"Es bonito hacer cuentas con el ascenso, pero si piensas más allá de lo inmediato, te puedes llevar un batacazo"

Álex González acumula seis temporadas en el club y el pasado domingo alcanzó los 200 partidos oficiales. Justo en un encuentro clave para recuperar el sitio perdido en la tercera categoría del fútbol nacional. Pese al triunfo y a que todo depende ahora de lo que haga el Pontevedra, el extremo cántabro apela a la prudencia para culminar con éxito una campaña compleja
Álex González en Pasarón con el balón por su partido 200 y simulando a un jugador de fútbol americano. DAVID FREIRE
photo_camera Álex González en Pasarón con el balón por su partido 200 y simulando a un jugador de fútbol americano. DAVID FREIRE

El black eye o, lo que es lo mismo, el pintarse dos líneas oscuras justo debajo de los ojos, es una técnica muy habitual en el fútbol americano. Más allá de que pueda haber un componente estético e intimidatorio apelando a aspectos bélicos, lo cierto es que los deportistas utilizan esta pintura oscura como método para disipar el resplandor de la luz natural o artificial. Esto es algo imprescindible en un deporte basado en mirar al cielo para detectar la trayectoria de un balón que surca constantemente por encima de sus cabezas y en el que correr hacia delante, con inteligencia pero sin descanso, es fundamental. Quizá por esto mismo Álex González (Vernejo, Cantabria, 1989) es un apasionado de esta disciplina ‘yanki’. Porque, en el fondo, no hay tanta diferencia entre un jugador de fútbol americano y un extremo como él, insistente a la hora de recorrer el campo de arriba a abajo una y otra vez. Y es que la banda izquierda de Pasarón ya no se podría entender sin su nombre asociado tras 200 partidos recorriéndola sin cesar.

Una cifra redonda. Quién se lo iba a decir cuando llegó.
Realmente no lo pensaba. Hoy en día en el fútbol es más habitual cambiar de equipo que antes. Así que es para estar muy contento, la verdad.

Además, cumple 200 partidos cuando recuperan el liderato. ¿Cómo está el vestuario? Imagino que el hecho de verse tan cerca del objetivo ayudará a trabajar.
Ayuda, claro. Llevamos todo el año remando para conseguir el primer puesto. Y el día que lo conseguimos, lo perdimos a la semana siguiente. A priori es un batacazo porque ves que se te volvió a escapar. Pero yo sí que veo al equipo con muchas ganas. Está muy enchufado. El ambiente que hay en el estadio ahora es mucho mejor, porque se está animando a venir más gente al campo. Además, el equipo está jugando bien pese a que el otro día se sufrió más de la cuenta porque no supimos matar el partido. Pero yo al equipo lo veo bien, con muchas ganas de ir el sábado a Asturias y traernos los tres puntos. Al final, depender de nosotros ahora mismo es una gran ventaja. Tiene que darnos esa tranquilidad de que está todo en nuestra mano.

"Estamos jugando bien, a pesar de que el otro día se sufrió. Depender de nosotros es una gran ventaja y debe dar tranquilidad"

Es que ha sido duro: cuando parecía que ya no iban a soltar el primer puesto, lo perdieron y han tenido que volver a recuperarlo.
Sí, pero esta es diferente porque nos veíamos a un punto de distancia. Y ya no es lo mismo, porque recuerdo estar a ocho puntos. Te veías perdiendo y que el Adarve ganaba. Y en esos momentos sí que había que ser muy fuerte de cabeza para decir: ‘quedan muchos partidos y a esto se le puede dar la vuelta’. Es cierto que al final ellos han tenido una segunda vuelta más irregular. La nuestra también lo ha sido, pero creo que un poco menos. Y hemos podido recortar esa diferencia. Ahora nos toca mantenerla de aquí al final.

¿Cómo mantuvieron esa calma?
Yo creo que la clave fue, más allá de conseguir puntos o victorias, recuperar un poco las sensaciones de juego. Sí que hubo varios partidos en los que no estuvimos del todo cómodos. Recuerdo el partido en Llanera, que lo perdimos y fue un punto de inflexión. Había que volver a arrancar o quedarse. Y creo que a partir de ahí, el equipo empezó otra vez a jugar bien. Recuperamos esa velocidad de juego y desde aquel momento no hemos vuelto a perder. Al final, cuando te encuentras jugando bien, es más fácil pensar que vas a llegar. Porque sabes que lo estás haciendo bien. Si tienes malas sensaciones, ves menos factible que se puede recortar puntos.

"Hubo momentos difíciles, pero mantuvimos la calma. Fue clave tener sensaciones de juego positivas, porque te hacen pensar que vas a llegar"

De todos modos, el entrenador explicó que era ‘normal’ el bajón en febrero por la planificación física.
Sí, es evidente que la preparación física influye y puede que te notes un poco más pesado. Pero eso no hace que las derrotas o los empates duelan menos. Al final, tú quieres ganar y sí que puede ser un poco más frustrante el ver que no tienes esa velocidad, ese ritmo de juego que antes sí tenías. Nos estaba costando someter a los rivales como lo hacíamos. Y eso sí que te puede pasar un poco de factura a nivel mental. Pero creo que ahí fue importante tener calma. Y con el tiempo, se vio que hemos vuelto a recuperar esa chispa.

¿Ya hacen cuentas?
Es que la principal cuenta y la única que hay pasa por ganar al Ceares. Es un error pensar cuándo puedes ascender. Debes ganar el partido que tienes ahí. Está claro que haciendo siete puntos, asciendes. Te diría que lo ideal es hacer nueve de nueve. Pero todo pasa por el partido de este fin de semana. De nada sirve ponerte ya en el partido contra el Salamanca. Porque pierdes y te vuelves a ver con el agua al cuello. No nos tenemos que centrar más allá. Sobre todo, porque tenemos un partido que es un poco trampa. Jugamos contra un equipo que ya ha descendido. Pero eso puede ser un arma de doble filo. Tiene menos presión, juega más alegre, va el líder a a tu casa... No conozco a nadie que salga a un campo a perder pese a estar descendido. Seguramente haya gente en ese equipo que tenga aspiraciones y quiera demostrar cosas. Así que tenemos que ir con el máximo respeto, las máximas ganas y ser nosotros. Creo que en campos pequeños hemos jugado bien y tenemos que demostrar por qué estamos ahí y llevarnos los tres puntos. Va a ser un partido complicado y no nos podemos descuidar: todo pasa por ese partido. Y luego sí, ya habría que hacer cuentas. Pero ahora es mejor no hacerlas: centrarnos en sumar tres es la mejor cuenta.

"El partido contra el Ceares es un poco trampa. Están descendidos, pero es un arma de doble filo: querrán demostrar cosas"

Parece que ahora, en este final de temporada, la ciudad se ha vuelto a reenganchar al Pontevedra.
Yo entiendo que en pleno invierno es complicado desplazarse. Y, pese a todo, siempre ha habido gente animando fuera. Creo que el partido en O Carballiño pudo ser un punto de inflexión. Hicimos comunión con la grada. Viajó mucha gente y estuvo animando muchísimo. Y luego, el hecho de estar arriba ayuda a que la gente tenga un poco más de ánimo de venir a llevarse una alegría más que a sufrir. Siempre es más fácil venir cuando las cosas están bien. Lo mismo sucede con el juego del equipo: creo que está propiciando que la gente quiera venir, porque es un fútbol bonito de ver. Esperemos que de aquí al final la afición siga como está. Para nosotros, es una prioridad tener ese apoyo. Se nota y mucho.

Por el hecho de ser en Segunda RFEF, ¿hace menos ilusión estar peleando por un ascenso que si se estuviesen en Primera RFEF?
Bueno, sí y no. Sí que lo afrontas con ilusión, porque un ascenso difícil en cualquier categoría es algo muy bonito y difícil. Pero también es cierto que hay en el ambiente la sensación de que el club no debería estar aquí. Eso no te hace perder la ilusión, pero sí tener una presión añadida. Porque sabes que el club tiene que volver adonde crees que tiene que estar. Está claro que nos pusimos un objetivo ambicioso al principio: quedar campeones y ascender directo. Ese objetivo ya provoca que no veas todo con la ilusión de a quien le está saliendo una buena temporada y se puede meter en un play-off, sino como tu objetivo que debes cumplir. Pero ya digo que creo que lo que más abunda es la ilusión. Es un meta bonita. Así que yo lo definiría como que sí es una ilusión. Además, de cara a nivel interno, siempre es mejor luchar por ascender que por no descender.

"Creo que el partido de O Carballiño fue un punto de inflexión con la afición. Ojalá siga así: nosotros lo notamos mucho"

¿Tienen la sensación de que se le da menos mérito al equipo por estar en esta categoría?
Puede ser. Al final la gente cree que estás en una categoría en la que no hay que estar. Por tanto, que hay un nivel que no es acorde al que tú tienes. Y que, por ello, deberías arrasar. Pero prácticamente en ninguna categoría se arrasa. Obviamente sí que estamos demostrando en el campo con el juego que somos el mejor equipo de nuestro grupo. O que si no lo somos, poco nos falta. Al final, el mérito también nos lo tenemos que dar nosotros. Así que aunque desde fuera no se pueda ver con todo el mérito que tiene, yo creo que sí que lo tiene.

Por esto mismo, ¿se les exige desde fuera ganar goleando cada partido?
La afición es exigente, pero porque lo tiene que ser. Pero creo que el equipo hace un juego bonito. A día de hoy, la prioridad es ganar. Pero creo que pese a ganar, estamos jugando bien. Y eso sí que es de valorar: somos un equipo que no sale a especular, que sale a dominar, a controlar, a atacar. Creo que la exigencia está bien, pero hay que valorar lo que se está haciendo.

"El jugar más por dentro y moverte en esos espacios al principio me costó. Pero he sabido adaptarme a esa posición"

El ser tan ofensivos, aún así, les está costando goles en contra.
Es que nos exponemos mucho. El hecho de estar atacando todo el partido y acumular mucha gente en campo contrario hace que tengas menos futbolistas en defensa. El contrario no es tonto y todos tienen gente rápida que te puede hacer daño en una contra. Es algo con lo que contamos y a lo que nos arriesgamos. Pero creo que, en el balance nos compensa. Sí que es cierto que hemos encajado algún gol más de lo que nos hubiese gustado. Pero generamos mucho fútbol. Y haciendo eso también te expones.

A nivel individual, usted es un extremo puro. Esta temporada parte más de dentro para aparecer fuera y ha jugado mucho como lateral también. ¿Dónde está más cómodo?
Creo que depende mucho de cómo sea el partido. Sí que es cierto que al principio te encuentras un poco perdido. Yo estaba acostumbrado durante toda mi vida a recibir siempre abierto en banda y poder encarar. El jugar por dentro y moverte en esos espacios cuesta. Cuesta verlo, cuesta entender qué tienes que hacer. Pero con el paso del tiempo y a base de trabajo, te adaptas un poco más a la posición y la entiendes. Ha habido partidos de lateral en los que podía llegar más como era mi juego antes, debido a que atacábamos más. Pero creo que, en líneas generales, he sabido adaptarme a esa posición. El juntar mi alma de extremo para romper al espacio y el poder jugar un poco por dentro hace que te enriquezcas como jugador.

"Sí que es verdad que hay ilusión por ascender. Pero es algo diferente porque también lo vemos como una obligación"

¿Es inevitable que sus cabezas fantaseen con el ascenso?
Yo he ascendido en otros equipos. Sé que es una alegría muy grande. Pero yo no quiero pensar más allá de celebrar una victoria el sábado con la gente que viaje, con mi familia y mis amigos, que allí estarán... Y luego, pensar en el siguiente partido. Cuando preparas celebraciones y estás pensando en más allá es cuando se cometen errores. Tu mente, por mucho que quieras, divaga. Así que hay que centrarse en ganar.

Es que si algo le ha demostrado estos años aquí es que no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo.
Es muy bonito hacer las cuentas, pero todo pasa por ganar el partido que tienes ahí. Suena a tópico, pero es real. Cuando tu cabeza está pensando en más allá de lo inmediato, no ves lo que tienes delante y te puedes llevar un batacazo grande que nadie quiere. Tenemos que centrarnos en lo inmediato. Y luego, si en dos o tres semanas se celebra el ascenso, pues ojalá. Pero ahora no podemos estar pensando en eso. Es nuestro objetivo, lo deseamos, pero todo pasa por lo que tenemos ahí delante.

"No temer el fallo me ha permitido evitar bajones"
Luisito, Luismi, Pouso, Jesús, Ángel... Con todos ha jugado y ha rendido. Ya me dirá el secreto.
El trabajo diario. El hecho de cumplir partidos aquí requiere sacrificio, porque a nadie le regalan jugar. Tengo una forma peculiar de jugar y una forma de ser a través de la que siempre intento trabajar al máximo todos los días. Supongo que los entrenadores verán eso y por eso deciden apostar por mí.

Tiene 33 años, pero es mejor futbolista que cuando llegó. ¿Le preocupa dar un bajón físico y tener que reciclarse?
El trabajar con muchos entrenadores y de jugar con compañeros con una calidad tremenda hace que aprendas día a día y mejores. No se trata de mantenerse, sino de mejorar para poder seguir estando ahí. Obviamente soy infinitamente mejor jugador que cuando llegué en todos los aspectos. Sobre el físico... yo me encuentro muy bien. La edad está ahí y sé que en algún momento pasará factura. Pero yo de momento no lo noto. Porque también te cuidas más que cuando tienes 20 años: trabajas más en gimnasio, controlas la alimentación... Hoy en día hay métodos que hacen que el bajón físico no se note tanto. Además, con la edad te puedes hacer más lento, pero también más inteligente. Consiste en ir aprovechando las virtudes que tengas en cada momento.
Hace trabajo invisible para cuidar su cuerpo. Pero, ¿y su mente?
Desde pequeño, por mi forma de jugar, lo intentaba una y otra vez. La clave está en no venirte abajo. En decir: ‘si fallo, lo voy a seguir intentando’. Eso lo llevas haciendo durante mucho tiempo y hace que siempre tires adelante aunque la cosa vaya mal. Va en tu forma de ser. También es cierto que somos unos privilegiados. Hacemos lo que nos gusta. Yo, cuando salgo al campo, me abstraigo. Dejo de pensar y me centro en lo que estoy haciendo. Desde siempre ha sido mi manera de ver las cosas y me ha permitido no tener ese bajón en mi cabeza cuando las cosas van mal.
"He tenido buenas ofertas fuera, pero estoy donde quiero estar" 
¿Con qué momento colectivo se queda de estos seis años?
Es complicado quedarse con un momento, porque hemos sufrido por conseguir muchos objetivos. La temporada del play-off sufrimos hasta el final. La de la permanencia, hubo cambio de entrenador y fue una agonía. Esos son momentos que te marcan. Te llevas la alegría de la Copa Federación... Yo creo que conseguir esos pequeños objetivos que no eran los marcados pero te van apareciendo son los que se te quedan guardados.

¿Y a nivel personal?
Ha habido goles importantes y los tengo muy guardados. Pero quedarme con un momento también es complicado. De los recientes, recuerdo el último partido del año pasado, en el que me llevé una ovación. Fue un momento bonito después de un año en el que no cumplimos el objetivo pero salvamos los muebles. Siempre intentas darlo todo, así que fue una recompensa.

Esa ovación pudo parecer una despedida aunque tenía un año más de contrato. En todo este tiempo, ¿nunca ha estado más cerca de quedarse?
No, no. Estuve cuatro años renovando temporada a temporada, pero porque no sentía la necesidad de tener más años. Porque llegaba el verano, hablábamos, llegábamos a un acuerdo y ya estaba. Sí que he tenido buenas ofertas, pero es que estaba aquí muy cómodo, tanto por la ciudad como por el club. No había necesidad de marcharse: estaba donde quería estar.

¿Cómo ha sido el proceso para que un cántabro sienta el PCF como suyo?
El primer año fue importante. Tenía ilusión por venir a un gran club y a una ciudad de fútbol. Coincidió con que se hizo una temporada muy buena, que provocó que me empezase a picar el gusanillo. Luego, el hecho de haber sufrido con el club y por el club todos esos años hace que le cojas cariño. Poco a poco, lo sientes cada vez más.

Comentarios