Mucho más que campeones

El Estudiantes Pontevedra desarrolla dos sesiones semanales de entrenamiento con un equipo formado por una docena de jugadores de Xuntos Síndrome de Down Pontevedra con el fin de mejorar sus capacidades motoras, sus habilidades, ayudarlos en su socialización y acercarlos al mundo del baloncesto
Cinco de los miembros del equipo de baloncesto adaptado del Estudiantes Pontevedra. RAFA FARIÑA
photo_camera Cinco de los miembros del equipo de baloncesto adaptado del Estudiantes Pontevedra. RAFA FARIÑA

No son los de Campeones ni lo pretenden. Laura, Víctor, Martín, Gonzalo, Dani, Aitana, Iván, José Manuel, Roberto, Antonio, Javi y Cecilia son solo un grupo de amigos de la Asociación Xuntos Síndrome de Down de Pontevedra que se reúnen un par de veces por semana bajo la tutela del Estudiantes Pontevedra para disfrutar del deporte de la canasta, desarrollar sus habilidades motoras y echar unas risas en grupo.

El club estudiantil promueve esta iniciativa que tiene ya un lustro de vida y que en Pontevedra es novedosa. La idea nació en 2017, en tiempos previos a la pandemia, gracias al director deportivo del club, Carlos Ayán, que ejerce como profesor de la materia de Deporte Adaptado en el campus de Pontevedra, en la licenciatura de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

Ayán ha desarrollado investigaciones y trabajos sobre la materia y está familiarizado con esa realidad, por lo que se puso en contacto con Xuntos Down para poner en práctica la actividad y dar la opción de practicar baloncesto a los usuarios del centro, con el fin de que puedan desarrollar sus habilidades motoras, mantenerse activos y llevasen a cabo una nueva actividad que les permitiese socializar.

 

Desde su formación, el equipo ha vivido diferentes vicisitudes. Cuando se estaba afianzando el proyecto, llegó la pandemia y tuvo que detenerse. Por cuestiones de salud y seguridad, la actividad se paralizó y no regresó hasta la temporada pasada. "Casi todos ellos viven con personas mayores y tienen un grado de dependencia, por lo que resultaba complicado para ellos poder continuar con la actividad", explica Fernando Fariña, uno de los dos entrenadores que trabajan con los muchachos.

Con el regreso paulatino a la normalidad previa a marzo de 2020, se ha ido recuperando la del equipo.

Bajo la supervisión del propio Fernando Fariña y de la seleccionadora gallega de minibásquet, Rosi Crespo, el equipo se ha reconstruido. Como explica el propio Fariña. "Algunos vienen y no vuelven y otros siguen con nosotros" y son fieles deportistas de la actividad.

Entrenamiento del equipo de baloncesto adaptado del Estudiantes Pontevedra. RAFA FARIÑA
Durante los entrenamientos trabajan la técnica individual: lanzamiento, bote o pase. RAFA FARIÑA

Son personas de diferentes edades, desde los 16 años hasta más allá de los 30. Personas con diferentes grados de discapacidad, pero todos con ganas por aprender. Y todos gozan con un balón de baloncesto en las manos.

Los hay que lo viven de una manera relajada, pero también los que se han involucrado más a fondo. "Uno de los chicos ve vídeos de Youtube para poder perfeccionar su técnica de lanzamiento".

El equipo lleva a cabo diferentes actividades, dos sesiones de entrenamiento semanales y un partidillo, que es lo que más divierte a los chicos. Todo el mundo quiere disputar un partidillo. El club cuenta con el apoyo del Concello de Pontevedra y vive con la ilusión de ver cómo sus deportistas mejoran a diario.

El equipo es heterogéneo y cuenta en sus filas con personas de entre 16 y más de 30 años

Trabajan la técnica individual: lanzamiento, bote y pase, y también otros conceptos del juego. Y aunque el estilo de los muchachos no siempre es el más ortodoxo, dadas las limitaciones motoras que padecen, semana a semana van progresando.

El club asume que los deportistas no siempre tienen unos horarios sencillos, dado que muchos tienen ocupaciones laborales u otras actividades y compromisos personales que les impiden tener una asistencia al cien por ciento al aula de baloncesto en que se ha convertido el pabellón de A Xunqueira I. Pero en general repiten experiencia semana a semana. Han encontrado en el básquet un pequeño refugio, una forma de gozar, que es lo fundamental para ellos. Nadie les pide que sean campeones.

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