La montaña rusa vuelve a entrar en fase de bajada, aunque todo el mundo ignora por cuanto tiempo. Los vagones empiezan a coger carrerilla, pero nunca se sabe si para alcanzar cotas máximas de velocidad o si repentinamente se cruzarán con una nueva pendiente oculta detrás de una curva que frene su progresión.
Así es la vida del Pontevedra en la Segunda B, el en grupo I. Hacía tiempo que no se vivía una competición tan intensa, competida e imprevisible como la que le ha tocado en suerte al once de la ciudad del Lérez. El equipo de Luismi continúa conectado al respirador artificial de la ilusión y para ello debe superar una emboscada del camino: el Deportivo Fabril.
Y es que el filial herculino, colista prácticamente desahuciado, compite mejor de lo que indican sus resultados. Perdió frente al Bouzas en la última acción del encuentro de la semana pasada y hace un mes y medio que no vence, pero sus derrotas son ajustadas y sus encuentros tienen claroscuros que lo convierten en un enemigo difícil de descifrar. Y además está dirigido por Luisito, el antecesor de Luismi en el cargo, historia viva del Pontevedra, uno de los grandes de los banquillos.
Ambos técnicos dispondrán de todos sus efectivos para afrontar el envite en el Mundo del Fútbol.
Luismi recupera a Adrián León, ya reestablecido de sus molestias musculares, y a Arruabarrena, que regresa después de haber cumplido un partido de suspensión el pasado fin de semana.
La jornada ofrece nuevos enfrentamientos directos que pueden hacer soñar al once de Pasarón. Pero todo pasa porque los granates realicen su trabajo correctamente y logren los tres puntos en Abegondo.
Para que el objetivo sea posible, cerca de dos centenares de seguidores desplazados desde la ribera del Lérez estarán en la ciudad deportiva blanquiazul de El Mundo del Fútbol. Más de 100 lo harán en los autocares fletados por el club granate para el efecto y los demás en automóviles privados, en moto, en furgoneta, en carromato o en triciclo, si hace falta. Cualquier medio de locomoción es aceptado si la finalidad de su empleo es ofrecerle calor a las tropas de Luismi Areda.
El técnico no quiere que la relajación aparezca en escena. "Cuando ves al rival abajo en la clasificación, es peligroso. Sabemos que tienen buenos futbolistas. Les hago ver a los jugadores que deben tener la misma concentración que si el adversario fuese el líder. El trabajo debe ser el mismo".
Los datos dan razón al entrenador vigués. "No han perdido ampliamente ningún encuentro. Lo hemos visto. No le han pasado por encima en ningún caso. Sus derrotas se han producido por detalles. Nadie ha sido muy superior al Fabril. Hay que tenerle mucho respeto".
Además, Luismi prevé al peor enemigo posible. "Imagino a un rival enrabietado, que necesita los puntos. Van a apurar todas sus opciones de salvar la categoría. Aunque en la clasificación hay diferencias, en el campo no se percibirán".
