No jugó en casa. Pero como si lo hubiese hecho. Y es que A Lomba se convirtió este domingo en un pequeño Pasarón gracias a los aproximadamente 800 aficionados granates que se desplazaron hasta la vecina Vilagarcía de Arousa para componer cerca del 40% de la masa de asistentes al partido (según los cálculos del club local, hubo unos 2.000 asistentes).
Desde bien pronto fueron muchos los que invadieron las calles de Vilagarcía para disfrutar del buen tiempo a orillas de la Ría de Arousa. El ambiente en la capital de O Salnés fue envidiable entre dos hinchadas que se respetan y que fueron capaces de animar a los suyos sin entrar en confrontación alguna con el rival.
Ya durante el calentamiento de los equipos el ambiente en A Lomba era caliente. Y eso que en los exteriores del estadio se formaron largas colas, producto de los lerezanos que acudieron sin entrada y de los arosistas que debían pasar por taquilla en un partido que fue calificado como "medio día del club".
El fondo reservado para la afición visitante se tiñó completamente de un granate que recordó al de las mejores 'Mareas'. Pero no fue suficiente esa grada para acoger a los hinchas del conjunto que llegaba líder. Fueron muchos los aficionados del PCF que se instalaron en la parte de Preferencia anexa al citado fondo. Y otros que se distribuyeron por la Tribuna para disfrutar de un partido caliente en el campo, pero en el que reinó la cordialidad.
Así, ambas aficiones únicamente compitieron por dirimir cuál de ellas animaba más y con mayor volumen a los suyos. Un combate que remató en tablas, igual que el partido. El resultado no contentó del todo al Arosa. Pero sobre todo, dejó muy insatisfecho a un Pontevedra que perdió el liderato.
Pese a la frustración, evidente en la cara de la plantilla, la hinchada llegada de tierras lerezanas no dejó de alentar a los suyos ni siquiera tras el partido. Fue una fiesta sin traca final, pero quedan otras cuatro tardes.