Un equipo con química

Elena González, portera de un Poio que vive un gran momento, ha iniciado en Pescamar sus prácticas de Química para finalizar su grado universitario. La meta habla sobre la necesidad de compaginar deporte y estudios, sus orígenes, la dinámica del equipo y el futuro
Elena González, portera del Poio, en las instalaciones de Pescamar. JAVIER CERVERA-CASTILLO
photo_camera Elena González, portera del Poio, en las instalaciones de Pescamar. JAVIER CERVERA-CASTILLO

Tener química aplicado a un equipo en el ámbito deportivo equivale a alcanzar un nivel de compenetración extremo. Los deportistas encajan de manera natural, como moléculas, un estado de equilibrio que les permite fluir y subsistir. El Poio Pescamar de esta temporada tiene mucha química dentro de la pista, como están demostrando sus resultados. También fuera, ya que el buen ambiente en el vestuario es palpable.

Pero es que además, desde hace unos días, cuenta también con una química de verdad. O al menos una aspirante a ella. Porque Elena González (Segovia, 1999) ultima sus últimos meses como estudiante del Grado de Química. Y lo hace preparándose para el futuro en Pescamar, donde realiza sus prácticas en el Departamento de Calidad de la conservera.

"La calidad analítica es la rama que más me gusta. Y aquí eres la responsable de que el producto esté en buen estado tanto durante la fabricación como una vez ya hecho", explica González tras acabar una de sus jornadas en la empresa, a la que "pensando dónde poder hacer las prácticas" le planteó la posibilidad por su afinidad con el futuro laboral que pretende. "No sabía muy bien por dónde tirar y acabé pensando que era una buena opción. Qué mejor que hacer las prácticas con el principal patrocinador del club", reconoce Elena, que destaca las "facilidades" que Pescamar le da para compaginar esa obligación de origen todavía académico con los entrenamientos.

La meta segoviana es un claro ejemplo de lo necesario que es compatibilizar el deporte con una formación. Sea uno profesional o no, ya que "el deporte dura lo que dura y hay que irse preparando para la siguiente etapa". Y todo pese a que ella se reconoce como una de las "privilegiadas" que pueden vivir única y exclusivamente del fútbol sala femenino. "Es verdad que la liga cada vez se va profesionalizando más. Pero aún seguimos siendo solo unas pocas las que podemos estar tranquilas porque sabes que no te va a faltar de nada".

Precisamente los estudios eran una parte fundamental en su anterior equipo, la Universidad de Alicante. Allí fue feliz compatibilizando la pista y su carrera universitaria. Pero las exigencias de la liga en cuanto a profesionalización acabaron por conducir a la desaparición de esa rama deportiva de la UA. "Fue un palo duro. Siempre nos decían que era algo que no iba a durar para siempre, ya que había la posibilidad de que se dejase de invertir. Pero en el momento en el que nos comunicaron que el club no seguía fue inesperado porque ya se estaba planificando la siguiente temporada", relata la cancerbera castellana, que en aquel momento vivió, precisamente por esa noticia, "varias semanas de agobio que se vieron reflejadas en las notas".

Por fortuna, su buen nivel le hizo recibir ofertas para poder seguir viviendo del fútbol sala. Entre todas las propuestas acabó eligiendo la del Poio Pescamar por "su apuesta de verdad por el deporte" y por ser una entidad que "lleva muchos años arriba". "Era un pasito más hacia la profesionalización", reconoce González, a la que el fichaje unos días antes de Rocío Gómez, su compañera a orillas del Mediterráneo, le dio "el empujón definitivo".

Aunque hubo una cuestión más, relacionada con la química, metafóricamente: "Pregunté y me comentaron que el grupo era súper bueno, que había muy buen rollo. Y para mí eso es muy importante".

El presente

Las expectativas eran altas, pero no han defraudado a una Elena que, sin embargo, al principio sufrió con el papel de compartir protagonismo en portería con la otra meta, Sandra Buzón. "Me costó un poco porque no estaba acostumbrada. Ahora ya sí y creo que es algo que te hace esforzarte al máximo para estar ahí. Sabes que en cualquier momento puedes jugar", señala Elena.

A esa felicidad en Poio contribuye, por supuesto, el buen momento colectivo del equipo. El cuadro rojillo llega a diciembre segundo clasificado, empatado con el Burela, y a solo dos puntos del líder Futsi. "Al principio de temporada nos marcamos unas expectativas. Y los objetivos eran altos. Pero yo creo que ninguna nos imaginábamos que íbamos a ir tan bien a estas alturas. Sobre todo porque somos un equipo nuevo", apunta Elena. Será cuestión de haber encontrado la fórmula química perfecta.

Jugó con Tere Abelleira con España sub-17
El talento juvenil de Elena González le dio la oportunidad de jugar con las categorías inferiores de la selección española de fútbol sala. En categoría sub-17, la meta coincidió con una Teresa Abelleira que, por aquel entoncesse debatía todavía entre el fútbol y el fútbol sala. "Fue durante una concentración muy cortita. Pero ya se veía que iba a ser muy buena.

Finalmente se decidió por el fútbol y no se puede decir que le ha ido nada mal, porque está en el Madrid y en la selección absoluta. Me alegro por ella", expresa González. Menos dudas que Tere tuvo ella, ya que siempre tuvo "claro que quería ser portera de fútbol sala".

Y eso que durante sus primeros años de vida, sus únicos referentes eran masculinos y en Segovia no había equipos femeninos de base. "Jugaba con niños. Y llegamos a clasificarnos para el Campeonato de España infantil. Pero como era mujer, no pude jugar", recuerda la meta, que a partir de cadetes empezó en categoría sénior de mujeres e inició un proceso que la ha llevado a ser profesional.

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