El fin a una era de firmeza

Reconocido por su carácter directo y decidido, Toni Otero llegó al Pontevedra CF como director deportivo en 2021 después de una dilatada trayectoria
Toni Otero, en su etapa como entrenador del Pontevedra. DAVID FREIRE
photo_camera Toni Otero, en su etapa como entrenador del Pontevedra. DAVID FREIRE

Directo, sobre el terreno de juego y en las salas de prensa. Si algo ha caracterizado siempre a Toni Otero es su soltura, la seriedad en lo que hace y la confianza plena en sus apuestas. Ingredientes con los que ha ido hasta el final en un Pontevedra Club de Fútbol del que ahora se desvincula, pero en el que fue la mente de una plantilla que logró el ascenso a Primera Federación. Llegó a la entidad de Pasarón en el verano de 2021, después de que el equipo consumara su "descenso" a Segunda RFEF.

Roberto Feáns había dimitido como director deportivo y el Pontevedra decidió apostar por el exfutbolista vigués para asumir este cargo. Un puesto que asumió con una dilatada experiencia a sus espaldas. Después de retirarse como jugador, en 2007 se convirtió en director de las categorías base del Real Club Celta de Vigo, club al que también había estado vinculado como futbolista.

Ejerció ese cargo durante cinco temporadas, hasta que en 2012 asumió por primera vez en su carrera el puesto de adjunto a la direccción deportiva del club celeste. No llegó a completar las tres campañas. En marzo de 2015, tras la destitución de Javi López Castro como entrenador del filial del Celta, Toni asumió el cargo en Segunda División B.

Fue su primera –y breve– experiencia al frente de un banquillo, en el que logró salvar al Celta B del descenso. La siguiente temporada, el vigués dejaría su ciudad natal para asumir por completo la función de director deportivo al frente del CD Lugo en Segunda División. Trabajó durante una temporada para el equipo rojiblanco, si bien su contrato inicial estaba marcado hasta 2019. Pero las relaciones entre Toni y la directiva del club lucense se resquebrajaron antes de tiempo. Desavenencias durante los últimos meses de la temporada, incluída la marcha de Luis Milla, culminaron con la salida del vigués en el mismo verano de 2016.

Vivió entonces una situación que parecía augurar la que viviría años más tarde en el Pontevedra. Porque al frente de la dirección deportiva del Lugo, Toni también barajó su propuesta como la mejor para sacar adelante al equipo cuando se quedó sin entrenador. Una idea que no llegó a cuajar y con el tiempo, las discrepancias entre el vigués y la cúpula del Lugo fueron aumentando hasta finalmente firmar su divorcio.

Aparcó la dirección deportiva y se sumó a las filas del Fútbol Club Barcelona, esta vez en su faceta de ojeador deportivo. Desempeñó este trabajo para el conjunto culé en países como Bélgica, Suiza, Holanda, Alemania y España, hasta que en mayo de 2018 cogió las riendas de la dirección técnica de un equipo de Segunda División: la Unión Deportiva Las Palmas.

Asumió el cargo como máximo responsable de la parcela deportiva del conjunto amarillo, en el que estuvo hasta el verano de 2020. Dos temporadas en las que el objetivo era hacer regresar a la UD Las Palmas a Primera División. Destacó por los contratos de larga duración a jugadores de edades avanzadas con el objetivo de convencerles y configurar un proyecto sólido. Dos años más tarde, Otero dejó la isla para regresar a la penúnsula.

Granate

Exfutbolista del Pontevedra Club de Fútbol, en 2021 regresó "a casa", como él mismo apuntó, para hacerse cargo de la dirección deportiva granate. Lo hizo asumiendo el reto de configurar un equipo competitivo, que plantara cara en una recién estrenada Segunda RFEF.

Llegó, como siempre había hecho, con su carácter fuerte y decidido por delante y con las ideas muy claras de en qué quería convertir a aquel Pontevedra. Acabó imponiendo su criterio y ese verano trajo hasta los banquillos de Pasarón a Ángel Rodríguez. El técnico leonés asumió las riendas de un equipo que poco a poco Toni fue confeccionando.

Una mezcla de veteranía y juventud con tintes de muchos jugadores a los que el vigués había conocido en su etapa como responsable de las categorías base del RC Celta y en su breve paso por el banquillo del filial celeste. Las dudas se agolparon sobre un equipo creado, prácticamente, de cero en unos primeros meses de competición en los que los resultados no llegaban.

Pero el equipo resurgió y la plantilla que había configurado Toni Otero logró el ansiado ascenso a Primera Federación. Y tras una temporada de éxitos, el verano dio lugar a la incertidumbre y las dudas se cernieron sobre un Otero que finalmente se mantuvo en la entidad granate.

Sin embargo, la nueva categoría trajo consigo una mayor exigencia en la que la plantilla no rindió. Y cuando el club se vio obligado a tomar la decisión de prescindir de Antonio Fernández, Otero dio un paso al frente. Y con la convicción en un equipo que él mismo había elaborado, asumió un cargo de entrenador con el que acabó poniendo punto y final a una era de firmeza como granate.

Comentarios