Samu Araújo: "No estaba bien, mi presión me pudo"

El lateral volvió a ser titular seis partidos después de perder un puesto que reconoce haber dejado con justicia ►"Cada error que cometía era gol. Eso pesa muchísimo", dice
Samu Araújo, este lunes en Pasarón. DAVID FREIRE
photo_camera Samu Araújo, este lunes en Pasarón. DAVID FREIRE

Llegó a Pasarón en pleno verano, escasos días después de que el Sabadell lo despidiese alegando problemas médicos. Y aunque en plena vorágine de cambios lo digirió y tiró para adelante, finalmente la frustración y las dudas le acabaron llegando. Pero fue al comienzo de la temporada, en el peor momento para su nuevo equipo, que no terminaba de arrancar. Un hecho que potenció todavía más su desconfianza y acabó conduciendo a Samu Araújo (Vigo, 1995), uno de los grandes fichajes del Pontevedra, al banquillo. Hasta que el pasado domingo, en Avilés, volvió a ver la luz. Seis jornadas después, recuperó la titularidad y el equipo sumó su primera victoria con él en el once. "Un peso de encima menos", reconoce.

Y es que esa sensación de alivio es la que envuelve ahora la cabeza de un Samu Araújo con energías renovadas. El lateral izquierdo lo pasó mal. Se sintió culpable en primera persona de la mala racha del equipo. "Sí me esperaba ir al banquillo. Yo no estaba a buen nivel, no estaba haciendo buenos partidos. Y tampoco acompañaban los resultados. Creo que el míster tuvo que hacer algunos cambios. Me tocó a mí y perfecto, porque yo opino que no estaba bien en esos momentos. Y entraron otros compañeros, se consiguen resultados... El entrenador hizo lo que tenía que hacer: mover la cajita. Y sonó, porque llegaron los resultados. Me tocó seguir trabajando para volver a entrar en el equipo y, si algún día volvía a entrar, intentar dar lo máximo y recuperar el nivel que yo mismo espera de mí. Y si era acompañado ya con una victoria como la del domingo, ya es maravilloso", comenta con alegría el vigués.

Pero, ¿cómo es posible que una de las grandes incorporaciones del equipo empezase a un nivel tan bajo el curso? "Llegué de un verano un poco convulso. Creo que eso me afectó más a la larga que justo cuando llegué, que aterrizas con todas las ganas. En el momento en el que bajas las pulsaciones y te paras un poco a pensar, se te empieza a remover un poquito todo. Si en el primer partido fallas, ya estás dándole vueltas. Yo a mí mismo me exijo muchísimo y creo que me metí más presión de la que debía tener. Esa presión pudo conmigo en ese momento y por eso no estaba dando el nivel", se sincera Samu.

"Álex (González) me ha ayudado muchísimo. Me ha calmado y me alegro mucho de que haya jugado en mi puesto o en otro"

A Araújo no le salían las cosas. Él mismo empezó a entrar en bucle a raíz de sus errores. "Yo, cuando estoy en situaciones así, gano confianza defendiendo mejor. Me considero más defensivo y yo veía que perdía disputas, no robaba, llegaba tarde... En defensa no daba y eso me generaba dudas en ataque. Cada vez que me venía el balón pensaba: Uf, voy a fallar el pase. En pretemporada estás bien, porque te salen las cosas defensivamente. Pero llega un momento que en tu factor más fuerte empiezas a errar. Y a partir de ahí, el resto ya te falla. Sería complicado estar mal en defensa y bien en ataque, porque la confianza ya no la tenía. Y no ayuda ver que, encima, no salen los resultados o que cometes errores y se pagan. Porque tuve ese punto de mala suerte: cada error que cometía era gol. Eso pesa muchísimo en la cabeza", apunta.

SUPLENCIA NECESARIA. Entonces, Ángel Rodríguez actuó y hasta le hizo un favor sacándolo del foco: "Sinceramente, al míster cambiarme me quité esa presión que me metía de tener que estar de diez. Me centré más en el entrenamiento y en estar bien tanto física como mentalmente. Y a partir de ahí, mejorar para una vez estar dentro del campo, dar lo máximo. Al fin y al cabo, tengo experiencia en la categoría e iba a recuperar el nivel. Era una cosa más mental que tenía que trabajarlo. Tenía que relajarme y, a partir de ahí, el fútbol te vuelve".

De este modo, el zaguero inició un proceso de autoevaluación para volver a su mejor versión. "Yo soy muy mío y esas cosas me las como solo. Mi novia se las come en casa, obviamente, y es la que más me apoya. Pero a mí me gusta hacer autocrítica, pensar y reorganizándome un poco calmándome. Intento no estresarme y no convertir esos errores en todo presión", expresa Samu, al que, curiosamente, también ayudó mucho Álex González, la misma persona que le quitó el puesto: "Como persona y como capitán me ha ayudado muchísimo y le estoy muy agradecido. Quedamos fuera y después de algún entrenamiento que no te salen las cosas y bajas cruzado, él me ha ayudado. Me ha calmado. Me alegro muchísimo que haya jugado en mi posición o en otra, porque trabaja como el que más. Encima, con él llegaron los resultados. Así que a mí me quedó apretar los dientes. Él no tiene culpa ninguna. Si da su máximo y yo doy mi máximo, el equipo va a crecer. Cuanto más rinda tu competencia, más vas a rendir tú. Álex no se merecía salir del campo, así que estar los dos juntos en Avilés me alegró muchísimo. Y después ver que hacemos buen partido, todavía más".

"No es que me arrepienta de haber dejado el Celta. A veces aciertas y otras veces no. A toro pasado es muy fácil"

De este modo, Álex y Samu demostraron que pueden ser compatibles y generar una gran sociedad en la banda izquierda granate: "Como lateral, él ofensivamente va a dar mucho más que yo. Igual en defensa sí que tengo yo las de ganar, pero él es tan intenso que lo da todo y no es un desastre defendiendo. Si tiene que meter la cabeza a partírsela, se la mete. Jugando con él, me libera de esa función de ataque y me ayuda a centrarme más en defensa. También sabes que si te descuelgas, va a estar que va a ayudar. Yo creo que en Avilés nos compaginamos muy bien y el resultado se vio".

"DISFRUTAR DEFENDIENDO". Y es que aunque Araújo se desenvuelva con soltura en fase ofensiva, él se define como un lateral con vocación defensiva. Y todo pese a que en su formación esa faceta era una de las más olvidadas. "Cuando estuve en el filial del Celta fue cuando aprendí a disfrutar defendiendo. Antes tuve la buena suerte de estar en una muy buena generación en la que éramos superiores a los rivales. No te exigían defender. Me vino bien ese proceso para mejorar atacando, porque yo de base era muy intenso defendiendo y lo hacía mejor que en ataque", explica. Y es que pese a que muchos niños querían ser delanteros, él siempre apostó por jugar de lateral porque Míchel Salgado y Roberto Carlos le "encadilaron". "Me parece una posición muy divertida y más ahora en el fútbol moderno. Ahora tienes más influencia en el juego: atacas, defiendes... te piden muchas cosas. Ya se está acabando con la etiqueta de que el lateral es el malo del equipo", argumenta.

Ese proceso de formación lo completó en el Barça B, por el que fichó cuando parecía estar muy cerca de ascender al primer equipo del Celta. "¿Me arrepiento de haber dejado el Celta? Bueno... a veces aciertas y otras veces no. A toro pasado es muy fácil. El escaparate del Barcelona es grandísimo. Y aunque no jugué, me sirvió para madurar mucho", matiza Araújo, que inició entonces una andadura que le llevó al Atlético B, Arka Gdynia polaco y Cultural Leonesa antes de su fichaje frustrado por el Sabadell. "Hablé con Toni, le expliqué que no tenía nada y se hizo el fichaje. Y ahora estoy aquí, cerca de casa y en un gran club que está donde está por un mal año muy complicado para todos", recalca. Su verano fue difícil, pero el vigués, ya asentado, solo sueña ahora con dar su "mejor versión" y "conseguir un ascenso que el club y la ciudad se merecen". "Tenemos equipo para ello", avisa.

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