su oportunidad está cerca y que quedan pocos meses para los Juegos Olímpicos y cuatro años para los siguientes y por eso ha decidido dedicarse por completo a este objetivo.

Por esa razón sentencia que esta temporada "voy a darlo todo. Si sale, estupendo. Si no, no pasa nada. Por lo menos estaré conforme conmigo misma de haberlo intentado".

Lo que está claro es que Bea Gómez quiere que su retorno a la competición sea por todo lo alto y volviendo a las piscinas al más alto nivel.

Bea Gómez en la piscina donde se entrena de cara a esta temporada. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

EXPERIENCIA OLÍMPICA. Los Juegos Olímpicos son un sueño y una experiencia que cualquier deportista, sea cual sea su disciplina, quiere llegar a poder vivir algún día. Pero para Bea Gómez este ya es un sueño cumplido, y es que ya tuvo la oportunidad de participar en unos Juegos en Londres 2012 cuando tenía tan solo 17 años. Por lo que Tokio 2020 no sería su primera vez en una cita deportiva de tal envergadura, aunque si llega a competir en ellos los afrontaría con la misma ilusión y con los nervios propios de una competición a nivel mundial.

La pontevedresa guarda en su memoria todo lo vivido en Londres como un tesoro que se ha incrustado en su retina. Una experiencia para la que le faltan las palabras para describirla y que hoy en día recuerda "como algo increíble. Algo que no se puede explicar. Hay que vivirlo".

"Los Juegos Olímpicos de Londres los recuerdo como algo increíble. No se puede explicar. Hay que vivirlo"

Una vivencia de la que salió con una sensación clara en su mente: "Me había hecho tanta ilusión y lo había vivido de una forma tan intensa que estaba segura que quería volver a repetirlo". Y con ese recuerdo imborrable de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 en su mente, la nadadora profesional luchará este año contra las mejores de España por hacerse con uno de los dos puesto para Tokio y la posibilidad de volver a vivir la que ha sido una de las mejores experiencias de toda su vida.

"Me gustaría volver a vivir la experiencia olímpica y ahora que tengo unos años más lo veo de una manera diferente. Me gustaría aprovechar esta oportunidad", asegura la nadadora pontevedresa.

Y varios años de preparación más que en su primeros Juegos pueden jugar a su favor para la competición. Aunque ella misma asegura que no se encuentra en su mejor momento físicamente tras el parón en su carrera, en esta ocasión Bea Gómez se ve más preparada mentalmente para enfrentarse a la clasificación para competir en Tokio 2020 primero y a una prueba deportiva de tal envergadura como son los Juegos Olímpicos después, ya que en su primera vez tan solo tenía 17 años y ahora ya cuenta con mayor experiencia y madurez.

"Cuando fui a Londres me pilló un poco por sorpresa porque era muy joven y no me lo esperaba. Sabía que tenía buen nivel pero no me imaginaba estar en unos Juegos Olímpicos", confiesa Gómez, que añade que "tampoco tenía muy claro como hacer las cosas. Era más novata. Ahora lo veo de otra manera y la experiencia juega a mi favor en este aspecto". Esta vez la pontevedresa tiene claro "lo que tengo que hacer y la manera de vivirlo sería diferente. Creo que no estaría tan nerviosa y sabría como actuar en cada momento", asegura la nadadora pontevedresa.

SUS INICIOS. Quien le diría a la Bea Gómez de hace años, de cuando era pequeña, que llegaría el momento en el que echaría de menos la natación y poder tirarse a la piscina para competir a nivel profesional. Y es que en sus primeros años de vida el agua le daba pavor. "No sabía flotar, no sabía nadar y sentía como que me iba a ahogar. Me daba miedo que me cubrieran las piscinas profundas y siempre lloraba", asegura la ahora nadadora profesional recordando su infancia y sus inicios en el mundo acuático. Pero ese miedo inicial dejó poco a poco paso al disfrute y con el tiempo esa pequeña niña comenzó a amar el agua y a querer estar en ella el máximo tiempo posible.

"Al principio me daba miedo competir y siempre me pasaba algo. No era buena y siempre quedaba de las últimas"

Su relación con las piscinas comenzó cuando entró en el colegio, momento en el que sus padres la apuntaron a natación con el objetivo de que aprendiese a nadar. "Desde pequeña empecé practicando muchos deportes diferentes. Pero la natación la empecé por recomendación médica y también porque mis primos la hacían. Se me juntaron varios factores y al final me quedé con la natación y dejé los demás deportes que fui probando", sentencia.

Esos primeros largos nadando en la piscina los dio de forma más amateur con el mero objetivo de aprender y pasar el rato. Pero con tan solo siete años paso a formar parte de un club y en ese momento empezó su andadura más profesional en este deporte.

Con esa edad también empezó a disputar varias competiciones en las que participaba con su club, aunque Gómez confiesa que "al principio me daba miedo competir y siempre me pasaba algo. O me ponía nerviosa o se me salían las gafas y tenía que parar a colocármelas bien. No era buena y siempre quedaba de las últimas". Algo que cuesta creer tras ver lo logros de los siguientes años de la pontevedresa en el mundo de la natación.

Pero esto cambió con el tiempo y la pontevedresa ya apuntaba maneras cada vez que se metía en el agua. Su equipo lo vio y aunque a ella le llevó algo más de tiempo, también se dio cuenta de su potencial.

Con el paso del tiempo y de las competiciones Bea Gómez comenzó a dejar de terminar entre las últimas y lograr subirse a los podios y ser la primera en cruzar la piscina y llegar a la meta. De hecho, aún recuerda con cariño la primera medalla que consiguió. Se trataba de un trofeo de poca importancia, aunque para ella fue el más importante de su carrera y aún guarda con cariño esa pequeña medalla. Ella misma recuerda con nostalgia pero también alegría que "me hizo muchísima ilusión, para mí fue super importante".

Quien le diría en aquel entonces que ahora estaría luchando por poder competir en los que serían los segundos Juegos Olímpicos de su carrera y que ese miedo al agua que hacía llorar a la pequeña Bea Gómez se acabaría conviertiendo en lo que ahora es pasión por la natación.

El parón de su carrera. Varios años alejada de la competición
Bea Gómez ha vuelto a la natación tras un parón en su carrera que para ella ha supuesto que su preparación física no esté al nivel de antes de dejar las piscinas. La pontevedresa asegura que a nivel físico aún no se ha recuperado del todo y cree que los problemas médicos que le hicieron alejarse de la competición le han pasado factura.

El primero de ellos fue un problema de corazón que la obligó a pasar por el quirófano. Esto le impidió al nivel habitual durante el tiempo de recuperación.

Pero el segundo problema no tardó en llegar y esta vez fueron las migrañas las que apartaron a Bea Gómez de la competición. Un problema derivado del gran esfuerzo físico que conllevaban sus entrenamientos. En ese momento pasó por varios neurólogos y casi todos le recomendaban dejar el deporte de alto nivel, pero para ella era impensable. Cuando le decían eso ella asegura que "me buscaba otro médico. No me gustaba lo que me decían y entonces me iba a otro lado y así hasta que encontré la solución. Pero me costó dos años".

Condicionada
Dos años en los que seguía nadando, pero no podía hacerlo al nivel al que ella estaba acostumbrada. No podía exprimirse al cien por cien. "Mi nivel bajó mucho porque no podía entrenar. Lo echaba de menos. Echaba de menos dar lo máximo de mí misma y poder competir a alto nivel, compartir equipo, ir a competiciones internacionales...".

Pero Gómez ya se ha recuperado y afronta esta temporada ilusionada y con muchas ganas de volver a la competición y darlo todo para poder lograr una de las dos ansiadas plazas para competir en Tokio 2020. Un sueño que la pontevedresa quiere volver a cumplir y revivir así la experiencia olímpica.

Su palmarés. Una carrera prometedora
Bea Gómez comenzó a destacar en el mundo de la natación en el año 2010, cuando comenzó a ganar su primeras medallas y con ello un mayor nivel de competición.

Aunque su gran primer título llegó en Lima, Perú, cuando logró proclamarse campeona mundial júnior en la disciplina de 200 metros de cuatro estilos.

Un título mundial que auguraba un futuro prometedor en la natación para la pontevedresa que aún estaba daba sus primeros pasos en las competición internacionales.

Este primer logró dio lugar a un hito en su carrera: la clasificación para los Juegos Olímpicos de 2012 celebrados en Londres, lugar en el que Bea Gómez logró cumplir su sueño de vivir la experiencia olímpica. Allí disputó la prueba de 200 metros de cuatro estilos logrando alcanzar las semifinales de la competición aunque no pudo hacerse con ninguna medalla.

Gran año
Tras este gran logro en su carrera en 2013 la nadadora compitió en su ciudad natal, Pontevedra, donde consiguió rebajar su marca personal en los 200 metros y batir así su record en 2:12.09.

Pero en 2015 una comunicación interauricular en su corazón la obligó a pasar por el quirófano para cerrarla y resolver el problema cardíaco. Aún así, esto no le impidió competir y lo hizo en el Mundial disputado en Kazán en plena recuperación de su operación, por lo que no obtuvo buenos resultados.

Fuera de Río
En 2016 los problemas de salud continuaron y esta vez fueron las migrañas las que apartaron a Bea Gómez de la competición bajando su rendimiento. Por aquel entonces competía por clasificarse para los que serían sus segundos Juegos Olímpicos, pero no logró la marca mínima exigida a tiempo para poder disputarlos, lo que la obligó a seguir los Juegos de Río de 2016 desde casa.

En 2017 decidió mudarse a Sabadell e intentarlo allí, pero tras un año lejos de casa decidió volver al que fue su club, el Galaico, donde volvió a recuperar las ganas y la motivación para luchar por estar otra vez en lo alto y poder competir al nivel que acostumbraba antes de su parón. Desde su vuelta al club pontevedrés Gómez sueña con poder volver a vivir la experiencia olímpica y por eso lucha por clasificarse para Tokio 2020.

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