Ellos sobrevivieron a Anduva

El mundo del fútbol ha conocido esta temporada al Club Deportivo Mirandés. El equipo que entrena Carlos Pouso recibe elogios de todos los rincones de España y del extranjero después de que se haya colado en las semifinales de la Copa del Rey. El conjunto rojillo ha eliminado a tres rivales de Primera División a doble partido, lo nunca visto, y ha avanzado hacia la penúltima ronda del torneo. Su hombre franquicia, Pablo Infante, es el máximo goleador del torneo del K.O.

Todos creen al Mirandés una escuadra afortunada. Pero se equivocan. Pocos bloques de Segunda División B han flirteado tan poco con la cara dulce del destino como lo ha hecho el equipo castellano leonés.

En 2004, después de ascender desde Tercera División, el once rojillo obtenía un sorprendente y merecido pase a la fase de ascenso, de la mano del técnico Félix Arnáiz Lucas. Sus rivales serían el Lorca, el Badajoz y el Pontevedra. En el cuarto duelo de aquella liguilla, los mirandeses recibían en Anduva al Pontevedra. El que ganase el partido, se llevaría medio ascenso, ya que dependería de sí mismo para obtener el salto de categoría en las dos últimas jornadas del campeonato. El que perdiese quedaría descartado.

(Más información en nuestra edición impresa del 26 de enero).

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